Cuándo accedemos a las páginas webs corporativas de las principales empresas mundiales, podemos encontrar una pestaña llamada algo así como ‘Quiénes somos’. En ella, nos hablan sobre su liderazgo en su sector, sobre sus valores. sobre como su actividad repercute en la sociedad o sobre su responsabilidad con el medio ambiente. Sin embargo, el usuario o consumidor de los productos de dichas compañías no se molesta en conocerlos.
Volkswagen
El 18 de Septiembre saltaba la noticia. El grupo Volkswagen había instalado en varios modelos de sus coches un software capaz de detectar cuando el vehículo estaba siendo sometido a una prueba oficial y reducir así sus emisiones de carbono. No hablamos de una empresa cualquiera, sino del mayor fabricante de automóviles a nivel mundial con más de 10 millones de coches vendidos en 2014 y una de las empresas más importantes de Alemania, la locomotora económica europea.
Obviamente, este escándalo va a traer consecuencias. La primera ha sido su espectacular caída en la bolsa. La segunda ha sido la dimisión de su presidente, Martin Winterkorn. La tercera, será la multa que se le impondrá y la posible devolución de algunas de las ayudas recibidas por reducir sus emisiones contaminantes. La cuarta, será una reducción de las futuras inversiones y una posible reducción de empleos. A esto último, habría que añadir todas las empresas que existen alrededor de la compañía alemana y le proveen materiales y servicios. Por último, y no por ello menos importantes, la pérdida de la confianza del consumidor. Primero en la propia Volkswagen, segundo en la industria automovilística y sus datos sobre emisiones y, tercero, en la industria alemana.
La carne de caballo
Pero este no es el único escándalo que ha ocupado las portadas de los periódicos en los últimos años. En el año 2013, un análisis rutinario en Irlanda descubría diferentes porcentajes de carne de caballo en productos cuyo etiquetado solo declaraba el uso de carne de ternera. Aunque esto no supiese un problema de salud para el consumidor, las grandes empresas alimentarias estaban engañando a los consumidores sobre el origen de la carne. Además, musulmanes y judíos descubrieron que habían estado tomando no solo carne de caballo, sino también de cerdo, algo prohibido por sus religiones.
Una de las empresas más afectadas por este escándalo fue la multinacional suiza Nestlé, una de las corporaciones alimentarias más grandes del mundo, que se vio obligada a retirar varios de sus productos del mercado. Sin embargo, sus resultados anuales no han mostrado ningún tipo de escarmiento ni pérdida de confianza por parte de los consumidores.
Estos son sólo dos de los principales escándalos que han sacudido la opinión pública en los últimos años, quizá porque han sucedido dentro de nuestras fronteras. La explotación de trabajadores, materias primas extraídas de países en conflictos en África,… son otros casos conocidos que no tienen tanto eco por no tocarnos directamente. Estos casos se producen por el afán de las grandes empresas por mejorar su resultados económicos, saltándose continuamente sus valores y las legislaciones vigentes. Sin embargo, los consumidores no valoramos estos aspectos, ni premiamos a las empresas más respetuosas ni castigamos a las más irrespetuosas.
Andrés Fonquernie González
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Estoy de acuerdo nosotros como consumidores tenemos una responsabilidad y pese a que damos discursos grandilocuentes con los amigos enjuiciando absolutamente todo, luego a la hora de la verdad nosotros también nos saltamos nuestros valores y nos da igual a través de que medios o de donde provengan las materias primas que consumimos o los medios para producirlas (comida, ropa, enseres, …) mientras satisfagan nuestra necesidades. Consejos vendo y para mi no tengo!!!!!