Muchos fines de semana, preparo pasta para comer. Pongo la cazuela al fuego, echo el agua, la sal, un poquito de aceite. Me siento en la cocina, y juego una partida de blitz (una partida de ajedrez rápido que acaba cuando un jugador hace jaque mate, o ha consumido los cinco minutos que tiene para pensar, así que como mucho pueden durar diez minutos…).
Al acabar la partida me acerco a la chapa y levanto la tapa de la cazuela. El agua parece la misma, parece que nada ha cambiado. Aunque si te fijas bien, en el fondo de la cazuela empiezan a aparecer pequeñas burbujas. Aprendí en la carrera que esas burbujas las crean imperfecciones microscópicas que crean las condiciones termodinámicas para que la burbuja se forme.
Pienso en estas burbujas cuando las personas me dicen que no entienden cómo la sociedad está aguantando carros y carretas, sin reaccionar. Cómo estamos dejando que crezca la injusticia social, cómo aguantamos a líderes sin proyectos, corruptos, llenos de palabras vacías, sonámbulos que nos conducen al abismo…(¿ has visto la portada de The Economist de esta semana?)
Yo sigo jugando al ajedrez. Cuando acaba la partida, me levanto y miro a la sociedad. Parece la misma, parece que nada ha cambiado. Pero, si te fijas bien, cada vez se pueden ver más burbujas en el fondo de la cazuela… Igual que con el agua, son las imperfecciones las que las crean: personas que no acaban de adaptarse a un sistema irracional, y crean a su alrededor una pequeña burbuja de sentido común, de compromiso…
Necesitamos, me temo, unas cuantas partidas más de blitz para alcanzar el punto de ebullición. Pero no desesperes, y fíjate en el fondo de la cazuela. A veces una burbuja se desprende y sube hasta la superficie (¿recuerdas el #másalladelladrillo? el lunes hace un año que se emitió…)
Y si tú te sientes a veces como una de esas burbujas, no te sientas aislada. A tu alrededor hay muchas más. Burbujas hechas por personas, por sus nuevas ideas. Ahora las vemos como imperfecciones del sistema, pero un día, cuando menos lo esperes las burbujas crecerán, y llenarán todo el espacio a tu alrededor, conquistarán la superficie… Ha pasado muchas veces en la historia, volverá a pasar, no tengas duda.
Ya sabes, yo sigo jugando al ajedrez. Trato de ir ganando en coherencia en mi apuesta por las personas y por el conocimiento, y por una nueva industria que volverá a reconciliar a las personas con el conocimiento (no es fácil ser burbuja cuando todo es agua a tu alrededor ¿verdad?). No pierdas ninguna ocasión de cuidar las burbujitas que veas nacer en las miradas a tu alrededor.
Mientras, te puede parecer que el agua no cambia, que todo sigue igual… Pero la temperatura está subiendo, grado a grado… No sé cuándo llegaremos al punto de ebullición, estos cambios requieren tiempo, y ya sabes, la impaciencia es mala amiga de los cocineros.
Pero un día, llegará la fiesta de las burbujas, y se verá la pasta de la que estamos hechas las personas… No tengo ninguna duda de que prepararemos un plato delicioso, como nos han enseñado los que vinieron antes que nosotros, y como debemos enseñar a los que vendrán después.
Mientras, sigo jugando al ajedrez…
“Mi alegría es vigilar, esperar junto al camino, donde la sombra va tras la luz, y la lluvia sigue los pasos del verano.
Mensajeros, que traen nuevas de cielos desconocidos, me saludan y siguen aprisa por la senda. Mi corazón late contento dentro de mí, y el aliento de la brisa que pasa me es dulce.
Del alba al anochecer, estoy sentado en mi puerta. Sé que, cuando menos lo piense, vendrá el feliz instante en que veré.
Mientras, sonrío y canto solo. Mientras, el aire se está llenando del aroma de la promesa.” R. Tagore