Este mes, Accenture ha publicado dos informes que escenifican a la perfección las paradojas a las que nos enfrentamos en esta era de cambios acelerados.
En uno de ellos “Great Expectations: Insights from the Accenture 2014 College Graduate Employment Survey“, plantea varias preguntas a jóvenes graduados universitarios sobre cuestiones relacionadas con su empleo y su formación. Este gráfico recoge una de las conclusiones: el 46% trabaja en un puesto para el que realmente no necesitaban su Grado universitario. Que sean casi la mitad, da que pensar. Que la proporción haya crecido un 5% desde el último año, da mucho miedo ¿verdad?
Pero es que en el otro “Out of Inventory: Skills Shortage Threatens Growth for US Manufacturing“, elaborado conjuntamente con The Manufacturing Institute, la conclusión es que el 75% de las empresas se quejan de problemas (moderados en algunos casos, y graves en otros) para encontrar trabajadores cualificados para los nuevos puestos. ¿Qué paradoja más dramática, verdad?
Podemos echar la culpa al sistema educativo, podemos echar la culpa a las empresas que no entienden que formar a las personas es cada día más necesario, o podemos echar la culpa a los políticos, que nunca están cuando hablamos de los problemas reales de esta sociedad (ni se les espera…). Pero lo cierto es que los que sufrimos las consecuencias de este creciente desencaje somos tú y yo, y quizá deberíamos hacer algo al respecto ¿no te parece?
A mí, por mi trabajo, me preguntan muchas familias sobre cómo orientar a sus hijas e hijos en la elección de la carrera profesional. Y también recibo muchas visitas de personas que buscan consejo sobre cómo gestionar su carrera profesional, en ocasiones truncada por el desempleo. Esa nueva parca que, ciega y despiadada, corta los hilos de nuestra vida profesional sin que podamos hacer nada para defendernos.
Yo mismo reflexiono a menudo sobre qué hacer con mi carrera profesional, o como aconsejar a mi hijo de 15 años o mi hija de 11. Probablemente sean mis mayores miedos, llegar a encontrarme sin empleo a mi edad y no poder cuidar adecuadamente a los míos o, casi peor, no ser capaz de ayudarles a sentar unas buenas bases para su desarrollo profesional.
Así que he decidido acabar este curso con una serie de posts en las que os contaré algunas ideas que he aprendido y también compartiré algunas lecturas interesantes. Ninguna varita mágica, lo siento, pero espero que sí alguna pista que podáis seguir, a mí hasta ahora me han ayudado.
La primera idea quizá sea esta misma: la de que es preciso gestionar de forma proactiva nuestra carrera profesional. Tener un mapa, actualizarlo, corregirlo… Ya os conté una vez los cuatro consejos de Maquiavelo para navegar contra la Esquiva Fortuna: estar preparado, resistirla, no dejarse engañar por ella y el último y más importante, mantener la sonrisa.
En este Siglo XXI que navegamos, se está preparando la tormenta perfecta sobre eso que antes llamábamos “empleo estable”. Te invito a que miremos de frente a esa tempestad y empuñemos con fuerza el timón, te espero en el próximo post.
Ah, y recuerda, nunca, nunca, pierdas la sonrisa.