“La vida es una serie de colisiones con el futuro;
no es una suma de lo que hemos sido,
sino de lo que anhelamos ser.“
José Ortega y Gasset
Ya os dejé escrito hace tiempo lo del “Curriculum al Revés”: educar la mirada para ver, en las personas y en los proyectos, el futuro que tienen por delante, mejor que su trayectoria pasada. Por eso entre otras cosas, disfruto tanto de mi trabajo en la Universidad, hay jóvenes que llevan en la mirada un futuro espectacular, aunque ellos todavía no lo saben. Mucho mejor dedicarles tiempo y atención a estas nuevas generaciones, que a las personas que solemos considerar importantes por sus logros pasados, pero que en el futuro poco les queda ya por hacer.
Mirar al pasado siempre es una tentación. Si hemos sido capaces de llegar hasta aquí, eso querrá decir algo ¿no? A medida que vamos teniendo más edad, sobre todo si la suerte nos favorece en nuestro desarrollo profesional, la tentación se hace más grande, y podemos llegar a pensar que tenemos derecho a un futuro determinado, porque en el pasado hemos hecho los méritos adecuados.
Los buenos marinos, saben que la mar siempre es diferente. Los buenos montañeros, saben que la montaña siempre es distinta. No importa cuántas veces hayas hecho una ruta, no importa lo experto que seas, lo único cierto es que cada día es nuevo, y que ni la mar ni la montaña perdonan la arrogancia de quien se cree más fuerte o más sabio que ellas.
Algo así ocurre en el devenir profesional, y por eso es importante aprender a mirar hacia delante con humildad, con interés, con una mirada limpia, distinta, porque si algo sabemos, es que el futuro es siempre diferente, siempre nos sorprende.
¿Cómo se aprende a vivir mirando al futuro, ese lugar casi siempre incierto y envuelto en la niebla, ahora que el Oráculo de Delfos anda en ruinas?
Un buen consejo es procurar viajar ligero de equipaje: cuantas más cosas, ideas o certezas lleves en la mochila, menos sitio tendrás para dar cabida a lo nuevo.
Otro buen consejo es interesarse por los ejercicios de prospectiva, de análisis escenarios. Nunca sabemos qué ocurrirá, pero siempre podemos trazar trayectorias posibles, asignarles probabilidades, ir corrigiendo esas estimaciones a medida que tenemos más información (la estrategia emergente de Indiana Jones, ya os acordáis). ¿Qué profesiones trae el futuro, qué nuevos sectores? ¿Cómo se van a transformar los actuales…?
Aunque lo principal es adquirir esta conciencia de que el futuro es nuestra verdadera patria, el lugar al que pertenecerá el resto de nuestra vida, y que ese futuro nos hace el maravilloso regalo de cada día, cada momento, en el que todo es nuevo, en el que podemos cambiar todas las cosas. La ilusión en la mirada, la esperanza, es lo que diferencia a los habitantes del futuro, a los que han decidido hacer del pasado su hogar.
Un día se acabarán los regalos, así que aprende a aceptarlos y disfrutarlos mientras duren. Te dejo con un precioso verso de “El jardinero” de Tagore, ya te lo dejé también una vez. Me empiezo a repetir, está claro que tengo que vaciar la mochila : )
Nadie es eterno, hermano, y nada pervive. Recuerda esto, y alégrate.
No es nuestra vida la sola carga añosa, nuestro sendero no es el único camino largo.
Ningún poeta tiene el deber de cantar la antigua canción.
La flor se marchita y muere; pero el que la lleva no ha de llorarla siempre…
Hermano, recuerda esto, y alégrate.
Llegará un silencio absoluto y la música será, entonces, perfecta.
Decae la vida hacia poniente para ahogarse en sombras doradas.
El amor ha de ser llamado de su juego, a que beba penas y suba al cielo de los llantos…
Hermano, recuerda esto, y alégrate.
Cojamos, volando, nuestras flores, no las robe el viento pasajero.
Nuestra sangre se enciende y se avivan nuestros ojos
robando besos que se mustiarían si los olvidáramos.
Avidez es nuestra vida y pujanza nuestro deseo,
porque el tiempo está tocando a muerto.
Hermano, recuerda esto, y alégrate.
No podemos, en un punto, abrazar las cosas,
hacerlas pedazos y echarlas al polvo.
Las horas pasan lijeras, con los sueños bajo el manto.
La vida, sin fin para el trabajo y el hastío, sólo nos da un día para el amor.
Hermano, recuerda esto, y alégrate.
La belleza nos es dulce
porque el ritmo voluble de su danza es el de nuestras vidas.
La sabiduría nos es cara porque no tenemos tiempo de completarla.
En lo eterno todo está hecho y concluido,
pero las flores de la ilusión terrena son eternamente frescas, gracias a la muerte.
Hermano, recuerda esto, y alégrate.