Si leiste el último post, de la curva sigmoidea, probablemente habrás pensado que era un consejo un poco teórico, porque no es tan sencillo pasar de un proyecto a otro. Sobre todo, si empiezas a buscarlo en este momento, porque identificar un proyecto y un equipo de personas en el que puedas encajar lleva su tiempo.
Charles Handy también reflexionó sobre estas cosas, y dejo dos consejos muy valiosos, uno para las personas, y otro para las organizaciones. Vamos hoy con el primero, el dirigido a las personas.
Nos propone que dejemos de pensar en la carrera profesional como una sucesión líneal de puestos (uno detrás de otro), y la veamos como varias líneas que van en paralelo (o cruzándose), cada una con proyectos diferentes. Un portafolio de proyectos. Pueden estar dentro de tu organización, o pueden también estar fuera.
Está claro que en cada momento, habrá proyectos que exijan más dedicación (por que lo diga el contrato o porque sientas una mayor implicación emocional con ese proyecto). Pero también está claro que no es sencillo que encuentres un proyecto que te llene por completo, toda tu vida. Y en los huecos, queda siempre sitio para atender otros proyectos, para apoyarlos, para implicarte en ellos de una u otra forma, retribuida o no, con la dedicación que puedas prestarles.
No pienses que te estoy animando a ser infiel o descuidado con tu trabajo actual, eso sería un mal consejo: un buen profesional siempre se caracteriza por el compromiso. Lo que te sugiero es que te veas a ti mismo, y trates de que los demás te vean también, como una persona con más inquietudes, con más horizontes, con redes de relaciones distintas. Probablemente puedas aportar más en cada sitio, si llevas contigo miradas de otros proyectos, historias de otros lugares. Personas abiertas serán quienes construyan empresas abiertas ¿quién si no?
Un poco paradójico, este consejo, ya lo sé. Repartir el compromiso siempre es un tema delicado, y también cansado. Las organizaciones no están acostumbradas a ese modelo de relación con las personas, venimos de una cultura del control y nos desorienta que haya personas que pertenezcan a varios mundos, se les controla peor…
Pero si Einstein se hubiese dedicado en exclusiva a la oficina de patentes, o Edison a su puesto de vendedor de periódicos o telegrafista, hubiésemos perdido bastante,,, Lewis Carroll era profesor de matemáticas en Oxford, pero también un escritor genial (y un gran fotógrafo). Mi favorito, Leonardo Da Vinci era un volcán de proyectos, todos en paralelo, de unos sacaba grandes ideas para los otros.
Seguro que, sin ir tan lejos, conoces personas que compatibilizan varios proyectos… Aunque, muchas veces, separamos esas actividades de nuestra vida profesional. La cultura dominante es: consigue un empleo para llenar tu cuenta corriente, y consume (perdón, “disfruta”, quería decir), el resto del tiempo.
Te animo a ponerte otras gafas, empieza a mirar tu vida de otra manera, dibuja tu portafolio, seguro que hay más valor del que me imaginas… Así es más sencillo pensar en la curva sigmoidea ¿verdad? Cuando se cierre una línea del portafolio, el resto de líneas seguirán abiertas. Seguro que habrá que hacer ajustes, buscar como obtener nuevos ingresos, pero si aportas valor en los proyectos en los que te implicas, no será tan complicado.