Ven a mí… Más allá de las palabras
<div><a href="https://3.bp.blogspot.com/-WTF6cYkAHNs/W8nf9miFeNI/AAAAAAAALIk/xRWeTDkbzBgRK3lk6aHcWWKTDrEfU8CmACLcBGAs/s1600/Ven%2Ba%2Bmi.JPG"><img border="0" height="323" src="https://3.bp.blogspot.com/-WTF6cYkAHNs/W8nf9miFeNI/AAAAAAAALIk/xRWeTDkbzBgRK3lk6aHcWWKTDrEfU8CmACLcBGAs/s640/Ven%2Ba%2Bmi.JPG" width="640"></a></div><div></div><br><div>[He publicado esta entrada en el Blog de Inteligencia Emocional de Eitb el <a href="https://blogs.eitb.eus/inteligenciaemocional/2018/10/26/ven-a-mi-mas-alla-de-las-palabras/" target="_blank">26.10.2018</a>]</div><div><br></div><div><div>Recientemente he descubierto un vídeo de Andrea Bocelli con su hijo Mateo… “Ven a mí”. Precioso vídeo… Preciosa canción… Quiero compartir aquí lo que me ha sugerido. Y lo hago en el día que se cumplen 20 años de que me estrené como madre.</div><div><strong><br></strong></div><div><strong>La principal sensación que me queda es de ternura</strong> ¡Qué maravilla ver y sentir la complicidad de padre e hijo! El orgullo recíproco… La satisfacción de compartir mucho más que una canción… El paso del testigo… Una carrera que comienza y una ya consolidada que sirve de aliento y estímulo… Una puerta que se abre, un mundo por descubrir y construir…</div><div><br></div><div>La letra (véase la foto) es muy evocadora…</div><div><strong><br></strong></div><div><strong>“Ven a mí… Escúchame… Abrázame… Si quieres tú”</strong>. Como padres y madres nos corresponde acompañar a nuestros hijos e hijas en su camino de crecimiento y hacerlo cada vez más en la distancia, pero permaneciendo siempre disponibles para aquello que quieran o necesiten. Llega un momento en el que sólo queda esperar a que vengan a nosotros… si ellos y ellas quieren. No es nuestro momento ni nuestra vida, sino la suya. ¡Qué difícil mantenerse en la justa distancia! Darles raíces y alas es nuestro mejor legado. Como decía Juan Ramón Jiménez: “Raíces y alas. Pero que las alas arraiguen y las raíces vuelen”.</div><div><strong><br></strong></div><div><strong>“Que sigo dispuesto a amarte sin fin / Pero a cada paso que doy / Más te alejas tú”</strong>. El día que fui madre comprendí, no de forma racional sino experiencial, lo que es el amor incondicional. Estar dispuesta a amar sin fin, sin límites, sin medida, sin esperar nada a cambio, sin reproches, sin preguntas, por encima de todas las respuestas… Y a sabiendas de que poco a poco, día a día, a medida que emprenden su camino se alejan llevándose una parte de tu corazón y de tu vida… Y el ciclo se repetirá… Ellos y ellas lo harán con sus hijos e hijas.</div><div><strong><br></strong></div><div><strong>“En cada paso que des, cree en ti”.</strong> Creo que no hay palabras más potentes hacia un hijo o una hija… Una invitación, una llamada a que sigan a sus corazones, a que superen sus miedos y luchen por lo que creen… aunque nosotros no lo veamos claro… incluso, a veces, en contra de nuestro criterio. Hace mucho que hice mío el <a href="http://echanizbarrondo.blogspot.com/2013/06/efecto-pigmalion-empiezo-hoy-una.html" target="_blank">lema</a> de Virgilio, “Possunt quia posse videntur” (pueden porque creen que pueden).</div><div><strong><br></strong></div><div><strong>“Es un viaje eterno, yo sonreiré / Si me llevas contigo a volar otra vez”. </strong>Son mágicos esos momentos en los que, como cuando eran pequeños, te invitan a ‘jugar’ y a soñar con ellos. Te abren la puerta de su mundo y tú entras agradecida…</div><div><strong><br></strong></div><div><strong>“Te puedo ver / Aunque cierre mis ojos, te ven”</strong>. Ese gran secreto compartió el zorro con El Principito: “Sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos”.</div><div><br></div><div>Para terminar unos versos de Khalil Gibran, <em>El Profeta</em>:</div><blockquote><div>“Vuestros hijos no son vuestros hijos.</div><div>Son los hijos y las hijas del ansia de la Vida por sí</div><div>misma.</div><div>Vienen a través vuestro, pero no son vuestros.</div><div>Y aunque vivan con vosotros, no os pertenecen.</div><div>(…)</div><div><strong>Sois los arcos con los que vuestros niños, cual flechas</strong></div><div><strong>vivas, son lanzados</strong>”.</div></blockquote><div></div><div><br></div><div><br></div></div>