El sentido de la vida

Andrés Ortiz-Osés

Lo que no tiene sentido no tiene valor:

no es digno de estima (Sócrates de Jenofonte).

Quisiera abrir la perspectiva del sentido humano en un momento cultural en el que el nihilismo ronda nuestro escenario y corroe nuestra visión del mundo. Pero sin sentido no se puede vivir (bien), así que el sentido simboliza el bien maltrecho por nuestras circunstancias. En realidad, el hombre está tomando conciencia dolorosa y dolorida del mal, la negatividad y la muerte, por lo que el sentido está puesto en sospecha filosófica. Y, sin embargo, lo repetimos: el sentido es el pan nuestro de cada día, a veces un pan endurecido, pero sin el cual comprobamos el hambre radical que confiere la nada: o bien el agua nuestra de cada día, sin la cual comprobamos la sed insaciable que inocula el desierto, pero también en el otro extremo la vivencia de un sentido aguado por el sinsentido.

Definimos al hombre como hambre y sed de sentido desde su experiencia de finitud y contingencia en el mundo. Pues bien, para tratar esta cuestión crucial del sentido/sinsentido, exploraremos siquiera brevemente cuatro momentos significantes de nuestra cultura: la posición clásica de Sócrates en Jenofonte, la tradición sapiencial, la contraposición barroca de R. Burton en su monumental “Anatomía de la melancolía” y, finalmente, la posición (pos)moderna de Heidegger sobre caminos nietzscheanos. Finalizamos con un Excurso poético-musical.

1 (El Sócrates de Jenofonte)

Conocemos bien al Sócrates de Platón y su visión idealista del sentido humano trascendido por el sentido divino: en donde el sinsentido mundano queda superado por el sentido celeste, lo mismo que el mal por el bien, el error por la verdad y lo irracional por la razón. Conocemos bien esta visión clásica del ser como fundamento positivo del mundo frente a toda negación o negatividad, lo que confiere un estatuto heroico al socratismo platónico, capaz de trascender la realidad por la idealidad.[1]

Conocemos bien al Sócrates platónico pero conocemos mal al Sócrates de Jenofonte, una figura mucho más cercana a nuestra actual mentalidad posmoderna de signo antiheroico. En efecto, el Sócrates jenofontiano ya no es un héroe platónico sino un antihéro, el cual es acusado de corromper a la juventud por no reconocer a los dioses o ideales oficiales de la ciudad política, introduciendo nuevos demonios, daímones o démones, es decir, númenes ambivalentes, instancias ya no olímpicas o luminosas sino oscuras y ambiguas, figuras intermedias entre lo divino y lo demoníaco cercanas al ámbito intermedio e intermediario de lo humano, precisamente situado entre el mundo celeste y el submundo terrestre, a medio camino entre la luz y la oscuridad de la caverna. El símbolo de este nuevo demonismo socrático está simbolizado por el demon Eros, el diosecillo que dialectiza el cosmos y se concentra en el corazón humano, inaugurando así la eclosión de la interioridad anímica frente a la exterioridad pública.[2]

Jenofonte nos cuenta que Sócrates filosofaba específicamente sobre lo humano, al ubicarse mesurada o medialmente entre los dioses y los animales, coafirmando la virtud de la continencia, la libertad y la amistad. A este último respecto cabe aducir que el propio Sócrates se presenta como una especie de “alcahuete moral”, en el sentido de mediar o intermediar entre personas que sienten mutuo afecto. Por eso este Sócrates procura a través del diálogo y la palabra terapéutica el bien humano, la utilidad existencial, el cuidado del alma, el amor basado en la afección del corazón, la proyec ción del valor concebido como lo digno de estima, la búsqueda erótica del sentido moral. De donde la diferencia entre el diálogo propiamente socrático y el diálogo platónico: el primero es un diálogo hermenéutico que sirve para articular interanímicamente la realidad (enpragmáticamente), mientras que el segundo es un diálogo eidético que sirve para distinguir la realidad según las ideas (teoréticamente).

“Lo que no tiene sentido no tiene valor”: esta es la máxima de la filosofía socrática fundada en la identificación del sentido con lo valioso, de modo que el sentido se define como valor y el sinsentido como disvalor. En el texto griego de Jenofonte el sentido propugnado por Sócrates es el sentido humano o existencial (frónesis), de modo que el sinsentido resulta inhumano y antiexistencial (a-frónesis). Por su parte, el valor es lo digno de estima (timon), de manera que el sinsentido es el disvalor o indigno de estima (a-timon).[3]

De esta guisa, el Sócrates de Jenofonte no opta platónicamente por lo supremo, divino y óptimo sino por lo medial, lo humano y lo bueno/bello (kalokagathía). El Sócrates jenofontiano no busca el ser o esencia ideal de lo real sino la realidad vital o existencial, el valor que valora lo valioso, el amor como estimación humana referida a lo amable como digno de ser amado (el bien-bello). De aquí que Sócrates afirme que los actos humanos dicen lo que el lenguaje no dice, fundando así un criterio netamente ético.

2 (La tradición sapiencial)

Hay toda una tradición  sapiencial que trata de vislumbrar una cierta sabiduría de la existencia. Se trata de la gran tradición sentenciosa que tiene por figuras relevantes a Buda y Lao-Tsé, al Cohélet y Epicuro, a Plutarco y Epicteto, a Séneca y Marco Aurelio, y luego pasa a través del moralismo del Kempis por el humanismo de Montaigne y Gracián, Juan de la Cruz y Fray Luis de León, La Bruyère y La Rochefoucault, Renard y Rivarol, Emerson, Schopenhauer y Nietzsche, Heidegger y Wittgenstein, C. G. Jung y el Círculo Eranos, G. Steiner y H. Bloom, Unamuno,  Remy de Gourmont y Cioran, entre tantos otros. Harold Bloom ha realizado un elenco más bien literario en su reciente obra “¿Dónde se encuentra la sabiduría?”[4]

La clave de la tradición sentenciosa de signo sapiencial está en una revisión del mundo de carácter transversal, oblicuo o diacrítico. Nos las habemos con una cosmovisión radiográfica o espectral de lo real, que pone en evidencia la catadura de la realidad en su contingencia, finitud y labilidad. Lo cual nos hace prudentes y precavidos, asuntivos  y críticos, reflexivos y filtrativos de lo dado en la apariencia o inmediatez de lo real. A menudo comparece en este contexto un tono escéptico o pesimista propio del que ha experimentado el mundo hasta sus límites. Esta tradición senequista arriba hoy hasta el poeta cordobés Antonio Gala, quien proyecta en el amor el culmen del sentido zaherido y de la felicidad cuarteada, como afirma en su elegíaco Soneto de la Zubia:

Hoy he vuelto a la ciudad enamorada

donde un día los dioses me envidiaron.

Sus altas torres, que por mí brillaron,

pavesa son desmantelada.

De cuanto yo recuerdo, ya no hay nada;

plazas calles, esquinas se borraron.

El mirto y el acanto me engañaron

me engañó el corazón de la granada.

Cómo pudo callarse tan deprisa

su rumor de agua clara y fácil nido,

su canción de árbol alto y verde brisa.

Dónde pudo perderse tanto ruido,

tanto amor, tanto encanto, tantra risa,

tanta campana como se ha perdido.[5]

Quizás las dos corrientes más interesantes de esta tradición sapiencial sean el estoicismo y el epicureismo, a menudo enfrentados como si se tratara de posturas absolutamente contrarias. Pero en realidad son dos posiciones complementarias: en efecto, el estoicismo critica todo “exceso” en nombre de la sobriedad y el desapego, el desafecto y la resignación apática (apázeia); por su parte el epicureísmo critica todo “defecto” en nombre de cierto hedonismo humano, humanizado y humanizador dirigido por la serenidad (ataraxía).

Pero curiosamente en ambos casos se trata de buscar cierto punto medio o medial, afirmando la propia autarquía o independencia humana frente al mundo de las cosas reificadas, lo que finalmente significa asumir la materia y loo material, el cuerpo y lo corporal desde la perspectiva humana del alma, de acuerdo cierta confluencia estoico-epicúrea según la cual el placer humano comienza en el cuerpo pero se culmina en el alma.[6]

Este dualismo relativo o relacional entre estoicismo y epicureismo vuelve a observarse en otros ámbitos filosóficos, como en la disputa entre Schopenhauer, estoico y apolíneo, y Nietzsche, epicúreo y dionisiano; en donde observamos que el primero se hace estoico e incluso búdico para vivir epicúrea y pasotamente, mientras que el segundo es epicúreo o afirmativo hasta el límite de asumir estoicamente el hado (amor fati).

