He estado viendo estos días más largos de agosto la serie “Penny Dreadful” (thanks, sis), que se emitió esta primavera en Estados Unidos y supongo que no tardará mucho en llegar por aquí. La serie mezcla ingredientes y personajes de varias novelas góticas, Drácula (Bram Stoker, 1897), Frankenstein (Mary Shelley, 1818), “El Retrato de Dorian Gray” (Oscar Wilde, 1890)… para contar una historia del bien contra el mal, y también de los monstruos que todos llevamos por dentro. Muy divertida, aunque no para todos los gustos.
No os cuento más del argumento, ya la veréis si os gustan las historias fantásticas con personajes un tanto atormentados. Os lo contaba para quedarme un momento con Dorian Gray. Ya conocéis la historia de este joven cuyo cuerpo no envejecía ni sufría las consecuencias de sus excesos: todos sus males iban a parar a un retrato, mientras él mantenía su aspecto y su juventud intactos.
En un momento de la serie, Dorian le pide a la protagonista que le lea el futuro en las cartas del Tarot, pero ella le explica que no puede hacerlo, por el sencillo motivo de que hay personas, como él, que no tienen futuro. La conversación me llamó la atención, porque lo evidente sería pensar lo contrario, que Dorian Gray lo que no tiene es pasado, ya que queda depositado en su retrato, pero no en su persona.
Pero luego, pensando en ello, lo cierto es que me parece que la intuición de la vidente es muy cierta. Porque nuestro futuro no se construye sobre el aire, sino sobre quiénes somos. No sobre lo que tenemos, que las medallas se guardan en cajas y los cargos van y vienen; las cicatrices, sin embargo, las llevamos siempre puestas. Como decía otro de Ataún en la cita que abre el post “Porque fuimos, somos. Porque somos, seremos” (los Dorronsoro compartimos raíces ataundarras con los Barandiaran).
Te cuento toda esta historia porque toca volver a empezar otro ciclo de las estaciones: otoño, invierno, primavera, y verano (siempre he contado los años por cursos, incluso cuando no estaba en la universidad). Pero no me siento nuevo en esta ocasión, y lo cierto es que tampoco espero novedades que me sorprendan. Toca volver a empezar, pero no será volver a empezar de nuevo, como Dorian Gray. Este año, tengo más bien la sensación de empezar de viejo, con la ilusión tamizada por la experiencia.
He repasado las cicatrices y también heridas recientes, tardarán en cerrar. Y después de pensar un rato en ello, he llegado a la conclusión de que todas han merecido la pena y que quizá empezar de viejo sea mucho mejor y más sabio que empezar de nuevo. Por eso, en vez de con el “Begin de Beguine” de Cole Porter, te voy a dejar con esta canción de Ismael Serrano “Ahora”, que después de repasar sus heridas acaba con esas líneas tan bonitas.
Ahora es el momento de volver a empezar, que empiece el carnaval,
la orgía en el Palacio de Invierno, de banderas y besos.
Se cayeron mis alas y yo no me rendí,
así que ven aquí,
brindemos que hoy es siempre todavía,
que nunca me gustaron las despedidas.
Vamos, que toca volver a empezar. Y si no es de nuevo no te preocupes: nadie somos Dorian Gray, por fortuna: nuestro futuro nos espera escondido en nuestras cicatrices.
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Bonus Track 1.
A los países les pasa como a las personas, y necesitan también volver a empezar.
Este mes de agosto The Policy Network ha publicado un libro precioso, que te recomiendo leer “Owning the Future. How Britain can Make it in a Fast Changing World”. No te lo pierdas, la descarga es gratuita y recoge artículos de personas tan interesantes como Mariana Mazzucato que hablan de apuestas de largo plazo, de la importancia de la educación (también de la educación profesional), de las nuevas infraestructuras del conocimiento que son la llave del futuro, de la importancia crucial de una política industrial…
Si algunos de por aquí supiesen inglés, les mandaba rápido una copia.
de “Penny Dreadful”, quería decir, que parece que algunos, como Dorian Gray, esperan que el futuro nos lo construyan leyendo las cartas del Tarot… : )