He tenido a principios de esta semana el privilegio de acompañar a Pedro Luis Uriarte en las presentaciones de su libro “El Concierto Económico Vasco: Una Visión Personal“, que organizaba Deusto Business Alumni en las tres capitales vascas.
Es sencillamente espectacular el trabajo que Pedro Luis ha desarrollado los dos últimos años para hacer una obra divulgativa sobre la historia y los retos del Concierto (puedes descargarla gratuitamente aquí). Su presentación acababa con una llamada a despertar a la Sociedad Civil, para que nos tomemos el trabajo de conocer primero, y luego de defender de forma activa esta piedra angular que ahora algunos tratan de desmontar, o debilitar, sin darse cuenta del grave daño que eso causaría a Euskadi y a España. La cita de 2010 de Miquel Roca en la Vanguardia, que Pedro Luis recogía en una de sus últimas transparencias lo deja claro:
“Nos sentimos orgullosos de nuestra sociedad, pero desconocemos cómo se pone de manifiesto. Ni opinión, ni propuesta, ni acción, ni condena. Silencio… que nos convierte en cómplices por nuestra propia inhibición.
Los que no quieren ser sujetos pasivos del declive, deberán asumir la responsabilidad de dar la cara”.
Pedro Luis, al menos a mí, me ha despertado, me ha aportado datos y argumentos muy valiosos. Creo que me animaré a implicarme en la tarea que supone movilizar una sociedad civil que en muchos sentidos anda despistada, desvertebrada en la defensa del Concierto. Nuestro futuro está en juego, te animo a implicarte a ti también.
Ha sido casualidad que también a finales de esta semana, ayer viernes, me llevé el disgusto de leer las estadísticas de I+D que publicaba EUSTAT, referidas a Euskadi.
Ya sabéis que hace ya bastantes años, también decidí asumir el compromiso de despertar a la sociedad civil, de movilizarla en la defensa de nuestra inversión en conocimiento, en innovación. Desde entonces aquí, cientos de posts y de presentaciones aportando datos, argumentos (la última, esta misma semana en el EEC2015…). Empecé porque era mi trabajo en Innobasque, pero después seguí cuando cambié de trabajo porque era mi compromiso como ciudadano. Miles de horas invertidas en estudiar, en difundir, miles de kilómetros recorridos para movilizar por esta causa a la que también creo firmemente que está intrínsecamente unida a la prosperidad futura de nuestro País…
Así que ayer lloré al ver la estadística de I+D. Lloré de impotencia y de rabia, y de dolor por un País resignado a jugar en segunda división en una Europa que se resigna a jugar a su vez en la segunda división del mundo. Lloré también de soledad, preguntándome donde estarían las lágrimas de nuestra sociedad civil dormida, de nuestra industria, de nuestras instituciones. Me pregunté con amargura qué sentido tenía seguir peleando, llevándome disgustos, siendo el pepito grillo que acaba aburriendo hasta a su sombra.
No pude evitar pensar en la conexión entre las dos tareas, la defensa de nuestra apuesta por el I+D y la defensa del Concierto. Pensé que quizá era el momento de dejar la primera, o que quizá era el momento de retirarme de estas causas de movilización, que tanto trabajo llevan, tan pocos resultados consiguen, tan pocas alegrías dejan…
Luego se me pasó el mal rato. Por la mañana me había acercado a Gasteiz para explicar a un centenar de profesionales de Osakidetza que para cambiar las cosas, es precisa la implicación emocional. Me encontré un dibujo precioso que hizo una de las asistentes y dejó en Twitter (gracias @Mo1ni1ca1 !).
Me hizo sonreir otra vez, la implicación emocional es un cuchillo de dos filos afilados, tuve que recordarme a mí mismo…
Hay que seguir remando. Con más corazón, con más fuerza, con más acierto. Este País no puede resignarse a jugar en segunda en la liga del conocimiento y, menos todavía, a perder el Concierto.
No sé qué haces que no estás todavía en la trainera : )