Se estrenó en Estados Unidos hace unos días “El Sacrificio del Peón” (Zwick. 2014), que cuenta la historia de Bobby Fischer y la célebre final del campeonato mundial de ajedrez de 1972, frente a Boris Spassky. Tengo ganas de verla, aunque todavía no tiene fecha de estreno por aquí cerca.
He estado leyendo las críticas y algunos artículos y posts al hilo de la película. Me ha gustado el de Kenneth Rogoff en Project Syndicate. Kenneth es profesor de Economía y Políticas Públicas en Harvard y antes fue Economista Jefe del FMI entre 2001 y 2003. Menos conocido es que, cuando era joven, estuvo a punto de dejar sus estudios de Economía para dedicarse profesionalmente a jugar al ajedrez.
A Kenneth le enseñó a jugar al ajedrez su padre, como a mí. En realidad aprendimos juntos, todavía recuerdo el día en que trajo a casa el tablero, las piezas y un libro para aprender a jugar. Recuerdo que me preguntaba al empezar cada partida ¿quién quieres ser hoy, Fischer o Spassky?
A ambos lados del tablero aprendí a ganar y a perder con estilo (siempre acabábamos cada partida con un apretón de manos). Que hay que respetar las reglas, y que hay que tomarse el tiempo necesario para pensar, antes de actuar. Y también que a veces hay que sacrificar una pieza para ganar la partida…
Jugábamos por diversión, creo que mi padre siempre ha estado más interesado en hacer de mi una buena persona que en que me convirtiera en un genio del ajedrez. Ahora que juego partidas por internet, he descubierto que estoy en la categoría de Principiante, rozando la de Aficionado. La verdad, me humilla un poco descubrir que soy tan torpe, pero lo cierto es que aprender a perder me sigue pareciendo una de las asignaturas más importantes en esta vida.
Hablando de ganar y perder, varios jóvenes han publicado este mes, también en Project Syndicate, un interesante post sobre el informe del McKinsey Global Institute “A window of opportunity for Europe”. El informe empieza con los resultados de una encuesta en la que los ciudadanos europeos decimos que estamos dispuestos a trabajar más horas si con eso somos capaces de sostener el estado del bienestar. Y a partir de ahí, McKinsey propone 11 medidas para que el crecimiento del PIB en Europa vuelva a niveles del 3%, y podamos seguir con la fiesta.
Conste que la mayor parte de las medidas me parecen muy adecuadas (como promover la igualdad real, o cuidar las infraestructuras de I+D). Y entiendo la lógica dominante actual, que en vez de centrarse en resolver los problemas desde una perspectiva global, demasiado compleja y sin esquemas de gobernanza adecuados, trata de arreglar la casa de cada uno.
Pero sinceramente veo más esperanza en que Europa sea capaz de cambiar el modelo económico, que en que siga jugando este juego en el que ahora nos toca perder. No basta con el sacrificio de los peones, necesitamos apostar con más decisión, como hizo Anderssen en la Partida Inmortal. Perdió el Alfil, luego regaló las Torres, para finalmente sacrificar a la Dama… pero ganó la partida.
Como ha descubierto McKinsey en su encuesta, los peones estamos dispuestos a sacrificarnos, sobre todo si entendemos la lógica, la estrategia, en los movimientos de esta partida. Queda por ver si las piezas más grandes están también dispuestas al sacrificio…