En este quinto y último post, me gustaría reflexionar sobre lo visto hasta ahora. Para ello, voy a destacar los conceptos más relevantes de los cuatro posts anteriores y os voy a traer una serie de opiniones y advertencias concretas que nos pueden dar mucho que pensar. En definitiva, me gustaría utilizar este post para ofrecer una visión crítica del Cloud Computing y complementar los contenidos que hemos ido viendo.
El Cloud Computing, como bien sabemos, es un modelo para facilitar u ofrecer servicios y recursos de computación (almacenamiento, procesamiento, gestión…) bajo demanda, con elasticidad, escalabilidad y de forma remota [1]. Un modelo opuesto a lo que conocemos como software on-premise.
Y recordado eso, reflexionemos, ¿por qué ha triunfado este modelo? ¿por qué se está adoptando de manera masiva por parte de las empresas? Podríamos pensar que es debido a los beneficios inmediatos que ofrece: escalabilidad, flexibilidad… Y es cierto, el Cloud Computing permite a las empresas ser más ágiles y reducir la complejidad de sus operaciones externalizando servicios y productos que no son su core de negocio [1]. Las empresas ya no tienen que desplegar infraestructuras TIC (IaaS, PaaS), y en ocasiones, ni siquiera deben desarrollar sus propias aplicaciones, pudiendo dedicarse a consumir software de terceros (SaaS). Además, los riesgos que tiene asociados este paradigma (ya sean técnicos o de gestión), como hemos podido ver, son controlables si contamos con un buen equipo de auditoría y un contrato blindado con el proveedor adecuado. Sin duda alguna, las ventajas que ofrece adoptarlo superan con creces a los inconvenientes.
Pero yo, como os decía al comienzo del post, os invito a verlo con otros ojos. Os invito a verlo con algo más de desconfianza. Si os fijáis, el Cloud triunfa no solo por lo que supone a nivel tecnológico o técnico, sino también porque es mucho más barato que tener software on-premise [1]. Al menos, de momento. Y esta última frase, pone sobre la mesa un riesgo que quizá no hayamos visto explícitamente en los posts anteriores. Y es probablemente, al menos a mi juicio, el más grave de todos.
Como vimos en el segundo post, hoy en día, el 94% de las empresas utilizan algún tipo de servicio Cloud. ¿Qué pasaría si de repente, visto que tantas empresas son dependientes del Cloud Computing, los proveedores comienzan a subir las tarifas? ¿Qué ocurriría si Amazon Web Services, Microsoft Azure o Google Cloud se dan cuenta de lo necesarios que son para otras empresas y se aprovechan de la situación?
Pensaréis, bueno, si los proveedores suben los precios, las empresas volverán al modelo de software on-premise. Así que, tampoco pasaría nada. Al final, los proveedores tendrían que ceder. En mi opinión, eso no es así. No es tan sencillo.
Una vez se adopta el Cloud, los costes que supondría volver a traer de vuelta a casa los sistemas, plataformas e infraestructuras serían la ruina de la mayoría de organizaciones. Si hemos visto que es caro, complejo y difícil migrar de on-premise a Cloud. Pensadlo al revés, imaginad un caso de repliegue. Un caso en el que una empresa se vea forzada a volver al software on-premise, ya no por no haber realizado una migración adecuada al Cloud, sino porque no puede hacer frente a los compromisos económicos con el proveedor.
Vuelve a calcular tu plan de recuperación ante desastres (DRP) [2]. Vuelve a establecer un RTO y RPO. Vuelve a comprar el hardware. Vuelve a acondicionar las instalaciones oportunas. Vuelve a contratar técnicos de sistemas (y despide a tus especialistas en Cloud). Costes, costes y más costes inasumibles para muchos negocios.
Decía Richard Stallman, un hombre sin duda polémico, que se equivoca con muchas cosas pero que acierta con muchas otras, que el Cloud Computing es una trampa elaborada para que las empresas compren sistemas cerrados y propietarios que les costarán cada vez más dinero [3]. Y si nos ponemos a pensarlo, debe ser un riesgo a considerar (más allá de lo que podamos opinar acerca del software privativo y el software libre). Al menos, yo así lo creo.
Debemos andar con pies de plomo cuando nos ponemos en manos de terceros. De hecho, ya vimos en el post de controles que el Cloud Computing es puro Outsourcing. En concreto, vimos que existe un control específico para (más o menos) lo que estamos hablando: “Asegurar que los procedimientos, capacidades y alternativas para migrar las operaciones en la nube a otro proveedor están previamente definidas al consumo del servicio en caso de que sea necesario por incumplimiento de los requisitos contractuales o cese del servicio del proveedor contratado”. Yo, personalmente, complementaria este control con la alternativa de volver al software on-premise. Y además, añadiría el riesgo de las condiciones de renovación, ya que igual no solo no encontramos otro proveedor, sino que igual procedemos a renovar contrato con el actual y nos encontramos con una subida de precios que no podemos asumir.