En estas disputas entre los contrarios Aristóteles y otros han predicado/practicado el medio o mediación entre los extremos, así pues la búsqueda del sentido como felicidad armónica por cuanto armoniza los opuestos distensionalmente. La felicidad como clásica “eudaimonía” significaría precisamente esa mediación o coimplicación de los contrarios, representada por la positivación de lo demónico, así como por la asunción filtrativa de la realidad, y finalmente por la aceptación crítica del propio destino, sin recaer en la extremosidad del heroísmo insensato contra nuestros límites ni en el extremo del pasivismo ilimitado o sin lÍmites.[7]

3 (Anatomía de la melancolía)

Volvámonos a Sócrates, el cual personifica la búsqueda del sentido como lo digno de estima, así pues como valor o digno de amor. Pero el sentido está atravesado de sinsentido, y el propio Sócrates lo sabe bien cuando advierte de no dejarse esclavizar por las pasiones,  proponiendo otros valores y placeres que los meramente animales, corporales o materiales, al tiempo que asume un modo de vida estoizante capaz de rechazar lo blando para no sufrir lo duro, como avisaba Epicarmo.

Podríamos hablar de cierto apolinismo en Sócrates, ya aducido por Nietzsche, pero matizando que se trata de un ascetismo contrapunteado epicúreamente por el amor de amistad e incluso dionisíacamente por su capacidad de beber o bailar. Sin embargo es cierto que la dialéctica socrática es un movimiento ascensional, por el cual el alma trata de enseñorearse del cuerpo clásicamente, en donde la visión de la realidad inmanente es sublimada por la entrevisión de la idealidad trascendente.

El contrapeso al ideal-realismo del Sócrates clásico lo ofrece el barroco Richard Burton quien, en su magna obra “Anatomía de la melancolía”, hace hincapié no en nuestra experiencia del bien sino del mal, no en nuestra vivencia de lo positivo sino de lo negativo, no en la convivencia armoniosa sino en la convivencia disarmoniosa. He aquí su demoledora visión crítica del mundo del hombre:

El mundo es un vasto caos, un manicomio, el teatro de la hipocresía,

una tienda de picardía y adulación, un aposento de villanías, la escuela del desvarío, una guerra donde quieras o no debes luchar y vencer o ser derrotado, en la que o matas o te matan.

Mientras les sea provechoso, se aman o se pueden beneficiar mutuamente, pero cuando no se pueden esperar más ventajas, como hacen con un perro viejo, le cuellgan o le disparan. Nuestro summum bonum es el interés, y la diosa a la que adoramos la Reina Moneda, a la que ofrecemos a diario sacrificios, por la que se nos ensalza, humilla, eleva, estima, la única guía de nuestras acciones.

No tienen importancia la virtud, la sabiduría, el valor, el conocimiento, la honestidad, la religión ni cualquier cualidad, sólo el dinero, la grandeza, el cargo, el honor, la autoridad, por eso se admira a los hombres por lo que parecen, no como son, sino como parecen ser.[8]

Resulta muy instructiva la comparación entre este R. Burton y nuestro B. Gracián: ambos son clérigos, anglicano y católico, ambos son barrocos y pesimistas. He aquí la posición escéptica de Gracián:

Todo cuanto hay se burla del miserable hombre; el mundo le engaña, la vida le miente, la fortuna le burla, la salud le falta, la edad se pasa, el mal se da priesa, el bien se le ausenta, los años huyen, los contentos no llegan, el tiempo vuela,  la vida se acaba, la muerte le coge, la sepultura le traga, la tierra le cubre, la pudrición le deshace, el olvido le aniquila, y el que ayer fue hombre hoy es polvo y mañana nada.[9]

La actualidad de semejante diatriba crítica del mundo del hombre resalta suficientemente, aunque en la actualidad hemos pasado de describir negativamente el mundo humano a describir negativamente también el mundo no humano, así pues el universo mundo. Un cierto “gnosticismo” se filtra en los escritos negativistas de J.P. Sartre y Cioran, de Nietzsche y S. Freud, de C.G. Jung y S. Weil. En todos ellos y muchos más ya no es sólo el ámbito humano sino el mundano o cósmico el puesto en cuestión: la naturaleza misma reaparece como madre y madrastra, origen de vida y muerte, destino cruel de toda creatura.

En esta línea negativista aunque matizada se sitúa el poeta ruso contemporáneo Y. Yevtushenko, quien en su poema “Mentiras” plantea el precio de la felicidad:

(Mentiras)

Mentir a los jóvenes es malo,

Demostrarles que las mentiras son ciertas es malo.

Decirles

que Dios está en su cielo

y que todo está bien en el mundo

es malo.

Saben a qué te refieres.

También ellos son personas.

Cuéntales las dificultades

incontables,

y hazles ver

no sólo

lo que será

sino ver

con claridad

el presente.

Diles que encontrarán obstáculos,

que hay tristeza,

duros momentos.

Al diablo con  todo.

Quien nunca conoció

El precio de la felicidad

no será feliz.

No condones ningún error

que admitas,

se repetirá

multiplicado por cien

y después

nuestros discípulos

nos condenarán

por lo que nosotros hayamos condonado.[10]

En este poema se nos plantea crudamente el precio de la felicidad: mas el precio de la felicidad es la infelicidad, como el precio de la vida es la muerte, el precio del ser el no-ser, el precio del sentido el sinsentido y el precio del amor el desamor. Y por supuesto, el precio de la riqueza es la pobreza, tanto la pobreza de la propia riqueza como la pobreza del pobre,a menudo enajenado por la riqueza del rico o enriquecido materialmente.

Busquemos ahora finalmente cierta apertura de sentido, cierta salida a semejante encerrona, en la filosofía simbólica de M. Heidegger.

4 (Heidegger y el ser-sentido)

Nuestro último referente es M. Heidegger, el filósofo y teólogo que ha tematizado el sentido radical del mundo del hombre en la noción capital del ser. Mas, ¿cómo interpretar el ambivalente ser heideggeriano? Ambivalentemente sin duda, ya que simboliza a la vez lo positivo y lo negativo, la apertura y lo destinal, ala pujanza transpersonal e impersonal, el espíritu oscuro. El ingenio filosófico de Heidegger está en haber amalgamado en el ser el cruce de los contrarios a modo de cruz o crucifixión de los opuestos.  A partir de la Carta sobre el humanismo podríamos hablar del ser heideggeriano como de un amor crucificado, ya que el ser se define como “Ver-mögen”: potencia de querer o querencia.[11]

La dialéctica del ser en Heidegger comparece claramente si sobreponemos textos heideggerianos de épocas diversas. Así, mientras que en obra Beiträge/Aportes a la filosofía (1938) el autor germano define el ser como el abismo (Abgrund), en su posterior discurso Die Armut/La pobreza (1945) redefine el ser como lo sublime: la relación sublime (erhabene Beziehung).

Los comentaristas se desconciertan al ver definido el ser como lo sublime y el abismo, sin percatarse que así se expresa la coimplicación de los contrarios. Pero desconocen también que lo sublime es la sublimación de lo subliminal, así pues la asunción radical del abismo: recuérdese aquí cómo la experiencia más alta –la mística- es la experiencia más abismática o abisal, lo mismo que la experiencia del ser resulta inseparable de la coexperiencia de la nada. Por eso puede decir Heidegger:

Lo alto de esa altura de lo sublime es en sí la profundidad. Pues bien,
la relación del ser con nuestra esencia es el centro, el medio que está en todas partes como el centro de un círculo cuya periferia no está en ninguna.[12]

Cabría entonces concebir el ser heideggeriano como un daimon o demon ambivalente, o sea, como un dios menor (der gott), al que el propio Heidegger ha hecho referencia traduciendo así el daimon heraclíteo,  o bien proyectándolo como nuestra única esperanza de salvación en este mundo. Ahora bien, el ser como daimon o dios menor simboliza el destino radicalmente ambiguo del mundo humano así como del universo, por cuanto presidido por una divinidad contingente o contingenciada, encarnada o humanada, a modo de “trascendencia inmanente” (tal y como comparece paradigmáticamente en el propio cristianismo).

