La verdad es que esta reflexión, no se si tiene mucho que ver con la asignatura de Sistemas de Información pero me lleva rondando por la cabeza desde hace tiempo y voy a aprovechar este post para dar mi opinión al respecto. Después de haber visto en clase lo que las empresas pretenden transmitir al publicar su visión, misión, valores… me ha parecido interesante extrapolarlo al entorno de los mortales y mostrar como, sin una «planificación estratégica» de lo que publicamos de nosotros mismos en la red, los demás pueden tener una imagen distorsionada de como somos en realidad.
Tengo amigos y conocidos, que a veces me parecen desconocidos (que no se enfade nadie, no es nada personal, os lo aseguro). Porque digo esto, pues porque veo sus vidas a través de internet y no les reconozco. Esto me hace plantearme quiénes son realmente, ¿ese perfil del cara a cara? o ¿el perfil de internet?, a veces me asalta la duda. Seguro que todos tenemos a alguien así a nuestro alrededor, solo hay que fijarse bien, y si no echa un vistazo. La verdad es que algunos dejan documentado cada paso que van dando: su perfecto desayuno, sus idílicas vacaciones, su perfecta familia, su perfecto “todo”… y aunque no quieras acabas viéndolo. Sí, ya sé lo que me vas a decir, puedes configurar tus perfiles en las redes sociales para ver según qué contenido, y es verdad, tienes razón, pero eso es elección de cada uno. Solo hay que mirar las fotos que se cuelgan, algunas hasta editadas con Photoshop o algún otro programa de retoque fotográfico que ya incluye la propia cámara o móvil. Lo que vemos es solo una parte de la historia y no sabemos si ese sol tan radiante que aparece en la foto acababa de salir y llevaba un mes lloviendo, si esa fiesta no fue tan divertida, o si la rubia que está a su lado es su prima. Nuestra imaginación rellena el resto de la historia, pero no te la creas demasiado porque las cosas no son siempre lo que parecen. Lo que ves en esas fotos dura los mismos segundos que tarda la cámara en sacarlas y del resto del día no tienes ni idea. Hay muchos estudios que demuestran que en las redes sociales tendemos a exponer lo mejor de nosotros mismos para buscar la aprobación de los demás y publicamos cosas susceptibles de recibir un «me gusta», mientras que evitamos compartir otras menos atractivas a la vista de los demás. Vale, está claro que esto es propio de la conducta humana, pero me pregunto donde esta el limite y si en algunos casos esta conducta se vuelve adictiva, estoy seguro que sí.
Otro punto a tener en cuenta es que los usuarios somos conejillos de indias. Hubo un caso hace un par de años que levantó mucha polémica. Facebook manipuló en secreto las cuentas de 700.000 usuarios para estudiar el impacto de sus emociones ante lo que se publicaba en su newsfeed. Al final, los investigadores concluyeron que los usuarios utilizaban palabras positivas o negativas dependiendo del tipo de contenidos a los que habían sido “expuestos”. El de Facebook es solo un ejemplo pero si buscas en internet puedes encontrar muchos más. Así que, entre lo que manipulamos nosotros y lo que manipula la red de redes, que imagen se crea de nosotros hacia los demás. Estoy seguro que es muy distinta de la realidad y no quiero ni pensar en la cantidad de complejos y envidias que esto puede crear en personas inseguras o con una baja autoestima. Las cifras nos dicen que una de cada tres personas se siente peor y más insatisfecha con su vida personal después de visitar las redes sociales. Las fotos de las vacaciones o eventos son el elemento que genera más resentimiento, mientras que en segundo lugar están las interacciones sociales: el número de «me gusta», felicitaciones o los comentarios recibidos. Y hay más, ser testigo de las exitosas vidas de otros puede provocar frustración, sensación de soledad y enfado, al compararlas con la nuestra propia.
Esta distorsión se traduce también a los perfiles de tipo Linkedin o portafolios. Un día hablando con un amigo sobre este tipo de redes profesionales le anime a crearse un perfil profesional. Al de unos días me llega el típico mensaje de correo, “Mira el perfil de … ”. Pues nada vamos a echarle un vistazo. Madre mía !! si te conozco de toda la vida, pero donde estabas tu escondido. Vamos que si soy un reclutador de la NASA ni me lo pienso, te contrato fijo. Está claro que se lo comente al día siguiente, y su respuesta fue: “Hombre, hay que venderse…”. El problema es que se lo había creado demasiado “profesional”, ya me entendéis. Pero bueno, al menos nos reímos un rato.
Con esto no pretendo juzgar a nadie, ni mucho menos, pero si sirve para que alguien abra los ojos y le ayude a bajar al “suelo” de internet me doy por satisfecho. No hace falta estar siempre arriba tocando techo, por abajo también pasan cosas interesantes que nos perdemos por nuestra vanidad. Mi humilde consejo es que trates menos de parecer feliz y perfecto virtualmente y más de serlo en la vida real, y si de verdad quieres conocer a alguien, procures pasar más tiempo con el.
Pero como he he dicho al principio del post, esto es solo una opinión personal…..
Welcome to the real world…..
Luis Carlos Fernández San Martín
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Es algo parecido a lo que las empresas colgamos de nuestro plan estratégico, relativo a la misión, visión y valores y sino mirar en los trabajos de clase que habéis presentado cual es la correlación entre los valores que se cuentan y los que luego se muestran con los hechos.