“Ningún poeta tiene el deber de cantar la antigua canción”
R. Tagore
Esta semana se han cumplido nueve años desde que empecé a escribir este blog (que en Diciembre de 2012 cambió de nombre). La semana que viene se cumplirán diez años de la creación de Innobasque, y también cinco años desde que me incorporé como Decano en Deusto (un añito me queda de período decanal, que terminará en Junio de 2018…).
Muchos sábados por la mañana sentado frente a la pantalla del ordenador, buscando una historia que contarte. Un punto de obsesión, de emociones irremediablemente enganchadas en la esperanza de transformar a Euskadi en el referente europeo en innovación. En la parte que me tocaba, en la innovación tecnológica, el I+D… ¿Sabes cómo ha evolucionado estos últimos años esa apuesta?
Puedes también consultar el último Informe anual de COTEC 2017 si quieres más datos sobre la evolución en el Estado. Podrás leer los datos, pero probablemente no podrás sentir la decepción, la frustración y el profundo sentimiento de fracaso y soledad que me acompañan cada vez que leo estas estadísticas.
Mi problema es que no voy a cambiar de opinión, y tampoco quiero perder la esperanza en que algún día seamos capaces de transformar esta realidad. Pero, como le explica Red a Andy en Cadena Perpetua (Darabont, 1994): “Esperanza… Amigo, deja que te explique, la esperanza es muy peligrosa, puede volver a un hombre loco. Aquí dentro es del todo inútil, más vale que te hagas a la idea.”
Por fortuna, igual que a Andy, la amistad de algunas personas me han mantenido cuerdo en estos años en el penal de Shawshank. Con paciencia (20 años tardó Andy en tallar el tunel, a mí me ha costado más o menos la mitad), tras el poster en la pared he ido abriendo un camino que acaba en un charco, rodeado de lluvia… Como esta lluviosa noche que ha despedido Junio.
Hoy, cuando entréis en la celda 237 del penal de Shawshank, estará vacía. Habrán desaparecido las figuras de ajedrez talladas en el alféizar enrejado. No habrá más posts los sábados por la mañana. Necesitaba escapar de esta prisión que yo mismo había construido.
Esta vez no habrá un nuevo blog la semana que viene, con un nombre distinto. Esta vez el viaje será más largo, necesito darme tiempo para decidir qué hacer ahora.
Para agradecer tu compañía, antes de irme del todo, en la base de un muro, bajo una piedra negra volcánica, he dejado un mensaje enterrado para ti:
“Querido Red, Si estás leyendo esto es que te han soltado. Y ya que has llegado hasta aquí, quizá estarías dispuesto a viajar un poco más lejos. Recuerdas el nombre del pueblo ¿verdad? Necesito un buen hombre que me ayude a poner en marcha mi proyecto. Yo estaré esperándote. Y el tablero de ajedrez también.
Recuerda Red, que la esperanza es algo bueno, quizá lo mejor de todo. Y las cosas buenas no mueren.
Espero que leas esta carta y que te encuentres bien.
Tu amigo, Andy.”