Precisamente a partir de G. Vattimo, el joven maestro Santiago Zabala habla de los vestigios del Ser como remanente: el cual es por una parte lo que nos sobra o excede y por otra parte lo que nos falta o requiere, el excessus y el recessus, las sobras del ser como restos o residuos: una paradoja que está en el propio título de su fina obra The Remains of Being, cuya traducción expresa al mismo tiempo lo que queda del ser y los restos del ser, lo que permanece y lo residual, en una palabra, la presencia y la ausencia,  la presencia ausente o la ausencia presente.[13]

Pienso que por esta vía heideggeriana cabe abrir el sentido sin desechar el sinsentido, antes bien asumiéndolo como contingenciación de dicho presunto sentido: nunca ya más presuntuoso como en un pasado idealista. Un tal sentido así contingenciado por el sinsentido no es un sentido inconcuso sino un sentido simbólico: el sentido que reflota en la nada, el sentido que se abre a través del oscuro túnel del sinsentido.

5 (Excurso poético)
Hay un precioso film de Charles Chaplin cuyo título –Candilejas– evoca ya una exquisita música que vertebra toda la película tránsfugamente. Su letra preciosista narra la historia romántico-trágica de un amor presente y emergente, el mismo amor demergente o decadente (ausente) y finalmente el amor remergente o sublimado, presente y ausente al mismo tiempo. Nos las habemos con un amor simbólico-real que se encarna en el tiempo y, tras su vivencia,  se reencarna en ese trastiempo que llamamos eternidad: paso del instante-ahora al ahora-estante, paso del amor físico o corporal al amor metafísico o anímico, asunción del sinsentido transfigurado en sentido: vida atravesada por la muerte, existencia traspasada por la dexistencia, proyección revertida en introyección, realidad traspuesta por la imginación:

Candilejas (Chaplin-Parsons)

Nadie te ha querido como yo,

nadie te ha ofrecido tanto amor:

nadie te ha enseñado de la vida más que yo,

nadie mi amor buscó tu amor con más amor.

Una tarde te llegaste a mí

como primavera en mi jardín:

a la luz de candilejas yo me enamoré,

era tu amor tal como yo lo imaginé.

Cada vez que te miraba no podía ver

en tu mirar que tanto amor iba a perder.

Y hoy te vas de mí para olvidar,

qué será de ti y a dónde irás.

Y aunque sé que nunca volverás

yo te esperaré una eternidad.

Y si alguna vez te acuerdas y quieres volver,

aquí estaré, aquí mi amor, igual que ayer.

Aquí no se trata del eterno retorno de lo mismo tomado literalmente a lo Nietzsche, ya que el mismo amor es el mismo y diferente, el mismo trasfundido, el amor que asume el desamor. Se trata del eterno retorno de lo mismo diferenciado, del retorno eterno del amor a través del tiempo y su sublimación anímica: la encarnación del amor en el tiempo finito y su redención humana abierta al infinito.
Conclusión general
Hemos seguido la pista del sentido de la existencia bajo la luz opaca del Ser heideggeriano a modo de “trascendencia inmanente”. Mas el archisímbolo del sentido de la vida es el amor, definido como apertura radical a la otredad. Pero el amor está como todo/todos abocado a la muerte y, sin embargo, la propia muerte no atenta definitivamente contra el sentido de la vida, por cuanto la muerte es el abrimiento a la otredad radical, la apertura de nuestra finitud al infinito o indefinido.

Y aquí entra la creencia en la infinitud o bien la increencia en la infinitud, la cual empero también sería al menos una creencia en la indefinitud. En cualquier caso tanto el creyente como el increyente arriban a través de la muerte al puerto del descanso eterno, aunque la creencia parece mantener la puerta abierta mientras que la increencia la cierra reductivamente (aunque todo depende de en qué o quién se crea).

A partir de aquí podríamos definir el sentido de la vida como la asunción del sinsentido (simbolizado por la finitud), abriéndolo a la infinitud o al menos indefinitud. De esta guisa coimplicamos el sentido de la vida y el presunto sinsentido de la muerte, proyectando una ambivalencia que nos conduce a la melancolía creadora o creativa de sentido, precisamente a través del duelo asuntivo del sinsentido.

Nuestra visión final resulta así “tragicómica”, ya que comparece bajo el signo del sí y del no, o sea, del “sino” como trasfondo destinal del hombre en el mundo. La tragicidad del mundo nos produce amor o compasión, la comicidad del mundo nos produce humor. Por su parte, la coimplicación armoniosa de los contrarios nos produce felicidad, mientras que la coimplicación disarmoniosa de los contrarios nos provoca infelicidad

En definitiva, el sentido de la vida es ambivalente y no tiene una solución sino una doble resolución, ya que dicho sentido está atravesado de sinsentido y no es posible abstraer de este, sino asumirlo críticamente. Por ello no se trata de ser positivo abstrayendo de lo negativo, como quiere cierta moda ligera, sino de positivar o positivizar el negativo de la realidad en la cámara oscura de su duelo existencial. Entonces reaparece el sentido como la racionalización de lo sentido, racionalización basada en un óptimopesimismo, o sea, en un pesimismo abierto (al optimismo de nuestra inclusión en el Ser).

APÉNDICE: AFORISMOS DEL SENTIDO

0.   Un hecho de nuestra vida no vale por ser meramente verdadero, sino por encerrar alguna significación humana: así enuncia Goethe el principio hermenéutico del sentido axiológico frente a la mera verdad bruta.

