Madre y Madrastra
Abandonado
por la santa Madre y Madrasta
en Bilbao
recalo en el recio Aragón
sorbiendo las raíces familiares
y los jugos del campo silvestre
en esta tierra indómita de los Monegros
bajo un sol airado/aireado
que hace justicia de los buenos
y de los malos.
Rememoro en familia
la dura evolución del abuelo
desde la agricultura y la ganadería
a la tienda de ultramarinos
finalmente de vinos
el éxito y la muerte del padre
industrial e industrioso
resucitado por el hermano mayor
con sus abonos fertilizantes
y proyectado por el sobrino aeronáutico
que aterrizó en Cambridge huyendo
de la quema.
Yo también espero finalizar
mi obra filosófica y existencial
arropado por amigos fieles
como los jesuitas deustenses
deustoarras
y el Seminario de San Carlos
en Zaragoza
otrora sede de Baltasar Gracián
que me acoge con apertura abierta.
La apertura que uno necesita
para seguir viviendo, laborando
y muriendo,
neutralizando la inquina de la vieja
inquisición anticulturalista
y su cohorte antihumana y anticristiana.
Lego este legado claroscuro
al que quiera entenderlo
con compasión y afecto,
con convicción de hombre,
con sentido humano.
Hoy me sobra toda retórica
porque me duele el alma asaltada
por los desalmados:
un sanedrín de vicarios sicarios
del sicofante ajusticiador
cuyo tiempo es pagano irreversible
destino ciego/aciago
y no cristiano reversible y abierto
-cruel desatino en el nombre de Dios.
Vuelvo cual hijo pródigo oscense
a mi patria chica pero no achicada
cantada por Fleta
pródiga de un amor ladino
y de un humor arabesco, goyesco,
gracianesco.