“- Dígame entonces, Watson, cuántos escalones hay.
– ¿Cuántos? Pues no lo sé.
– ¡Lo que yo le decía! Usted ha visto, pero no se ha fijado.
Pues bien: yo sé que hay diecisiete escalones,
porque los he visto y, al mismo tiempo, me he fijado.”

Escándalo en Bohemia, Sir Arthur Conan Doyle

No te habrás fijado que el 2017 es un número primo, igual que el 17 (este último pertenece también a la serie de números de Fermat, una serie con propiedades muy singulares).

Igual tampoco te habías fijado que este número, cotidiano para Sherlock Holmes, es a la vez maldito para los italianos (como el 13 para nosotros), y poético para los japoneses (que encuentran el ritmo de los haikus en 17 sílabas).

Y probablemente tampoco te habías fijado que 17 es el número de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que se aprobaron hace más de un año por 193 países para conseguir erradicar la pobreza extrema, combatir la desigualdad y la injusticia y solucionar el cambio climático (Donald Trump parece que tampoco se ha debido fijar demasiado, te lo digo por si te hace ilusión tener algo en común con él).

Sustainable Development Goals_E_Final sizes

Si no nos fijamos en estos diecisiete escalones para hacer un mundo mejor, seremos un poco como Watson, pasaremos por esta vida despistados. Ya sé que diecisiete no es un número sencillo de recordar, pero tampoco hace falta que te apuntes a todos, basta con que elijas algunos que sintonicen más con tus preocupaciones.

Yo ya he elegido los míos, te hablaré de ellos este nuevo año, y de libros y de películas y estas cosas que nos pasan. Tú puedes también elegir los tuyos y compartirlos, y así habrá menos gente despistada : )

ods-guiller

De momento, para que el invierno te encuentre con un poco de poesía, te dejo con “Diecisiete haiku” que escribió Borges en “La cifra” (si te gustan, puedes seguir con alguno más que escribió Benedetti).

Algo me han dicho
la tarde y la montaña.
Ya lo he perdido.

La vasta noche
no es ahora otra cosa
que una fragancia.

¿Es o no es
el sueño que olvidé
antes del alba?

Callan las cuerdas.
La música sabía
lo que yo siento.

Hoy no me alegran
los almendros del huerto.
Son tu recuerdo.

Oscuramente
libros, láminas, llaves
siguen mi suerte.

Desde aquel día
no he movido las piezas
en el tablero.

En el desierto
acontece la aurora.
Alguien lo sabe.

La ociosa espada
sueña con sus batallas.
Otro es mi sueño.

El hombre ha muerto.
La barba no lo sabe.
Crecen las uñas.

Esta es la mano
que alguna vez tocaba
tu cabellera.

Bajo el alero
el espejo no copia
más que la luna.

Bajo la luna
la sombra que se alarga
es una sola.

¿Es un imperio
esa luz que se apaga
o una luciérnaga?

La luna nueva.
Ella también la mira
desde otra puerta.

Lejos un trino.
El ruiseñor no sabe
que te consuela.

La vieja mano
sigue trazando versos
para el olvido.

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