  1. En la hermenéutica el ser y el lenguaje se coimplican: el ser dice lenguaje y el lenguaje dice ser.
  2. Sin el mal el hombre no es humano, y con el mal el hombre es inhumano.
  3. Eres lo que sientes: sentido.
  4. Esforzarse: pero no forzarse.
  5. Antígona es la heroína de la fraternidad: pero la fraternidad no debería necesitar heroínas.
  6. G. Steiner relaciona a Dios con el “abismo que hay en el centro del amor”: yo hablaría al respecto de melancolía mística o metafísica.
  7. A la vida hay que echarle cuento: para poder contarla.
  8. El Dios bíblico de los Salmos es como la propia alma: trascendente y personalizada.
  9. El hombre abandonado en su pobreza y enfermedades, en su soledad y muerte: mientras peroran políticos y eclesiásticos, filósofos y científicos, economistas e intelectuales.
  10. Creer es como amar (Kierkegaard): yo hablaría de apertura radical en ambos casos.
  11. El cristianismo desde sus inicios es la religión romántica por excelencia, por ello el culto al amor en occidente es un aspecto del culto al sufrimiento (S. Sontag): frente a la religión cristiana del amor, el culto pagano es el culto al sexo.
  12. Desmitificar el arte: y mitificar la vida cotidiana (O. Eliasson).
  13. Tanto el fundamentalismo eclesiástico como el laico tienen en común tomar literalmente los dogmas religiosos, y no simbólicamente: los unos para afirmarlos, los otros para denegarlos.
  14. Retirar ciertos símbolos religiosos de ciertos escenarios públicos: para preservarlos y evitar su manipulación política.
  15. Cuidado con el perro del amo (genitivo objetivo y subjetivo).
  16. La escritura como distensión de la tensión y tensión de la distensión: catarsis y desaburrimiento, exudación o sudoración, desligación o religación, descargar pilas o recargarlas.
  17. Muy pronto, si uno es lúcido, el futuro queda atrás (G. Steiner): y el pasado delante.
  18. La mitología, tantas veces una abreviatura de la lógica (G. Steiner): de la lógica simbólica existencial.
  19. Nuestro destino está en nuestras manos…perderlo.
  20. Dios se encarna, y el Logos se hace eros: hay una erótica agapeística o caritativa en Jesús de Nazaret.
  21. Hablar puede ser peligroso: callar puede ser aún más peligroso (Kierkegaard).
  22. El mal es lo impensable por el pensamiento racioide que lo considera irracional: pero hay que pensar el mal para dejar de pensar (el) bien simplistamente. (Para Luis Garagalza).
  23. El bien no supera el mal, solamente lo atraviesa: por eso el bien es travieso y no beatífico.
  24. Últimamente leo algún suplemento periódico cultural para reirme de él.
  25. Nuestra reina griega afirma la antinaturalidad de la homosexualidad: así que la Grecia clásica era antinatural.
  26. Dios parece que no aparece.
  27. El hombre llega a lo más alto, pero necesita todavía elevarse más, subir otro escalón y otro más para llegar a ser un superhombre: pero es un hombre que  sube, cae y finalmente decae.
  28. Las Madres en el Fausto de Goethe son el límite matriarcal-naturalista del heroísmo prometeico: y el heroísmo prometeico representa el límite patriarcal-racionalista del destino matricial.
  29. Los que se dedican a ética tienen problemas de ética: los que cultivan la metafísica tienen problemas de sentido: los que hacen psicología tienen problemas psicológicos: los que estudian teología sufren la problemática del más acá trascendida con el más allá.
  30. No hay como alabar a alguien para ser alabado por él.
  31. Cuidado con meterse en la dialéctica reificadora del dinero, el sexo, el perfeccionismo o el heroísmo.
  32. La pereza de vivir del viejo.
  33. El hado es el destino (aciago): y el hada es la destinación (amorosa).
  34. El viejo se vuelve animista: en los niños veo mi niñez, en los enfermos mis enfermedades, en la tormenta mis tormentos y en el mar mi amor.
  35. En nuestra sociedad capitalista el capital simboliza nuestra saciedad: abstracta.
  36. Llorar de alegría: y reír por no llorar.
  37. En la vida hay amores que nunca pueden olvidarse, imborrables momentos que siempre guarda el corazón: pues aquello que un día nos hizo temblar de alegría, es mentira que hoy pueda olvidarse con un nuevo amor: inolvidablemente vivirá en mí. (Bebo Valdés- El Cigala).
  38. Los pecados capitales siguen siendo los mismos: el orgullo y la avaricia, la lujuria y la desmesura, la envidia y la ira odiosa o el odio airado.
  39. La vida es bastante dura aunque no dura mucho: la vida es bastante ridícula aunque no hace reír mucho.
  40. El hombre como falso animal: el animal falso.
  41. Pensar unamunianamente los dogmas como misterios: y no pensar dogmáticamente los misterios como dogmas.
  42. Los latinos no decían que nacemos sino que somos nacidos (natus sum): se trata de un verbo deponente cuya mejor traducción sería “soy puesto”.
  43. Toda duda tiene que ver con la dualidad o dualitud: es un balanceo entre contrarios que aún no ha hecho el balance o balanza.
  44. Algo es verdad si tiene sentido.
  45. Sin vivir no hay que morir: con morir no hay que vivir.
  46. Llevar una vida sencilla y retirada, con alguna salida, éxito o impromptus exterior: dialéctica de interioridad y exterioridad, entrada en el alma y salida al mundo, retiro campestre y vida ciudadana, lectura o aprendizaje y escritura o docencia.
  47. Cuando te busco te escondes: cuando me buscas me escondo.
  48. La selección española de fútbol campeona de Europa: con el mejor juego y sin heroísmos.
  49. El nihilismo niega todo hilo de lo real y, por tanto, toda la hilera de la realidad: la nada es “nihilum” ( ne-hilum: ni un hilo o hilacha).
  50. El fútbol como relación que nos correlaciona a todos simbólicamente: a través del esférico.
  51. Por desgracia la celebración popular de nuestro éxito futbolístico recupera nuestra tradición hortera: su rey ha sido el portero Reina beodo.
  52. Como dice Beckett hay que saber fracasar mejor.
  53. Ser hijo de fascista imprime carácter: quien lo dice lo sabe.
  54. Hace tanto calor que en la calle no hay ni músicos callejeros: se han ido con la música a otros aires.
  55. El cuerdo experiencia consigo mismo como Montaigne: el loco experimenta consigo mismo como Nietzsche.
  56. La radiante melancolía de Ingrid Betancourt: porque goza de una vida que sabe amenazada.
  57. F. Schelegel hablaba de la ironía del amor: puesto que el amor romántico se acerca y se distancia de su objeto-sujeto amoroso irónicamente, manteniendo una cierta reserva íntima.
  58. El personaje de la “Tía Tula” en Unamuno como virgen madre: quizás se trate de cierta matriarca vasca (la señora de la casa o etxekoandre).
  59. Es un descanso pensar que ya hemos cumplido la tarea vital y sólo nos queda la tarea mortal: a la vez la más difícil y la más fácil.
  60. En el cambio horario otoñal perdemos una hora teóricamente y ganamos una hora prácticamente (y viceversa en el cambio primaveral): paradojas de la vida.
  61. Cuando necesitaba el dinero no lo tuve: lo he tenido cuando no lo necesitaba.
  62. Amar a Dios es amar el bien (la redención): amar al prójimo es redimir el mal.
  63. Que sepan los hombres que son hombres, dice el Salmo 9: ni más ni menos que hombres.
  64. Más vale estar aburrido que abrumado.
  65. El hombre es de corazón errante, dice el salmista: errans corde.
  66. La dificultad de tener relaciones eróticas entre los humanos: deberían existir otras especies y géneros.
  67. Desde la perspectiva neutra de la ciencia Dios comparece como un creador creado.
  68. El escogido como hombre cogido: la obediencia te coge la cabeza, la pobreza el estómago y el celibato el sexo.
  69. En nuestra cultura posmoderna Dios es una cuestión eminentemente literaria, pero también política y, por supuesto, religiosa.
  70. “Dios no existe” puede significar que se reniega de su existencia: pero también puede significar un lamento por su inexistencia o, al menos, impresencia.
  71. Ir al médico pone enfermo (M. Eguiraun): y no ir mata.
  72. Alguien escribe en un muro “esto no es Euskadi”: y otro añade “esto es una pared”.
  73. No dar pasos hacia la meta: cada paso debe ser meta (Goethe).
  74. Los jóvenes como héroes: los viejos representan el coro trágico que les recuerda el destino común.
  75. Todo tiene su límite: incluso lo ilimitado.
  76. El dominio es el demonio: y viceversa.
  77. El mundo como estafa: promete diez y da uno.
  78. Los viejos solitarios o acompañados de otros viejos chamuscan palabras gastadas.
  79. Savater ataca tan furibundamente a sus adversarios que acaban teniendo razón.
  80. El español es directo y va al grano: el italiano es indirecto y desgrana la margarita.
  81. Un niño rubísimo absorto frente a los músicos callejeros de jazz: parecía nórdico pero le acompañan hispanoparlantes.
  82. En la monarquía hay una familia real: las demás familias sin surreales.
  83. Un viejo me cuenta que ya no le gustan los montes que antaño le gustaron: yo pienso paralelamente en mi disgusto con el mar otrora deseado.
  84. La ciencia se basa en el experimento: la filosofía se basa en la conciencia.
  85. El virtuoso cultiva la virtud: el virtuosista cultiva el virtuosismo como un manierismo.
  86. Amamos en el otro alguna carencia neustra que aquel posee: pero una vez poseída nos sentimos complementados y, a veces, completos, por lo que podemos abandonar al otro.
  87. La vida es feroz: feroces somos los humanos.
  88. La jubilación como posibilidad de lamerse las heridas de la vida y prepararse para la herida mortal.
  89. Mi existencia ha sido amor y melancolía.
  90. Por el paseo de La Taconera de Pamplona mis tacones sueltan tacos al andar tan raudo.
