En muchas ocasiones, las empresas venden al público su forma de hacer las cosas, su método de trabajo y sus valores, que pueden ser geniales a ojos de los demás, pero en ocasiones esto no va más lejos de simplemente tener una buena imagen de cara a la sociedad y no cumplen con ninguno de los valores que han transmitido. Durante las clases de este tema, no he podido evitar ver paralelismos con la empresa para la que trabajé hasta hace poco durante unos 10 meses, cuyo nombre no mencionaré, pero que seguro si alguno de mis jefes lo lee sabrán que me refiero a esta empresa. He estado todo este tiempo escuchando hablar sobre el liderazgo donde un líder debe dar ejemplo siendo aquello que también transmite a sus empleados, que debe gestionar las emociones de los trabajadores y cuidarlos a ellos por encima de los proyectos, porque proyectos manteniendo una comunicación horizontal, nadie es jefe porque está encima de los demás en la jerarquía, sino porque transmite la confianza necesaria para que los demás le sigan, esto es precisamente lo que dijeron al entrar en mi anterior empresa y lo que más me gustó de ella.
Al principio parecí marchar bien, empezaron a hacerse promesas en las que yo creí, los empleados nos comunicabamos y organizabamos mediante una estructura horizontal o plana, pero poco a poco fueron pasando los meses y lo que era un paraíso laboral fue tornándose hacia controles diarios sobre lo trabajado ese día, disfrazándolos de Daily Scrum (reunión diaria de 10 minutos donde se expone cómo va el trabajo y que es lo que se hará durante ese día), debíamos redactar en un Excel todo lo hecho ese día al finalizarlo, todos los días de la semana, la comunicación horizontal era posible entre los trabajadores del día a día pero cuando había que hablar con el jefe la comunicación volvía a ser vertical, incluso llegó a justificarse diciendo que con el jefe no se podía hablar como si fuera «un cualquiera». Reitero que con los trabajadores con los que me encontraba todos los días todo iba bien pero las cosas se torcían cuando se pretendía hablar con el de arriba, promesas de contratación, dado que mi contrato era en prácticas, siempre se evaporaban al llegar las fechas en las que se suponía que se iban a dar las conversaciones y habiendo demostrado una buena capacidad para el trabajo y siendo ésta reconocida por el propio jefe, nunca se cumplían esas promesas y en los momentos en los que hubo compensaciones venían nuevas imposiciones con ellas que había que aceptar sin rechistar, porque si no las aceptabas, cito palabras textuales «mira los periódicos a ver cuánto trabajo hay y luego me comentas», en resumen ya solo quedan dos empleados en esta startup que tenía 5 empleados cuando comencé y llegó a tener 8.
Esta pequeña anécdota aparte de servirme de desahogo, pues me he quedado muy a gusto contándolo, sirve para tener una mayor comprensión de la idea que pretendo mostrar. Nos gusta que nos traten bien, pero luego nos parece una locura que las cosas puedan funcionar así, es mucho más fácil prometer y después no cumplir con ninguna de ellas. Cuando un empleado no se siente cuidado por su empresa, se siente desanimado, no disfruta de su trabajo, se siente ignorado por una empresa a la que no se siente unido y transmitirá estas sensaciones al resto de empleados, lo que hará que la calidad del trabajo disminuya. Las empresas y los líderes de las mismas tienen la responsabilidad de hacer que el empleado se sienta parte de la empresa, y esto no me canso de repetirlo, porque cuando una persona se siente parte de algo tiende a cuidar de esto, si se gestiona las emociones de los empleados, se pueden resolver problemas como el desánimo o el sentimiento de abandono, cuando una persona siente que se tiene confianza en ella, esta persona tendrá confianza en sí mismo y esto se verá en los resultados, pero preferimos atraer a la gente con rosas y cuando ya están dentro solo nos dan las espinas, en definitiva se nos conoce por nuestros actos, por muy innovadores que nos queramos mostrar, la verdad saldrá a la luz cuando nos vean actuar, si no caminamos por el rumbo que nos marcan nuestras palabras seguiremos siendo una sociedad donde los que tienen el poder aplastan al pequeño y este debe aceptarlo porque las cosas son así y no existe alternativa posible.
Algunos incluso explican esta forma de dirigir empresas y empleados a través del sueldo, es decir, si tienes X sueldo, debes aguantar lo que te echen encima, porque para eso te pagan. Pero existe cierto límite que nadie quiere sobrepasar ni por todo el dinero del mundo, la gente en su mayoría, trabaja para vivir, si no tiene vida después del trabajo da igual tener un sueldo multimillonario, muchos jefes quieren que sus empleados vivan para trabajar, pero esto no debe permitirse. Las personas necesitan un trato más humano y esto es lo que debemos meter en nuestras cabezas, seamos jefes o empleados.
Referencias:
https://proyectosagiles.org/que-es-scrum/
https://lamenteesmaravillosa.com/la-gestion-de-las-emociones/
http://www.eltiempo.com/economia/empresas/publicidad-enganosa-empresas-multadas/15787516
http://sisbib.unmsm.edu.pe/bvrevistas/psicologia/1999_n5/satisfaccion.htm
https://www.randstad.es/tendencias360/randstad-toma-nota-octubre/
http://elbonlider.blogspot.com.es/2010/12/organizacion-horizontal.html
https://ostt.wikispaces.com/La+organizaci%C3%B3n+vertical+versus+horizontal
Sergio Romero Monroy
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Sergio, torna esa experiencia en positiva para ti, es decir, ya sabes que es lo que no hay que hacer porque lo has padecido. Sin embargo, ten cuidado, porque las personas lejos de no hacer a los otros lo que no nos gusta que nos hagan, tendemos a reproducir esas frases y modos de actuación que nos gustaron. Muy buen post