Hace unas semanas, durante un debate en clase, se plantearon ciertos dilemas que está generando la nueva revolución tecnológica que estamos viviendo. Durante estos últimos días he estado reflexionando sobre el tema y he decidido utilizar estas reflexiones para realizar este artículo.
Para empezar, sí, como habéis leído me refiero al avance tecnológico que estamos viviendo como la “nueva” revolución tecnológica y no como “la” revolución tecnológica. Y es que revoluciones tecnológicas han existido durante toda la existencia de la humanidad. Desde la revolución neolítica adaptándose a la vida sedentaria que ofrecía la agricultura, pasando por la creación de la imprenta o la revolución industrial, hasta llegar a nuestros días con lo que podríamos llamar la revolución de la computación. Me parece que se está utilizando el concepto de revolución tecnológica de forma incorrecta y peyorativa para precisamente dar la sensación a la sociedad de que los avances tecnológicos nos suponen mayores amenazas que beneficios ,y que por ello debe frenarse ese avance. Esto desde mi punto de vista resulta bastante absurdo, puesto que, el avance tecnológico es imparable. Los humanos somos así. Nuestra curiosidad siempre nos llevará a querer saber más y a realizar nuevos avances. De hecho, hemos alcanzado un ritmo de avance a nivel mundial, que nos hace vivir en una “revolución tecnológica” constante.
Como habréis podido intuir del anterior párrafo, mi posición respecto a los posibles problemas que pueda generar los presentes y futuros avances tecnológicos, es totalmente positiva, de hecho, lo veo como una situación de grandes oportunidades.
La mayor crítica al avance tecnológico que estamos viviendo hoy en día viene respecto a los puestos de trabajo que las tecnologías vienen a reemplazar. Es obvio que nuevos avances, por ejemplo, muchos relacionados con la inteligencia artificial, acaban reemplazando a gente en puestos de trabajo que más o menos se logran automatizar. Pero precisamente el proceso de creación de esas IA-s ha generado nuevos puestos de trabajo y el mantenimiento y mejora de esas IA-s también genera nuevos puestos. Además, la automatización de algunos procesos, permite y motiva a la gente a buscar nuevos modelos de negocio y nuevos avances que generen nuevos puestos de trabajo que nunca nos podríamos haber imaginado que existiesen. Asimismo, me da la sensación de que la gente piensa que según se desarrolla algún tipo de tecnología nueva, ésta se implanta rápidamente en las empresas y que por ello en muy poco tiempo se perderán muchísimos puestos de trabajo. Nada más lejos de la realidad. Adaptar ciertas tecnologías como podría ser la inteligencia artificial al negocio de una empresa supone un enorme esfuerzo en tiempo y recursos. Incluso algunos sobrestiman estas tecnologías y les otorgan facultades de las que carecen. La imagen que adjunto a continuación, aunque de forma extrema, refleja perfectamente a lo que me refiero.

Un punto crucial en este debate y que muchas veces se pasa por alto, son los beneficios sociales que obtendremos de estos avances. La tecnología permite crear nuevos servicios que pueden ofrecerse a través de empresas o del estado, que nos facilitan nuestra vida y en el ámbito médico incluso logra mantenernos con vida. Son precisamente estas mejoras las que suelen impulsar a los investigadores a querer seguir investigando más y más. La automatización de procesos, que hasta ahora realizaban exclusivamente humanos, permitirá aumentar mucho la productividad, respecto a este hecho, la gente suele argumentar que es un desastre porque dejará a mucha gente sin trabajo. Yo prefiero verlo desde otro punto de vista. El aumento de la productividad, al igual que ocurrió en la revolución industrial, permitirá reducir las horas de una jornada laboral, lo cual nos permitirá conciliar mejor nuestra vida personal con nuestra vida laboral. Además, los aumentos de productividad en una economía libre, generan la reducción de costes de los productos y de este modo que un mayor número de gente pueda acceder a ellos.
Por último, quiero comentar que, a nivel regulatorio, los políticos ya están comprobando lo complicado que es crear regulaciones que defiendan a sus ciudadanos y que, al mismo tiempo, no ralentice la implantación de esas tecnologías. En mi opinión, si deciden ser demasiado restrictivos con la implantación de estas tecnologías, solo lograrán posponer un hecho que ocurrirá tarde o temprano, y encima, harán que las empresas de su país pierdan productividad respecto al resto de empresas a nivel internacional.
Espero que este artículo os haya ayudado a ver otro punto de vista de la revolución tecnológica. Un saludo a todos los lectores.