  91. En el Evangelio de Marcos, Jesús no dice fundamentalistamente que el que no está conmigo está contra mí: dice fundamentalmente que el que no está contra nosotros está con nosotros (Marcos, 9).
  92. El espíritu como dinamita en Nietzsche: y la dinamita como “nihilina”. (A Josetxo Beriain).
  93. Nuestra selección de baloncesto en Pekín aparece rasgándose los ojos a lo chino: pero los anglosajones se rasgan las vestiduras al respecto a lo fariseo.
  94. Los remolinos del alma: el alma es un mar sin fondo.
  95. El lotero callejero que grita somardamente: “mira que puede tocar”.
  96. Como el mar, el alma es masculina y femenina: el/la mar, el/la alma.
  97. Ya no me puedo peinar ni las canas: la calvera anuncia la calavera.
  98. A su padre lo asesinaron: pero él prefería abandonar antes de serlo.
  99. A menudo me trastornan mucho las cosas nimias en comparación con las graves: estas me parecen normales y por ello lógicas, aquellas resultan tontas y por ello ilógicas.
  100. Asumir la contradicción vital y trenzarla en una condición existencial: urdir la urdimbre con un ardid de la razón afectiva.
  101. Un colega se ha quejado siempre de su mala salud: pero ahora la considera buena en comparación con la actual (cosas del comparativismo sanitario).
  102. Al principio en la vida tenemos necesidad de todos para llegar todo: al final tenemos necesidad de todo para llegar a (la) nada.
  103. Ser humano es aguantar en medio: sin hundirse por debajo ni elevarse sobrehumanamente.
  104. De acuerdo con el Salmo 9, Lutero describe al impío como el hombre encorvado (incurvatus): encerrado en sí mismo y al acecho frente al otro (incurvatur).
  105. El salmista describe al soberbio vanagloriándose de su felicidad y afirmando que no será infeliz (non ero infelix): lo cual significa también que no será un infeliz sino un prepotente.
  106. En el programa televisivo Natura sigo la historia de un pequeño léon marino abandonado por su padre, pero defendido por su madre de todo agresor hasta llegar a adulto: entonces se inicia paradójicamente (o quizás lógicamente) en su nueva vida con una matanza lúdica de aves.
  107. Lo bueno, si doble, dos veces bueno.
  108. No hay medicina, hay médicos: no hay hermenéutica, hay hermeneutas.
  109. El sufrimiento secreto del gozo (abismático): el gozo secreto del sufrimiento (purificatorio).
  110. Al llegar a viejo el hombre distiende sus contradicciones: que aparecen entonces crudamente.
  111. Veo en TV un niño abandonado a su enfermedad mortal en un orfanato chino: todos estamos abandonados en este mundo, pero algunos radicalmente (Dios resulta aquí tan imposible como necesario).
  112. Un Dios imposible y necesario:  un Dios implícito o implicado en nuestra evolución.
  113. Si mi enemigo no me hubiera vituperado no habría reaccionado: primero negativamente, pero luego positivamente.
  114. Sin Dios el mundo no tiene sentido: con Dios el mundo no obtiene razón.
  115. La vida en la vejez es vejatoria.
  116. Qué le vamos a hacer: y qué más da.
  117. La melancolía de Adán en el Paraíso: primero porque no tiene a Eva, y luego porque la tiene y le tienta.
  118. Si no pierdes la pureza originaria, no vives: y si la pierdes te desvives.
  119. Mi amigo Félix Aréchaga  me decía ayer en su lecho de muerte que quería subirse a un avión con cama y todo: hoy ha logrado su último deseo al menos póstumamente.
  120. Religión y climatología: la gente entra en iglesias más frescas en verano y más cálidas en invierno.
  121. El no recibir correspondencia electrónica: uno lo apercibe como un no ser correspondido, como una herida narcisista, como un ser abandonado a su soledad.
  122. El dopaje español: la picaresca moderna.
  123. Hablamos siempre desde un lugar, contexto o juego lingüístico: pero esto no es relativismo sino relacionismo que, al ser concienciado, supera el relativismo abriéndose a otros juegos lingüísticos para conjugarlos.
  124. Toda ganancia tiene un coste: aunque nada más sea por su desgaste o gasto.
  125. El hombre es sensible al poder: al poder de lo insensible.
  126. El mal nos acaba salvando paradójicamente: porque reaccionamos nosotros, la naturaleza o Dios.
  127. Tener aplomo es andar con pies de plomo.
  128. Como dice S. Pániker, el azar es el espíritu que sopla donde quiere: el espíritu de nuestro tiempo (aéreo).
  129. La persona es la relación entre el yo y el tú.
  130. El Guggenheim como la ballena de Jonás: entramos a sus entrañas y salimos regenerados a la ría (pero allí nos aguarda la Araña atrapadora).
  131. La vida es tragicómica: en lo cómico reímos por no llorar amargamente en lo trágico lloramos por no reir absurdamente.
  132. No un Dios tapagujeros sino un Dios agujero él mismo: agujereado.
  133. Lo real no es verdadero ni falso, bueno ni malo: simplemente es indiferentemente.
  134. Al final nos queda siempre el asunto más decisivo de nuestra existencia: saber morirnos (encajar la muerte).
  135. Como no me han hecho mucho caso he acabado haciendo una filosofía para vivir: filosóficamente.
  136. Vivir filosóficamente: con amor a la sabiduría, sapiencial o sapientemente, con sentido y prudencia (fronética y no frenéticamente).
  137. Como dice S. Pániker, para poder superar el ego hace falta un ego fuerte o capaz.
  138. Dios hace a Eva del ánima de Adán: simbolizada por la “costilla” del costado.
  139. Aquí sólo hay fútbol y política: y la incultura dominante.
  140. Los animales asustados por la vida ponen el rabo entre las piernas: así el hombre.
  141. Unos turistas ríen estúpidamente del pescado que salta agonizante en una pescadería.
  142. Por qué se muere la gente buena: y se queda la mala.
  143. Dice R. Redondo en un soneto que “en la sombra anda Dios”: un Dios sombrío.
  144. El nihilismo como religión de la nada.
  145. La absoluta soledad, según Unamuno, es no estar ni aun consigo mismo: es la desolación de no poder estar a solas con uno mismo (la mismidad ausente o flotante).
  146. La democracia es parlamentarismo político:  y no charlamentarismo tertuliano.
  147. El reloj se ha parado a las once y cinco: agotado por el tiempo y agobiado por el espacio.
  148. Si te abandonan los demás, no te abandones: abandónate a los demás.
  149. La vida como paso de la simetría (la muerte) a la asimetría.(la complejidad).
  150. Visito el cementerio desolado de Mallona: en una tumba un arbusct robusto se ha encaramado a la cruz vertical y la ha devastado.
  151. El universo sería autoimplicativo: lo que llamamos principio del ser o Dios consistiría en la autoimplicación de lo real.
  152. El rencor español para con el campeón automovilístico L. Hamilton: ridículo y sintomático de nuestra envidia.
  153. Las dos grandes opciones culturales: científica o creadora (el hermeneuta es un intermedio o intermediario).
  154. La lengua como destino: cultural.
  155. Mi protección consiste en salir raudo de toda encerrona.
  156. Me dice el artista Gontzal Mendibil que represento el fuego de la madre: “amaren sua”.
  157. Laborar es trabajar: elaborar es extraer del trabajo.
  158. Por qué nos amamos y nos odiamos tanto: a menudo se trata de malentendidos positivos o negativos respectivamente.
  159. Firmo el testamento vital y dono mis órganos: bajo la condición de que se cercioren bien de mi muerte.
  160. La religión no pertenece a la privacidad: pertenece a la intimidad.
  161. La contingencia como contacto (cum-tangere): relacional.
  162. Cuando la temperatura es ideal transpira el alma lacia: a través del cuerpo poroso.
  163. El hombre es tiempo: el ser es espacio.
  164. Si cierro los ojos en una iglesia se me ahueca el alma: y se me inunda de la luz tenue y sagrada de mi niñez.
  165. En estos lares las mejores reseñas de una obra, y a veces las únicas, son los obituarios.
  166. No me importa la muerte: sólo la incomodidad que supone
  167. La cultura es para Oteiza la escultura: lo que nos salva de la naturaleza a través del hueco amparador del arte y sus artificios y artefactos.
  168. El positivista privilegia la posesión: el idealista privilegia el ser poseído.
  169. El perro no incordia si te ve con un palo.
  170. La llama del joven calienta: la luz del anciano ilumina.
  171. El concepto es un término abstracto: el símbolo es un comienzo concreto.
  172. La razón es un término de conocimiento: el amor es un término de reconocimiento.
  173. El intolerante es ultramontano: el tolerante es marítimo.
  174. Un jubilado no es necesariamente un jubilante.
  175. España no es la octava potencia del mundo: es la octava en potencia.
  176. Lo que nos da vida nos da muerte: el mar y su humedad.
  177. Cuidado con ciertos restaurantes: lo mejor que se puede hacer es dejar la comida en el plato y adelgazar.
  178. A menudo nos acaba salvando aquello o aquellos que habíamos despreciado: las paradojas de la vida.
  179. Me gustan seres tan sutiles que me tengo que sutilizar para poder amarlos.
  180. Ningún dios perece, dice Rilke: porque es un arquetipo existencial.
  181. En la sala de la ONU de Ginebra pintada por M. Barceló se presenta una cueva con sus estalagmitas inundada por las olas del mar: la reunión de nuestros orígenes.
  182. Estoy de épica hasta el gorro: mejor hacer lírica y asumir la dramática de la vida.
  183. Gente corriente no mata a la gente.
  184. La mayor autocrítica del hombre en este mundo consiste en morirse.
  185. En la visita a los enfermos visitamos nuestra futura enfermedad.
  186. Por un cristianismo cálido: y no frígido.
  187. A veces nos seduce el misterio de ciertas personas: el cual a menudo se reduce a nada.
  188. En este país hacemos análisis pseudocientíficos del fútbol: y síntesis pseudodeportivas de la ciencia.
