Es fundamental reflexionar sobre cómo crear entornos seguros e inclusivos en los que adolescentes y menores puedan practicar deporte y disfrutar de sus actividades favoritas sin temor a ser juzgados, discriminados o víctimas de violencia. El reciente Barómetro Unicef Edición País Vasco (4ª edición) subraya claramente que, entre las principales fuentes de felicidad y bienestar emocional para niños y adolescentes, se encuentran precisamente y en primer lugar, las actividades de ocio y deporte, junto con las relaciones familiares y las amistades.
Sin embargo, muchas veces, estos espacios acaban convirtiéndose en escenarios donde lo/as jóvenes experimentan presiones sociales, violencia física o psicológica, y discriminación por género, etnia, orientación sexual o habilidades físicas. Esto no solo perjudica su experiencia inmediata, sino que afecta a largo plazo su autoestima, su desarrollo emocional y su bienestar general.
Numerosos estudios destacan que la práctica deportiva regular en contextos seguros contribuye a mejorar significativamente la autoestima de lo/as adolescentes, ayudando a reducir síntomas de ansiedad y depresión, y fortaleciendo su bienestar emocional general (Barroso et al., 2024).
Además, lo/as jóvenes que participan en actividades deportivas mejoran notablemente sus habilidades sociales, incluyendo una mayor capacidad para resolver conflictos, comunicarse eficazmente y trabajar en equipo (Álvarez & Martínez, 2023). Este fortalecimiento de las competencias sociales está estrechamente vinculado a una mejor adaptación social y una mayor satisfacción personal.

Organismos internacionales, como la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2020), han subrayado también la importancia de la actividad física como vehículo para promover el desarrollo cognitivo, emocional y social en adolescentes, indicando que muchos de estos beneficios perduran hasta la edad adulta.
Sin embargo, para lograr estos beneficios, es crucial que los entornos deportivos y recreativos sean percibidos por lo/as adolescentes como seguros, acogedores y libres de violencia o discriminación. La creación de espacios deportivos seguros implica establecer políticas concretas que garanticen la inclusión, promuevan el respeto por la diversidad y prevengan cualquier forma de violencia o acoso (Plataforma de Infancia, 2022).
Por ello, se vuelve indispensable repensar cómo estamos diseñando estos espacios, no solo desde la infraestructura, sino desde la cultura organizativa y educativa, para asegurar que cada adolescente pueda beneficiarse plenamente de las oportunidades que el deporte y el ocio les ofrecen.
Podemos empezar por repensar en la comunicación o en bienestar emocional. A estas alturas, el lenguaje degradante o los insultos son prácticas denostadas. Sin embargo ¿hemos pensado en el nivel de desarrollo de esa persona a la hora de dirigirnos a ella?. ¿Pedimos opiniones sobre nuestro estilo de comunicación? ¿ofrecemos vías para compartir sus preocupaciones?.
#BienestarEmocional #DeporteSeguro #InclusiónSocial #BienestarJuvenil #SaludMental #ActividadFísica #EspaciosSeguros #EducaciónIntegral #DesarrolloJuvenil #BarómetroUNICEF #Adolescencia #OcioInclusivo
REFERENCIAS
Barroso, F. J., Fernández, J. A., Sánchez, A., & García, M. A. (2024). La actividad física en la mejora de la autoestima del adolescente. Recuperado de https://scielo.sld.cu/scielo.php?pid=S1990-86442024000100005
Organización Mundial de la Salud [OMS]. (2020). Directrices sobre actividad física y hábitos sedentarios para niños y adolescentes. Recuperado de https://www.who.int/es/news/item/22-11-2020-physical-activity-recommendations-for-children-and-adolescents
Plataforma de Infancia. (2022). El deporte: un entorno seguro para la infancia y adolescencia. Guía para entidades y personas adultas. Recuperado de https://www.plataformadeinfancia.org/wp-content/uploads/2022/09/el-deporte-un-entorno-seguro-para-la-infancia-y-adolescencia-guia-para-entidades-y-personas-adultas.pdf