El otro día, iba hablando hablado con un amigo por la calle y me dijo que se le había roto el coche y que no podía arreglarlo porque no tenía dinero para ello. Y estuvimos comentado que menuda putada era que justo se le hubiera roto el coche a él y que era imposible anticiparse a que le pasara. Sin embargo, le estuve dando vueltas al tema y llegué a una serie de conclusiones. El coche de mi amigo tenía 20 años, y no es nada descabellado pensar que un coche de 20 años vaya a sufrir problemas más a menudo que uno recién comprado. También estuve pensando sobre la tendencia que tenemos las personas de pensar que somos el centro del universo. Cuando a mi amigo se le rompió el coche dijo algo así como “¡Joder es que todo me pasa a mi!”. Una vez más, volvemos a lo de antes, un coche de 20 años no es tan raro que se rompa.
Esta anécdota me llevó a pensar en lo que llamamos imprevistos y en la forma de planificarnos alrededor de ellos. Para explicar estos imprevistos y las diferencias entre ellas voy a poner un ejemplo de una vida real, los gastos en mi vida. Como es lógico pensar, estos ejemplos se pueden extrapolar a la vida de cualquier persona o a cualquier ámbito, como es el mundo de las TIC.
El primer grupo se trata de los previstos. Todo el mundo tiene una agenda (bien sea en la cabeza, en el papel o en el móvil) que nos dice dónde tendríamos que estar en cada momento. De la misma forma, sabemos que hay gastos que van a llegar y en qué momento. Yo sé que el día 30 de cada mes me van a ingresar la nómina, pero también sé que el día 5 de cada mes, me van a pasar la factura de internet. La categoría de los previsibles abarcan todas aquellos factores que están programados. Están organizados y gestionados y sabemos cómo tratar con ellos.
El segundo grupo es el de los imprevistos previsibles. A este grupo pertenece el “imprevisto” que tuvo mi amigo con el coche. Son esos imprevistos que sabemos que tarde o temprano van a llegar, pero que no queremos aceptar. Como jefe de equipo, eres consciente de que uno de los hijos de tus empleados va a llegar tarde algún día porque su hijo tiene fiebre. Es importante analizar nuestra situación para poder detectar estos factores que a simple vista no son tan fáciles de ver. Yo en mi vida sé que la lavadora de mi casa hay veces que lava mal la ropa y sale oliendo mal. No sé cuándo va a suceder, pero sé que va a pasar. Por ello, estoy preparado para que, el día que me toque, lavar la ropa a mano con el jabón especial.
El tercer, y último, grupo es de los imprevistos que no se pueden predecir. En este grupo entran aquellos factores que, generalmente, más impacto tienen en nuestra vida u organización, pero que son poco probables. Si nuestra empresa tiene contratado un servicio en AWS, y justo sufre un incendio en los servidores que nos daban servicio, experimentamos una bajada de la calidad de servicio. Como ya hemos comentado, intentar adivinar este tipo de factores es ciertamente complicado, por ello no hay que obsesionarse intentando controlar todos los aspectos.
Integrar esto en nuestra vida supone una carga de trabajo que mucha gente no está dispuesta a aceptar. Requiere tener un plan de vida creado y hoy en día poca gente se para a pensar cuáles son sus objetivos y su forma de obtenerlos. Sin este plan, es posible identificar estos imprevistos de los que hablábamos pero hallar la solución será una misión propia de Tom Cruise, imposible.
En conclusión, predecir lo impredecible es imposible, pero hay formas de esperar aquellas cosas que no esperamos.
G V M
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Me ha gustado mucho la frase «Son esos imprevistos que sabemos que tarde o temprano van a llegar, pero que no queremos aceptar». Me suena muy de cerca respecto a algo que me ha pasado esta semana, y me ha hecho pensar lo que dices de no querer aceptarlo. Tienes razon, esos imprevistos aunque sabemos que llegaran, nunca nos viene bien cuando llegan y esa rabia nos hace quejarnos y caer muchas veces en el victimismo. Me ha gustado el post, enhorabuena