  189. Me dice una señorona o señoranga que la suerte de los pobres es que no comen tanto: así no engordan como los ricos.
  190. En el hinduísmo la “bhakti” mienta el amor absoluto del hombre por el Absoluto.
  191. G. Vattimo afirma que no es heterosexual ni homosexual: es veterosexual.
  192. Gontzal Mendibil me dice que no me vuelva cuerdo: así que proseguiré un tanto locuelo.
  193. Yo soy yo y el alma que me cohabita: por eso el yo dialoga con su “alter ego” interior (sí-mismo, intratrascendencia, daimon, atman).
  194. El que no hace nada no se equivoca: está equivocado.
  195. Hay filósofos filibusteros: otros son simplemente embusteros.
  196. Según Unamuno, se trataría de civilizar el cristianismo: pues hay un cristianismo incivilizado por cuanto falto de civilidad.
  197. La realidad aparece y comparece pero no trasparece: no es trasparente.
  198. Según R. Panikkar, sin el dolor el mal permanecería tal cual: pero a través del dolor el mal se trasfigura (en la perspectiva religiosa).
  199. Yo había pedido ser poderoso para ser alabado por la gente: la vida me ha dado debilidad y he aprendido a reconocerme necesitado (Viscardi).
  200. El Dios clásico es la explicación de lo explicable (racionalmente): el Dios posclásico es la explicación de lo inexplicable (transracionalmente).
  201. Desde la jubilación se me pasa el tiempo más rápido: porque lo dejo pasar sin contenerlo ni atraparlo (la fruición del viejo es la fluición).
  202. Por respeto, respeto tus sentimientos aunque no los comparto: por respeto, respeto tu falta de respeto. (A una dama respetable).
  203. Una señora me pide que le firme un libro con todo mi amor: y luego me reprocha no concederle todo mi amor.
  204. De la espada a la palabra (Popper): y de la lanza a la pluma.
  205. En los Salmos las alas de Dios son positivas, pero sus olas son negativas: oposición de lo uránico o celeste a lo marítimo turbulento (dracontiano).
  206. La Expo de Zaragoza y su ilusión acuática: me ha gustado el espectáculo ofrecido por el Circo del sol, una cabalgata colorista y esperpéntica al mismo tiempo, que supongo simboliza la belleza y fealdad del mundo, mezclando rasgos medievales y renacentistas, con un toque entre modernista y surrealista.
  207. Nuestra melancolía se diluye ante un rostro bonito que nos sonríe: y desaparece si se corresponde con un cuerpo glorioso.
  208. En todas partes hay una camarilla que dirige camarillescamente: en todas partes surge el conflicto irremediablemente (no lo podemos evitar, solamente apaciguar).
  209. La definición es la forma más viril del conocimiento (Mª Zambrano): y la simbolización es la forma más femenina del conocimiento.
  210. La razón subsume lo real: el sentido asume lo real.
  211. El tiempo es la verdad del espacio (Hegel): y el espacio es la verdad del tiempo.
  212. Me gusta el rezo de las Completas: por el realismo de los Salmos bíblicos que plantean la lucha del hombre con el hombre ante Dios.
  213. Los enemigos de la eutanasia suelen basarse en el derecho a la vida: pero ese derecho a la vida suele traducirse en un indigno derecho a una muerte degradante.
  214. El aprecio es lo que no tiene precio.
  215. El buen verso resuena: la mala música suena.
  216. Miserere mei Domine, quia pauper sum sed unicus (Vulgara, Salmo): Apiádate de mí Señor, que soy pobre pero único.
  217. Las ideas se tienen en pie y nos cogen, mientras que las creencias se reclinan para acogernos: las ideas son nuestra instancia, las creencias son nuestra estancia.
  218. Si comes, matas: y si no te mueres.
  219. Obama: Hosanna. La cosa está tan negra que se la pasan a un presidente negro.
  220. Dice el cardenal Rouco que la Virgen es la madre de Dios, y la Virgen del Pilar la madre de España: pero entonces España es divina.
  221. La Virgen del Pilar como madre de España: se supone que el padre es Santiago (y cierra España). Pero yo prefiero a san Pablo (y abre España).
  222. A veces hay equívocos: me gusta el perro y no su dueña.
  223. Los mamones que no nos escriben por e-mail cuando más los necesitamos.
  224. En la vida primero nos religamos a la propia vida: pero al final nos desligamos del fondo de la vida abriéndonos a la trasvida.
  225. A partir de la jubilación hay una mayor conexión y continuidad entre el sueño y la vigilia, la noche y el día, el interior y el exterior.
  226. El ciprés es el nombre del efebo amado por Apolo (Kyparisos o Cipariso): a quien el dios convirtió en ese en árbol funeral por una falta que cometió.
  227. La belleza es la representación finita de lo infinito (Schelling): y el amor es la presentación finita del infinito.
  228. Menos mal que no he triunfado: si lo hubiese hecho tendría que estar preparando el enésimo buen libro para los demás (en su lugar preparo el libro que me gusta a mí).
  229. Como dice Carlo Frabetti, oponemos machistamente lo “cojonudo” como bueno frente al “coñazo” como malo.
  230. Hay gente que en la montaña se dedica a mirar al hombre y no a la naturaleza: es como si un turista admira al guía y no a lo visionado.
  231. Veo unas cabras que se han echado al monte: algunas cabreadas se encuernan, otras hacen cabriolas.
  232. Lo más intrigante de su Pasión según san Mateo es que Bach lo articula todo musicalmente: la traición de Judas y el amor de Jesús, la vida y la muerte, la pena, el gozo y la gloria, la dramaturgia del hombre en un mundo trascendido por la composición musical.
  233. Ya sabemos lo que las cosas no dan de sí.
  234. A veces la técnica musical de Bach consiste en sedarte para despertarte: apaciguarte para resucitarte.
  235. Recuerdo el sueño obsesivo de una Roma pletórica de arte, en la que buscaba a través de basílicas deslumbrantes la belleza total: debía ser consecuencia del síndrome de Stendhal.
  236. Un discípulo de Vattimo solicita un puesto de filósofo: le digo que su maestro le ha ayudado teórica pero no prácticamente, ya que su crítica nihilista a la metafísica ha aniquilado la filosofía tradicional.
  237. Dicen que los anuncios publicitarios dan dinero: así que hay gente que se dedica a ver/oir anuncios.
  238. Estar solo: estar asolado.
  239. Cada uno lleva el mar dentro: la humanidad conforma una especie de mar intercomunicado.
  240. Con qué narcisismo anda el chaval: como pisando huevos frescos.
  241. Nacemos sin saber para qué: morimos sin saber por qué.
  242. La guapa joven que anda suelta y sobrada: con un garbo despreocupado y casi displicente (el encanto de su dejadez existencial).
  243. Es propio del rito ritmizar la existencia performativamente: el propio del mito imitar el rito formativamente.
  244. Los eclesiásticos dogmáticos saben de todo, incluida la ciencia sin haberla estudiado: porque tienen una concepción a priori típica del todólogo.
  245. Las vacas mudas: enmudecen ante el pienso de la naturaleza (la cual piensa a través de su rumia).
  246. El bote económico de los bancos se convierte en “botín” en el banco Santander: depredación bancaria.
  247. La propia vida marca su sentido o sendero, su camino o itinerario: emergentemente y sinuosamente.
  248. La rotundidad sonora del idioma alemán frente a la elasticidad gomoide del inglés: y la rotundidad vocal del idioma español frente a la suavidad musical del francés, italiano y portugués.
  249. Contra los favoritos: a favor de los desfavorecidos.
  250. Savater como gran Pope: critica la infalibilidad papal desde su propia infalibilidad (entre Popes anda el juego).
  251. La vida como zozobra: el tiempo nos engulle y el espacio nos sepulta.
  252. Bach no me pone: me repone en una serenidad olvidada y una dulzura perdida.
  253. La ciencia explica el sentido, la filosofía lo implica y el arte lo vivencia.
  254. La felicidad es exterior, la beatitud es interior: no parece fácil sintetizarlas.
  255. ¿Dónde está el sentido que hemos perdido con la razón y la verdad?
  256. Parafraseando a Miles Davis: filosofad como si no supierais filosofar, más aún: sabed como si no supierais.
  257. Los nuevos mitos los proporciona la ciencia (S. Pániker).
  258. La sexualidad es sagrada en el paganismo porque no sólo representa la fuente de la vida, sino que también se asocia a la fertilidad/fecundidad y, por lo tanto, a la riqueza: hasta que surge la sobreexplotación de la tierra y la superpoblación del mundo.
  259. Las diferencias con el amigo se convierten en deferencias.
  260. Lo malo del mal es que vuelve: lo bueno del bien es que vuelve.
  261. Mi madre me concibió de un padre exultante por la marcha de la guerra mundial, pero mi nacimiento se realiza ya en franca decadencia bélica del Eje: pienso que estas dos circunstancias simbolizan bien mi entusiasmo de origen o fondo y mi decadencia de forma o formato vital.
  262. En los Salmos se dice que Dios es nuestra casa y nuestro futuro: la casa y el futuro del hombre.
  263. No caer ni en pleitos ni en pleitesías.
  264. El obispo como un sacerdote avispado: el obispo/avispa.
  265. Deseamos saber lo que piensan los demás sobre nosotros: pero los demás no suelen pensar.
  266. No soy lo que amo y he buscado (F. Cervantes).
  267. Vivo de fulguraciones románticas: bellas visiones, miradas encendidas, afectos transeúntes, anhelos sentimentales.
  268. El mal es impensable sin el bien: pero el bien es inimaginable sin el mal.
  269. Las dos grandes tribus: los que aburren y los que se aburren (Byron).
  270. Liarse suena mal, pero significa ligarse: que suena bien.
  271. No podemos localizar el amor y el odio meramente en el cerebro: porque son anímicos (pero lo conmueven todo).
  272. El que espera desespera: y el que no espera se exaspera.
  273. Tengo cotidianamente lo esencial de mi vida ante mí: cada día la contemplo como un presente ampliado.
