La misión, en el tema de la planificación estratégica, es algo por lo que, hoy en día, muchas empresas quieren presumir o quieren que les describa, pero hay 4 preguntas fundamentales antes de definirla:
1) ¿Tengo una misión?
2) ¿La misión siempre tiene que estar siempre alineada a mis valores y mi motivación?
3) ¿El trabajo que hago sobre una base diaria responde adecuadamente a la misión?
4) ¿Qué necesito para cumplir la misión?
Estas son las preguntas fundamentales, pero antes de esto tal vez pienses… ¿Por qué debería tener una misión?
La misión es justo lo que dice ser, es la misión de la empresa en la sociedad, en el mundo.
¿Por qué debe existir mi empresa? ¿Qué contribución aporta a la sociedad? ¿Cuál es su papel en el mundo?
Veámoslo por un momento por el lado contrario. En ausencia de una misión una empresa solo se centra en no tener perdidas, pagar salarios, impuestos y contribuciones. Esta es también una misión, sin duda, pero nos lleva a darnos cuenta exactamente lo que significa y es que existe para sobrevivir.
Muchas empresas no logran dar el salto, no pueden salir de la vida cotidiana y, viéndolo en detalle, nos damos cuenta de que en realidad es porque no tienen una misión. Desde una perspectiva agradable, las empresas son órganos en un complejo cuerpo (la sociedad civil), en el que cada órgano desempeña un papel en el cuerpo y si la empresa tiene el papel de un cuerpo extraño es expulsada. Esto es lo que hace la sociedad a las empresas que no tienen una misión o que han agotado su misión.
Para mostraros un ejemplo real, voy a tratar el caso de un empresario italiano que encontré, Dario Castagna .
Dario afirma que siempre ha prestado mucha atención a la misión de sus empresas y como ejemplo, su entrada al mundo empresarial.
Cuando empezó hace más de veinte años su equipo de negocios tenía una misión clara, modernizar las empresas gracias a las oportunidades que brinda la era digital. Tanto él, como sus empleados, cobraban bien y estaban contentos, pero el mundo ha evolucionado y la misión que pensó en aquel principio se ha extendido hoy en día a la mayoría de las empresas. Se ha dado un gran salto en la tecnología y la era digital ya es una realidad generalizada.
Desde ese momento de generalización pensó que su negocio no tenía otro significado que el mero hecho de ser un medio de vida, así que sintió que era el momento de venderla.
Y así lo hizo, hoy en día tiene una nueva misión, modernizar el mundo del trabajo, pero no por la tecnología sino por aportar una nueva cultura, el marketing de referencia, una nueva forma de hacer negocios.
En conclusión, desde la perspectiva más desagradable pero más real, el mundo empresarial, más que un complejo cuerpo, es como un estanque de tiburones hambrientos, en el que cada empresa, no es un órgano, sino un tiburón al acecho de los demás, para comérselos y hacerse con sus espacios de estanque. Pero ese no es el mayor peligro, el mayor de todos es el que se encuentra en las propias manos de la empresa, que siendo un tiburón, si se para muere, quedando expuesto a los demás tiburones que no dudarán en comérselo.
Así que solo existe una solución, innova, cambia, diferénciate o muere, pero siempre comenzando por tu misión.
Xabier Ferrer Ardanaz
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Estoy contigo, es curioso, pero no siempre sabemos quienes somo y sin eso es complicado andar