Hace unas semanas, en Octubre de 2012, participé en una charla sobre “Ética en la Empresa”, organizada por Gipuzkoa Berritzen, junto con Baketik. En mi presentación desarrollaba tres ideas sencillas, de las que estoy profundamente convencido:
- No saldremos de esta crisis hasta que no se produzca una profunda regeneración ética en empresas y sociedad.
- La regeneración ética nos va a llevar mucho tiempo. Una de las últimas (Renacimiento) duró tres siglos.
- La defensa de los valores, trabajar por la regeneración ética, es una tarea exigente desde el punto de vista personal.
Es fácil indignarse ante las noticias de corrupción de estos últimos días. El problema es que haber llegado hasta aquí, no es cosa de unos pocos (como algunos nos quieren hacer creer). Por supuesto que la justicia tiene que actuar en los hechos que hayan constituido delito, pero no podemos pensar que con eso arreglamos el problema.
Aunque hay muchas personas honradas, el individualismo, la falta de solidaridad, la dejadez, la comodidad, nos ha ido haciendo descender peldaño a peldaño al conjunto de la sociedad en nuestra exigencia ética. Y la solución, me temo, no es sencilla.
En mi charla sobre ética recomendaba una película, “El caso Wislow” (Mamet, 1999) que te aconsejo vivamente. Describe la lucha de una familia contra una forma de corrupción muy habitual: una poderosa institución que aplasta a una persona inocente. En varios momentos de la película surge la duda ¿merece la pena enfrentarse, o es mejor aceptar que “las cosas funcionan así“?
La película deja mensajes de gran valor, y entre ellos, que la batalla contra la corrupción es una carrera de fondo, y que las personas que deciden correrla acaban pagando un alto precio. También una perla que da título a este post: “Es fácil hacer justicia. Es muy difícil hacer lo justo“. Cuando la corrupción se ha institucionalizado, ha impregnado al conjunto de la sociedad, la misma justicia deja de ser la referencia correcta, y hay que apoyarse sobre una base más profunda, más sólida.
Ha llegado el momento de clavar los pies en el suelo, y decir que no vamos a perder ni un centímetro más. Seguro que tú estás en paz con la justicia, no eres corrupto, estás aburrido de la corrupción. Me temo que no basta.
Necesitamos una marea de ciudadanos que no se conformen con la justicia que ahora tenemos, y decidamos que ha llegado el momento de hacer lo justo. Serán muchas batallas, algunas individuales, otras en organizaciones, y otras tendrán eco en el conjunto de la sociedad: todas son necesarias.
Elige tus peleas, porque no podemos pensar que esto lo arreglará la justicia. Necesitamos personas decididas a hacer lo que es justo. Necesitamos proyectos que pongan por delante su “Carta de Valores” a su cuenta de resultados. Mucho camino por delante, pero recuerda: no saldremos de esta crisis hasta que lo hayamos recorrido.