  274. Nuestras partes nobles son también nuestras partes innobles.
  275. Las inquietud del perro lleno de vida por fuera: la quietud del gato lleno de vida por dentro.
  276. El sentido originario del mundo como sentido originante.
  277. La infrastructura de la vida es la salud: la suprastructura de la vida es la economía: y la mediación es la cultura interpersonal.
  278. El problema del mal no lo soluciona nadie ni nada: por eso es irresoluble, porque no lo ha solucionado ni Dios.
  279. Por fin encuentro en la feria y sus barracas mi sitio predilecto de adolescente: los autos de choque, con sus autistas locuelos. 
  280. Cuando quedamos enamorados de alguien a menudo nos quedamos quietos, agazapados tras las gafas (agafapados), como aojados por un ser que nos hechiza, nos atrae y nos retrae a la vez, misterio fascinante y terrible.
  281. Mi despacho universitario da a un bello patio porticado con tres palmeras, flores y una estatua claustral. De tanto mirarlo ya casi no lo veo, lo adivino en torno.
  282. La música de cuerda está considerada más melancólica y lírica: la flauta y la percusión están considerados antimelancólicos porque parecen ahuyentar el malestar (y a menudo también el bienestar).
  283. De la introversión vasca a la extroversión aragonesa: del mar al secano y de la nubosidad al sol.
  284. La Enciclopedia Espasa es espesa: y la Gran Enciclopedia Vasca es vasta y, a veces, basta.
  285. Según Kierkegaard, Sócrates no hubiera amado a los jóvenes si no hubiera conocido a los hombres: yo diría que por reacción.
  286. Qué pasa cuando un amigo pasa a la otra vida: uno se pregunta si seguirá estando de nuestra parte o habrá cambiado de bando.
  287. Refiriéndose a mis escritos Eloy Sánchez Rosillo dice que son hondos y verdaderos, y considera mis aforismos sin trampas ni cartón: de acuerdo con su benevolente juicio, una escritura tan esencial manifiesta al autor y lo beneficia (gracias buen poeta amigo).
  288. En la portada de mi libro en euskera Ama Jainkosa (La diosa madre) han metido dos espectros macabros: parece un libro de terror.
  289. El Papa Benedicto: el Papa Veredicto.
  290. Las largas colas de ciertas Exposiciones: la solución es hacer circular a la gente por la exposición deteniéndose levemente y pudiendo volver de nuevo a la cola inicial.
  291. Por qué resulta más bello el mar embravecido: por qué la vida bravía es más interesante (pero más peligrosa).
  292. Hoy el mar está más animado que la playa.
  293. Observo que hay mujeres de todas las tallas y talles.
  294. El problema visual de las playas es que unos se colocan cara al sol y otros cara al mar.
  295. El viejo horizonte tan azul y prístino se me va combando y oscureciendo: pues llego cansado de deambular por el mundo.
  296. Convengamos en que vistas las cosas desde fuera parecen bastante ridículas: ridículo es hacer el amor o rezar, trabajar o comer, descansar o pasear, en fin vivir.
  297. Los obispos dicen que la sociedad ha dejado de ser cristiana: pero quizás han dejado de ser cristianos los obispos.
  298. Me encanta la niña oriental que no me hace ni caso: me mira como a un viejo carcamal (lo que soy).
  299. Según Horkheimer-Adorno, la crítica de la contrarrevolución católica a la Ilustración tenía razón: y viceversa.
  300. A Dios rogando, y la ocasión rondando.
  301. De jóvenes admiramos la grandeza de ciertas cosas porque proyectamos nuestra energía: de viejos todo se viene abajo (como uno mismo).
  302. Hoy triunfa lo que F. Beigbeder llama el “fashismo” (de fashion): yo lo llamaría fachismo (de fachada).
  303. El filósofo no es vidente: es evidente.
  304. El salmo 88 expresa bien el mal, la clausura o encerrona del salmista:; “estoy clausurado y he claudicado” (clausus sum).
  305. En la comunión eucarística el hombre, aun abandonado por todos, está acompañado por algo/alguien que lo trasciende.
  306. La naturaleza me ha dado cierta capacidad intuitiva corroborada por el Dios benévolo: a veces interferida por el diablo.
  307. No os preocupeis ni os pongais nerviosos: ya lo estoy yo suficientemente.
  308. He vuelto a rezar las Completas en grupo: la mejor forma de completar el día religiosamente.
  309. Florecemos en un abismo (Rafael Cadenas).
  310. La naturaleza ama esconderse en su raíz: pero desea manifestarse en su fruto y flor.
  311. Si llego a ser alguien habré ganado el mundo: si llego a ser nadie habré ganado la muerte (el trasmundo).
  312. El que no conoce la enfermedad no conoce la salud: el que no conoce la muerte aún no conoce la vida (por lo cual la vida es desconocimiento).
  313. El que no sabe del mal no sabe del bien: y el que no conoce el bien desconoce el mal.
  314. El hombre es un animal religioso: el hombre no religioso es un animal meramente.
  315. Había oído hablar de las acelgas como mata-frailes, pero por lo visto se trata de mata-de-frailes: una verdura que los vivifica hasta la muerte.
  316. Observo los modernos molinos de viento: las aspas parecen las largas y finas piernas de una bailarina.
  317. En euskera se llama “comuna” al water: es lo común y comunal.
  318. No he estado en Taiwan: pero Taiwan ha estado en mí.
  319. El idealismo preconiza hacer lo que se debe: el posibilismo hacer lo que se puede: el positivismo hacer lo asible o hacedero: y el composibilismo hacer lo que se hace hacendosamente.
  320. En ciertos países se echa un poco de chocolate al café: yo le echo un poco de cola-cao.
  321. Las femeninas hojas de los plataneros contrastan con sus colgallos o bolas masculinas: las primeras amparan, los segundos amenazan.
  322. Si lo miro desde una perspectiva exigente mi vida ha sido oscura: si lo miro desde una perspectiva transigente mi vida ha sido abierta.
  323. Un obispo emérito trata de acallarme con el principio de autoridad: pero yo le desautorizo ese principio pagano (anticristiano).
  324. Deberíamos aprender a respetar y gustar de cada persona y personalidad, de cada filósofo y filosofía, de cada hombre y mujer.
  325. Yo no quiero ser amigo suyo, cuando lo quise no lo quiso ser: del desierto desertado vengo para acceder a un nuevo acontecer.
  326. En el Salmo 88 el salmista está aterrorizado por los terrores de Dios.
  327. Ve más quien está en el ajo que el propio ojo.
  328. En el Tristán de Wagner se anuncia el goce del deseo: todo lo que luego, en la vida real, se ha de pagar con la ruina (Hans Küng).
  329. No te embriagues con el amor, dice Chateaubriand: no te embragues con él.
  330. El amor como engaño vital.
  331. El amor es fuego, dice O. Paz, por eso quema lo que amamos: pero también somos quemados en el amor (de donde cierto resquemor del amor).
  332. En España nos envidian no por lo que hacemos y trabajamos: nos envidian por lo que no hacemos ni trabajamos.
  333. Si un hombre te hiere, déjalo seguir siendo hombre: con ello ya tiene suficiente penitencia.
  334. El hambre mata lo que come: el amor mata y es matado por lo que ama (comunión).
  335. La razón común: por qué no es común.
  336. Nací en un entorno no “entornado”, como suelen transcribirme, sino “entormado”: lleno de tormos de tierra áspera y reseca (los Monegros).
  337. Me han metido una entrevista en la red y veo cómo, junto a comentarios civilizados, hay gente que insulta: allá ellos los tabernarios, que se joroben.
  338. El arzobispo Cañizares y la España cañí.
  339. Nací en un pueblo polvoriento: por eso puse mis pies en polvorosa.
  340. El diálogo callejero de una madre joven con su hijo niño: me quedo encandilado.
  341. Estamos desesperados cuando no somos esperados: por nadie.
  342. Queremos conseguir cosas pero, una vez conseguidas, ya no las queremos tanto.
  343. Un amigo me desea un amor que me trascienda: pero si me trasciende quizás no me (a)coge.
  344. Me proponen como doctor honoris causa: a la vejez vihuelas.
  345. Buscar la alegría más allá de las estrellas: cuando no la encontremos más acá de ellas (Himno a la alegría, Beethoven-Schiller).
  346. El desarrrollo efectivo como racionalización conlleva un subdesarrollo afectivo como rigidización.
  347. En el salmo 88 el salmista achaca a Dios el haberlo abandonado y aterrorizado: “me hundes echándome encima todas tus olas”.
  348. Si vas en busca del placer te alienas: y si no te aburres.
  349. Admiras lo que miras con dilatadas miras.
  350. No queremos ser lo que podemos ser porque en cierto modo ya lo somos: queremos ser lo que no podemos ser para poderlo ser.
  351. Alguien afirma solemne que no cree en Dios ni en el diablo, pero sí en el bien y el mal: pero resulta que Dios es el símbolo del bien y el diablo el símbolo del mal.
  352. La blancura del Guggenheim ha blanqueado la vieja villa denegrida y ferruginosa.
  353. Para que no te cohiba el cohibas ni te apure un puro: no lo apures.
  354. Como mi amigo, también su niño parece despejado y afectivo: algo que sólo es incompatible entre los incompatibles.
  355. Un universo carente de males sería menos completo y perfecto que el nuestro con sus males: esta es la razón que da un apologeta a favor de nuestro mundo (un argumento inmundo).
  356. La iglesia anglicana tiene el problema de la ordenación episcopal de mujeres y homosexuales: la iglesia católica tiene el problema de la no ordenación sacerdotal (no digamos ya episcopal) de mujeres, casados y homosexuales.
  357. La visión en la vejez es la visión desde la barrera: porque uno ha sido barrido de la arena.
  358. Gritamos llorando al nacer al mundo: pero morimos exhalando exhaustos al abandonarlo.
  359. La docta ignorancia oriental simbolizada como estar debajo de la higuera búdicamente: y la ignorancia supina occidental como estar debajo del pino (sub-pino) haciendo el ídem.

