Con las botas de siete leguas, por la Biotecnóloga María Pascual de Zulueta
Recuerdo la llegada del primer ordenador a casa de mis padres. Por entonces yo cursaba BUP, me gustaban las ciencias. Bueno, me gustaban la biología y las matemáticas. Reconozco que aquella máquina no produjo ningún efecto en mí. Nos ignoramos. No le ocurrió lo mismo a mi hermano, que pasaría muchas horas programando juegos rudimentarios...