En relación a esto último, debemos saber que no solo existe el riesgo de no poder seguir pagando, ¡sino de pagar más de lo que creíamos que íbamos a pagar! ¿A qué me refiero con ésto? Pues que la propia elasticidad del Cloud supone un riesgo a la hora de predecir costes [2]. En otras palabras, añade complejidad y volatilidad a los presupuestos TI. De hecho, a veces acabamos pagando más de lo que pagaríamos con software on-premise [4].
Por otro lado, tal y como vimos en el post de riesgos y siguiendo esta línea de razonamiento pesimista, contratar software como servicio (SaaS) es una pérdida de control total para una organización [3]. En el futuro, veremos como empresas dependientes de proveedores SaaS se enzarzarán en batallas legales para poder seguir consumiendo servicios que han dejado de tener soporte, por acceder a datos históricos cuya existencia no estaba contemplada en el contrato o por defender que la propiedad intelectual de los resultados ofrecidos por el software les pertenece.
Con todo esto tampoco quiero dar a entender que el Cloud Computing es malo o que es peligroso. Nada más lejos de la realidad. Considero que el Cloud Computing es el futuro. Pero se suele decir que hasta que algo malo no pasa, no se toman medidas. Y en ese sentido, debemos ser críticos y, como auditores, anticiparse a la catástrofe, considerando tanto la esfera técnica como la de negocio cuando nuestra empresa quiera adoptar una nueva tecnología o un nuevo modo de hacer las cosas. Del mismo modo, no debemos caer en la trampa de que el Cloud es la solución a todos nuestros males. Quizá, nuestra organización no tenga la necesidad de adoptarlo, o incluso, no le convenga.

Asimismo, me gustaría aclarar que muchos de los problemas de los que hablamos también existen, en cierto modo, en el modelo de software on-premise. Si compramos software, infraestructuras y plataformas para meter ‘dentro de casa’, su mantenimiento y renovación conlleva muchos riesgos [5]. Pero lo que es cierto, es que aquellos relativos a la dependencia con terceros, se magnifican con el Cloud Computing. En este post, como os habréis dado cuenta, he tratado de arrojar luz sobre dicho problema.
Además, me gustaría decir que la mayoría de los riesgos que hemos ido viendo (relativos a costes, control y privacidad) son mitigables, en parte, adoptando modelos de despliegue de nube híbrida y privada. Las diferencias de estos modelos con la nube pública ya las comentamos en anteriores posts. Principalmente, lo que se logra es reducir esa peligrosa dependencia con proveedores, manteniendo muchas de las ventajas del Cloud. Esto las empresas lo saben y es por ello por lo que está ocurriendo una migración masiva de nubes públicas a nubes híbridas y privadas [4]. Al principio resultan más caras, pero a la larga, otorgan más control y seguridad. Son la opción más prudente.
Finalmente deciros que, si os fijáis, da igual lo que estemos auditando, todo se reduce a identificar riesgos (tanto técnicos como de gestión), implantar controles, lanzarse a la piscina y, periódicamente, revisar que dichos controles se cumplen. Al final, si nos fijamos, la palabra auditoría, etimológicamente, viene del verbo latino audire. Esto es, viene del verbo oír. Un auditor lo primero que debe hacer es escuchar, ver, observar, para luego revisar, informar y recomendar.
Eso es lo que he tratado de hacer a lo largo de estos posts. Espero que os hayan servido para aprender sobre el Cloud y sobre todo, para aprender acerca del mundo de la auditoría TI. Para mí, ha sido un placer escribirlos. ¡Un saludo y gracias por leerme!
[1] «Computación en la nube – Beneficios, riesgos y recomendaciones para la seguridad de la información», ENISA, acceso el 28 de noviembre de 2019, https://www.enisa.europa.eu/topics/threat-risk-management/risk-management/files/deliverables/cloud-computing-risk-assessment-spanish
[2] «How to escape the Cloud and move back to on-premise systems», TechRepublic, acceso el 28 de noviembre de 2019, https://www.techrepublic.com/article/how-to-escape-the-cloud/
[3] «Cloud Computing es peor que una estupidez», RedUsers, acceso el 28 de noviembre de 2019, http://www.redusers.com/noticias/richard-stallman-cloud-computing-es-peor-que-una-estupidez/
[4] «Cloud Repatriation: When Is it Time to Bring Workloads Back On-Prem?», GreenHouseData, acceso el 28 de noviembre de 2019, https://www.greenhousedata.com/blog/cloud-repatriation-when-is-it-time-to-bring-workloads-back-on-prem
[5] «On Premise vs. Cloud: Key Differences, Benefits and Risks», Cleo, acceso el 28 de noviembre de 2019, https://www.cleo.com/blog/knowledge-base-on-premise-vs-cloud
unaibermejofdez
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Excelente. Nada es blanco, ni negro, … la dosis justa de escepticismo, sin ser derrotista jejeje