Oliver Blanchard, el Economista Jefe del Fondo Monetario Internacional, deja su puesto este mes, y se despide con una interesante entrevista “Blanchard: Una mirada al futuro y al pasado“. A este joven le debemos las políticas de austeridad, aunque también la honestidad de reconocer que se había equivocado…
Cuando le preguntan por lo que le inquieta a largo plazo, responde con una claridad meridiana:
“Es muy posible que nos encontremos en un período caracterizado por un bajo aumento de la productividad. Puede que nos encontremos en un período de debilidad estructural de la demanda, que requerirá tasas de interés muy bajas. Y una baja tasa de crecimiento sumada a una desigualdad creciente no solo es moralmente inaceptable, sino también sumamente peligrosa en términos políticos.”
Os lo traduzco en tres ecuaciones:
– “Crecimiento lento + Desigualdad creciente = Insatisfacción Social”
– “Insatisfacción Social + Cortoplacismo político = Políticas Populistas”
– “Políticas populistas = Crecimiento todavía más lento”
… y vuelves a la primera ecuación, en un ciclo que sigue hasta que tu país se va a la mierda.
Blanchard no explica si le preocupa más que sea “moralmente inaceptable”, o que sea “peligrosa en términos políticos”. Así nos va con la crisis de refugiados. Nos preocupa más hacer equilibrios políticos que abordar un desastre humanitario insoportable en términos morales.
Blanchard también plantea lo que para él es la solución:
“Al evaluar las políticas, no podemos concentrarnos en el corto plazo; tenemos que mirar a más largo plazo.”
Más largo plazo en las políticas, muy de acuero. Pero yo añadiría, querido Oliver, elevar el listón ético de nuestra sociedad, de nuestras personas. Porque una cosa va con la otra. El largo plazo nace de la solidaridad, del compromiso con los demás, y con los que vendrán después. Cuando un barco hace aguas, los hay que corren a buscar un salvavidas al grito de “sálvese quien pueda”, y los hay que se lanzan a tratar de cerrar la vía de agua para salvar a todos. Y no es lo mismo una cosa y la otra. Las personas, como siempre, son las que pueden marcar la diferencia.
No podemos seguir diciendo a la sociedad lo que quiere oir, ni distraerla con debates que no van a ninguna parte. Tenemos que empezar a explicar a las personas que los políticos no pueden resolverlo todo, y que ha llegado el momento del esfuerzo colectivo, de exigirnos porque sin ese esfuerzo y esa exigencia nos quedaremos atrás.
Me ha preocupado, todavía me preocupa el quedarnos atrás en la carrera de la prosperidad. Crear las condiciones para que se cree la riqueza en nuestro País, que si solo nos ocupamos de repartirla acabaremos en las ecuaciones de Blanchard. Apostar a largo plazo por nuestra industria, y por nuestras infraestructuras de conocimiento (en Agosto se ha creado otro Advance Manufacturing Institute en USA. Aquí, no…).
Aunque lo que me preocupa cada vez más, es quedarnos atrás en la carrera de la solidaridad. Me preocuparía estar, como persona y como país, en el grupo de los que buscan el salvavidas. No vale con llorar o indignarse cuando vemos al niño ahogado en la playa, hay que lanzarse a la vía de agua que tiene Europa, que tiene España, que tenemos en Euskadi.
¿No sabes cómo empezar? En unas semanas, el 1 de Octubre por la tarde vamos a presentar en Deusto un proyecto impulsado por Alboan que habla de empresa y de un futuro mejor. Un proyecto en el que tengo una gran ilusión.
Ven, y conversamos.