Es sabido que en el momento exacto en que un niño decide dejar de creer en las hadas, en algún sitio, una de ellas muere. Porque hay cosas que existen si las personas creemos que existen, pero desaparecerían si un día todos decidimos dejar de creer en ellas (los americanos lo llaman “efecto Tinkerbell“, en honor al hada que acompaña a Peter Pan).

TinkerbellEl valor que tiene una moneda es una de estas cosas. Ya sabes que hace tiempo que ese valor se ha desvinculado de ninguna variable objetiva (como las reservas de oro de un país, por ejemplo), y ha pasado a depender de la percepción subjetiva que el mercado tenga en cada momento del valor de esa moneda.

Por eso la decisión que tomará la Fed a principios de esta semana que viene, de subir el tipo de interés del dólar, lleva algo de polvo de hadas. En realidad, toda la política de expansión monetaria de los bancos centrales no ha dejado de ser un cuento de hadas que nos han contado, para ver si la economía mundial se reactivaba.

En USA les ha ido un poco mejor, porque empezaron antes, y por eso ahora deciden que van a acabar con el cuento. El problema es que en los países emergentes las cosas no van tan bien, y como han creído en las hadas han referenciado muchas de sus inversiones al dólar. La Presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, lleva tiempo diciendo que este año iba a subir los tipos, así que dicen que el mercado ya lo ha descontado…

Veremos que pasa… Algunos han dejado de creer en las hadas, como el Nobel Michael Spence, que ha publicado un duro artículo en Project Syndicate para avisarnos de los límites de la magia en el mundo real (“Una mirada dura a una economía mundial blanda“). Viene a decir que las políticas monetarias lo único que han hecho es ganar tiempo y engordar el endeudamiento, pero que la economía real no se ha reactivado aprovechando ese respiro.

En esencia, el dinero barato puede hacer dos cosas: estimular la recuperación de la economía real, o formar burbujas en la economía especulativa. Y lo que viene a decir Michael Spence es que la magia ha servido más para lo segundo, que para lo primero. Y ya sabemos qué pasa con las burbujas… Así que Spence anticipa que cuando desaparezca el polvo de hadas, vamos a tener otro aterrizaje forzoso: Sería el tercero…

Veremos a ver qué pasa. Europa ya ha dicho que seguimos creyendo en las hadas por lo menos hasta el 2017, y Draghi se esfuerza en que el dinero fácil llegue a la economía real, aunque parece que se sigue quedando a mitad de camino.

¿Qué hacer en este mundo mágico? Conectarnos más y mejor a un mundo global: lo único que hemos aprendido es que la risa va por barrios, y que en la medida en que estás abierto a más economías, las que están despegando pueden ayudarte a pasar el trago cuando las otras anden de aterrizaje.Así que te dejo con dos pistas:

Vamos, que hay que espabilar. Algún día se acabará el polvo de hadas, y tendremos que volar solos.

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