Nota bibliográfica
Biblia de Jerusalén, Desclée, Bilbao 2002.

—Platón, Obras Completas, Aguilar, Madrid 1990.

—Jenofonte, Recuerdos de Sócrates,  edición de J.D.García Bacca, UNAM, México 1994.

—Epicuro, Textos introducidos y editados por C. García Gual, Alianza, Madrid 2002.

—Epicteto (Disertaciones), Marco Aurelio (Meditaciones), Michel de Montaigne (Ensayos), La Bruyére (Los caracteres), Cioran (La caída en el tiempo).

—Robert Burton, Anatomía de la melancolía, Asociación española de Neuropsiquiatría, Madrid 2002.

—Baltasar Gracián, Obras Completas, Aguilar, Madrid 1960.

—Federico Nietzsche, Werke, Neske, Múnich 1967.

—Miguel de Unamuno, Del sentimiento trágico de la vida, Austral, Madrid 1990.

—Martin Heidegger, Meditación, Biblos, Buenos Aires 2006; idem, La pobreza, Amorrortu, Buenos Aires 2006.

—C.G.Jung y el Círculo Eranos, en: Suplementos Anthropos, nº 42, 1994.

—Harold Bloom, ¿Dónde se encuentra la sabiduría?, Taurus, Madrid 2005.

—José Ángel Valente, La experiencia abisal, Gutenberg, Madrid 2004.

—Santiago Zabala, The Remains of Being, Columbia University Press, 2008.

—G. Vattimo, A. Ortiz-Osés, S. Zabala y otros, El sentido de la existencia, Universidad Deusto, Bilbao 2007.

—Victor Hugo, Antología íntima, edición de R. Gracía de Mesa, Universidad de Córdoba, 2002.

—Lao-Tsé y otros, Diccionario de la existencia, Anthropos, Barcelona 2006.

—Andrés Ortiz-Osés, Amor y sentido, Anthropos, Barcelona 2005; La herida romántica, Anthropos, Barcelona, Junio 2008; Sabiduría de la vida, Prames, Zaragoza 2007; idem,  Amor y humor, Rolde, Zaragoza 2007.


[1] Ver Platón, Obras Completas, Aguilar, Madrid 1990.

[2] La divisa socrática en Jenofonte es “honrar lo demónico”, es decir, lo religioso o religante, lo sagrado o numinoso. Precisamente ha sido Heidegger el que ha proseguido esta honra de lo demónico en su veneración cuasi fechitista del ser como daimon/demon de lo real. (Por cierto, resulta sintomático de ese Sócrates no olímpico el que se apropie en su discurso de una expresión típica de las mujeres: “por Juno” (la diosa lunar protectora de las féminas).

[3] Véase la magnífica edición biblingüe de Jenofonte por nuestro J.D.García Bacca, Recuerdos de Sócrates/Banquete/Apología, UNAM, México 1994.- Sócrates habla de “frónesis”, que podemos traducir como sentido afectivo contextual: en este segundo Sócrates de Jenofonte –después de Platón- el sentido se define por el uso práctico, así como en el segundo Wittgenstein de las Investigaciones –después del Tractatus- el sentido se define por el uso pragmático.

[4] H. Bloom, ¿Dónde se encuentra la sabiduría?, Taurus, Madrid 2005.

[5] Antonio Gala, Poemas de amor, Planeta DeAgostino, Barcelona 1999.

[6] Al respecto Epicuro, edición de Carlos García Gual, Alianza, Madrid 2002, “Carta a Meneceo”.

[7] Sobre el tema de la felicidad, ver André Comte-Sponville, La felicidad desesperadamente,  Paidós, Barcelona 2001, así como Luc Ferry, ¿Qué es una vida realizada?, Paidós, Barcelona 2003.

[8] Véase R. Burton, Anatomía de la melancolía, Asociación española de Neuropsiquiatría, Madrid 2002.

[9] Baltasar Gracián, El Criticón, Aguilar, Madrid 1960.

[10] Yevgeny Yevtushenko, en:M. Esselman y E. Ash, Al diablo con el amor, Punto de lectura, Barcelona 2002. Hemos revisado levemente la versión española por motivos conceptuales, traduciendo “condonar” en lugar de “perdonar”.

[11] Véase M. Heidegger, Carta sobre el humanismo, así como Besinnung/Meditación, Editorial Biblos, Buenos Aires 2006.

[12] M. Heidegger, La pobreza, Amorrortu, Buenos Aires 2006, pág. 103 y 104. Sobre la experiencia abismática ver J.A. Valente, La experiencia abisal, Gutenberg, Madrid 2004.

[13] Al respecto Santiago Zabala, The Remains of Being, Columbia University Press, 2008.

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