Ando preparando las clases de política económica, y he estado repasando la Triángulo de la imposibilidad” (también conocida como la Trinidad irreconciliable, o Trinidad imposible). En esencia, viene a decir que es imposible para un país fijar el tipo de cambio, dar libertad al mercado de capitales, y tener una política monetaria autónoma.

Necesitaría más espacio y más tiempo para explicarte en detalle el trilema, y además, después de leer el últimpo post de Robert Skidelsky en Project Syndicate (“La negación de los economistas”), a uno le entran dudas sobre si todas estas teorías y variables explican la realidad adecuadamente, o nos estamos perdiendo en árboles que no nos dejan entender el bosque… Me ha encantado la cita de Keynes con la que Skidelsky cierra el artículo.

Keynes (…) quería una economía que diera libertad total de criterio, enriquecida no sólo por la matemática y las estadísticas, sino también por la ética, la filosofía, la política y la historia – temas ausentes en la formación de los economistas contemporáneos, dejando un esqueleto matemático y computacional -. Para ofrecer descripciones sensatas del mundo, los economistas, solía decir, deben estar bien educados.

Por eso, en vez de contaros el “Triángulo de la imposibilidad”, voy a hablaros hoy de dos “Triángulos de posibilidad” que me parecen esenciales para navegar de manera razonable este Siglo XXI. No hay complejos modelos matemáticos detrás, solo intuiciones y la experiencia de buscar los caminos en los bosques.

Del primer triángulo estuvimos hablando este viernes con Carmen Vela, María Blasco y Juanto Hernani, moderados por Pedro Luis Uriarte en el interesantísimo debate “Innovación: una asignatura decisiva para España”, en el Encuentro Integeneracional “Foro de Foros” en la Granja de San Ildefonso, y es el de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación. Apostar por este triángulo es posible, nos lo han demostrado países que en algún momento decidieron tomarse en serio estar trinidad, y los frutos de prosperidad conseguidos en su industria y su sociedad son incontestables.

El segundo triángulo posible, es el que puede acabar con la creciente desigualdad que amenaza nuestra sociedad. En ocasiones se cita la fiscalidad como la solución, pero creo que a ese vértice hay que sumar dos más: el empleo y un nuevo modelo de empresa que incorpora el impacto social como elemento esencial de actividad.

Fiscalidad, empleo e impacto social de la empresa es el tridente que, adecuadamente gestionado con una visión de medio y largo plazo nos permitiría resolver el sudoku del mantenimiento del estado de bienestar en las próximas décadas.

Ya sé que es preciso desarrollar algo más el triángulo, en ello estoy, pero ya decía Keynes que era mejor estar aproximadamente en lo cierto, que equivocado de forma muy precisa : )

keynes

 

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