Xavier Ferrás es mi alma gemela en Catalunya. Ambos hemos tenido una trayectoria en la empresa privada, después unos años dedicados al Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación (él en la Generalitat, yo en Innobasque). Ahora él es Decano en la Facultad de Empresa y Comunicación de la Universidad de Vic, y yo en Deusto Business School. También nos desahogamos cada semana en un blog, él en Innovación 6.0, y yo aquí en Euskadi Thought & Made…
Hemos pensado que sería divertido cruzar un día nuestros posts. Yo publico hoy aquí un post escrito por Xavier con el DAFO del sistema de ciencia, tecnología e innovación de Catalunya, y él publica el mío en Innovación 6.0, con el mismo DAFO pero referido a Euskadi.
Aquí te dejo su DAFO y al final del post, tienes el link al mío. Mucho que compartir entre Euskadi y Catalunya, mucho que colaborar!
DAFO del Sistema de I+D+i en Catalunya, por Xavier Ferrás
FORTALEZAS -Catalunya cuenta con un incipiente sistema científico de excelencia. Un sistema de investigación universitario y extrauniversitario, que se ha construido sobre una estrategia inteligente y estable en el largo plazo, dando resultados más que relevantes. Hace quince años, el actual Consejero de Economía (entonces Consejero de Universidades), Andreu Mas-Collell, decidió crear centros de investigación externos a las universidades, en estructuras (fundaciones privadas) mucho más ágiles que la universidad. Algunos de los principales líderes científicos del país se ubicaron en estas estructuras, y se les ofrecieron contratos-programa de financiación contra objetivos de investigación muy ambiciosos. Estas estructuras son lo que hoy se conoce como Red CERCA (Centros de Investigación de Catalunya). En paralelo, se diseñaron ayudas para atraer al mejor talento internacional (programa ICREA). El resultado, una red que ha trabajado con visión a largo plazo, autonomía, visión global y ha sido evaluada con criterios de excelencia. Así, hoy Catalunya produce el 1% de la ciencia mundial (medida en cantidad y calidad de publicaciones científicas) cuando significa aproximadamente el 0,1% de la población mundial. Catalunya publica en Nature o Sience tanto como Israel, el país más intensivo en tecnología del mundo, (32,8 y 33,4 artículos por millón de habitantes, respectivamente), y comparativamente, también por millón de habitantes, Catalunya es líder europea en obtención de ayudas del European Research Council a la excelencia científica (solo por detrás de Suecia y Holanda). Estos activos científicos, junto con las grandes infraestructuras existentes (Sincrotrón, Supercomputador, o Laboratorio de Resonancia Nuclear Magnética), así como 12 universidades que dan servicio a más de 200.000 estudiantes, y una red hospitalaria referente en investigación clínica y biomédica, configuran uno de los grandes polos de generación de conocimiento del Sur de Europa. Poco más se puede conseguir en política científica.
DEBILIDADES – Las debilidades están en el otro extremo del sistema: la industria gana competitividad en costes, pero es una industria con poco peso de los sectores de alta tecnología, y desconectada del mundo científico. Pese al entorno rico en conocimiento, no han emergido sectores tecnológicos relevantes. ¿El motivo? En mi opinión, la razón última ha sido la escasa sensibilización de la sociedad sobre conceptos como “industria” o “innovación”. Una sociedad que, por el contrario, está muy sensibilizada sobre la ciencia, pero no ha generado liderazgos civiles ni empresariales con discurso consistente sobre competitividad, innovación y transferencia tecnológica. La sociedad catalana no exige políticas de innovación, como sí exige política científica. Y, la inexistencia de un discurso sobre innovación constante y consistente entre la sociedad civil (que sí que ha existido en ciencia), ha permitido que sucesivos gobiernos impongan criterios dispares sobre las políticas de innovación. El máximo exponente de estas contradicciones ha sido la política de centros tecnológicos, con sucesivas propuestas de distribución territorial, sectorial, concentración, segmentación por tecnologías o fusión de todos ellos. No existe todavía una visión clara, que emane de la sociedad civil (organizaciones empresariales, sindicatos, cámaras de comercio, medios de comunicación o universidades), y que supere el ciclo político, sobre cuál ha de ser el modelo de innovación y competitividad de Catalunya. Y, en general, el colectivo empresarial tiene todavía la concepción de que la administración no debe tener papel alguno en el fomento de la innovación (más allá de eliminar trabas burocráticas). Por ello, probablemente, los incentivos a la innovación empresarial fueron los instrumentos que con mayor rapidez se suprimieron con los recortes exigidos para disminuir el déficit público. Y por ello, posiblemente, el indicador por excelencia de innovación, la intensidad tecnológica del país (inversión en I+D/PIB) ha caído del 1,7 al 1,5% en dos años, alejándonos rápidamente del objetivo europeo del 3%. El esfuerzo público se ha centrado en mantener la excelencia científica, renunciando al desarrollo de instrumentos de transferencia e innovación empresarial, con lo cual el efecto multiplicador en la economía de dicho esfuerzo es prácticamente nulo.
AMENAZAS – La principal amenaza se cierne ahora sobre los centros de excelencia. A medida que la ciencia se sofistica, que se suprimen los sistemas de incentivos a la transferencia, y que desaparecen departamentos de I+D empresariales (la crisis se ha llevado un 30% de las empresas consideradas innovadoras, no en vano lo primero que recorta una estructura de PYMEs en un escenario de crisis son las actividades de largo plazo, como la I+D), tanto menos probable es que los centros de investigación puedan transferir conocimiento a la industria. Pero cada vez tienen mayor exigencia de resultados económicos, ante la caída generalizada de los índices de innovación del país y la creciente sensación de haber construido un sistema formado por entidades aisladas sin conexión ni impacto en el desarrollo económico de Catalunya. A nivel de país, la gran amenaza es intentar competir globalmente con un débil modelo low-cost, pese a los activos de conocimiento existentes.
OPORTUNIDADES – Las principales oportunidades vienen dadas por tres factores: a) la incipiente recuperación económica, que vendrá acompañada en el medio plazo por un incremento de inversión empresarial en I+D (de momento, el ajuste de competitividad de la economía se explica por contenciones de costes y salarios), b) las ayudas europeas, entre ellas los paquetes correspondientes a Horizon 2020 y RIS-3, y c) la excelente base científica existente, que hay que consolidar y, sobre todo, interconectar con el tejido industrial. Si no se aprovecha la coyuntura de reactivación y de intensas ayudas europeas para interconectar los centros de excelencia (“clusterizarlos”) con el entorno, regenerar los mecanismos de transferencia, y valorización de la tecnología e incentivar fuertemente a la industria para invertir en I+D, cubriendo el intenso gap actual, el trabajo de 20 años habrá sido en vano.
En resumen, el escenario del sistema de innovación catalán es el de un sistema donde se han desarrollado excelentes políticas de creación de conocimiento (políticas de oferta), y muy débiles políticas de absorción del mismo por el entorno empresarial (políticas de demanda). El reto de los próximos años: compensar rápidamente el sistema, so pena de que se produzca un efecto péndulo y dicha descompensación revierta en decisiones de desinversión drásticas en las estructuras científicas ya consolidadas.
Interesante ¿verdad? Aquí te dejo el link a su post, con mi DAFO. Me ha encantado su introducción “Ambos hemos luchado, nos hemos ilusionado y, en ocasiones, nos hemos frustrado. Hemos caído y nos hemos levantado. Volveremos a caer y nos volveremos a levantar, pero estoy seguro que los dos veremos prósperos sistemas nacionales de innovación en Euskadi y en Catalunya.”