Hay relativamente poco escrito sobre el Cuarto Sector de empresas, las que tienen objetivos de rentabilidad financiera y contribución a la sociedad incorporados en su forma jurídica. En Estados Unidos es un tema emergente que adquiere tracción desde 2009 (André 2012, Benefit Corporation 2012, B-Lab 2012, Clark y Vranka 2012, Fourth Sector Network 2009, Mickels 2009, Raz 2012, Sabeti 2011), pero en España y América Latina no hay casi nada escrito (Vives 2012, Jiménez y Morales 2011, aunque este último está escrito en inglés). Destacamos la publicación El Cuarto Sector en Euskadi (Zurbano, Urzelai y Henry, 2012), proyecto promovido por Innobasque – Agencia Vasca de la Innovación, y realizado en colaboración entre las tres universidades vascas, abordando la situación del Cuarto Sector en Euskadi, buscando realizar un diagnóstico del mismo que muestra su dimensión y el peso relativo que supone en la economía actual de nuestro territorio.
Este interés reciente surge ante el entendimiento de que las formas tradicionales de tipificación de las empresas entre “con fines de lucro” y “sin fines de lucro” es muy restrictiva para poder permitir la actuación de las empresas en un ámbito que ha evolucionado, con cada vez mayores preocupaciones por el impacto social y ambiental de las actividades empresariales y la necesidad sentida de atender los crecientes problemas sociales que los gobiernos y las organizaciones de la sociedad civil no están en condiciones de atender, ya sea por falta de recursos ya sea porque sus instrumentos no pueden atacar la amplia problemática.
Se intensifica así en las últimas décadas el interés porque las empresas del primer sector, a través de sus actividades normales y en particular a través de actividades de Responsabilidad Social, atiendan parte de esta problemática, particularmente en países en vías de desarrollo donde las carencias de los gobiernos y de la sociedad civil son más notables. Adicionalmente, el Tercer Sector de la sociedad civil, tradicionalmente preocupado por el bienestar de la sociedad, constata que sus usuales organizaciones, dependientes de donaciones y contribuciones, no son suficientes para atender la problemática y comienzan a buscar formas organizativas que potencien sus escasos recursos. Surgen así formas híbridas que tratan de captar lo mejor de ambas formas operativas, con lucro y sin lucro. Se desarrollan instituciones dentro de la llamada economía social y solidaria, del empresariado social y de una nueva concepción que pretende ser aglutinante de muchas de estas formas híbridas bajo el nombre del Cuarto Sector.
En este artículo se propone una tipificación pragmática de ese Cuarto Sector. Para ello se pasa revista a las diferentes formas híbridas de organización que buscan contribuir a resolver la problemática social y ambiental, sin abandonar la visión comercial. Se discute la potencial confusión derivada de la gran dispersión de conceptos organizativos y se propone una visión más sintética del Cuarto Sector, concentrándolo en empresas de derecho privado, con carácter comercial, con fines de lucro, que también tengan como objetivo, legalmente incorporado, lograr fines sociales y ambientales. Se presenta las ventajas de esta forma organizativa y se pasa revista a la normativa legal y el ecosistema de apoyo necesarios para hacerlas efectivas.
Esta tipificación sintética puede contribuir a reducir la confusión existente entre las decenas de nombres usados para describir las organizaciones que buscan fines sociales de tal manera que, al enfocar el concepto, permita desarrollar el ecosistema de apoyo institucional, legal y financiero que estimule su desarrollo.
El artículo completo se puede leer en el número 12 Sept.-Dic. 2012 de la Revista sobre Responsabilidad Social de la Empresa de la Fundación Luis Vives
Antonio Vives es director de Cumpetere, Profesor consultor de la Universidad de Stanford, ex Gerente de Desarrollo Sostenible del Banco Interamericano de Desarrollo y creador de las Conferencias Interamericanas sobre Responsabilidad Social de la Empresa.