Jesús Prieto Mendaza, doctor en Estudios Internacionales e interculturales por la Universidad de Deusto, impartió este lunes, 7 de marzo, una charla al alumnado de Opciones Críticas frente a la Vida Social del Módulo de Formación Humana en Valores.
Su objetivo era “tocar la fibra sensible” del estudiantado para contribuir a la ruptura de rumores profundamente instalados sobre las migraciones y, en concreto, acerca de cuestiones como las razones que subyacen a las mismas y las condiciones en que llegan las personas migrantes.
Insistió en que las migraciones se van a seguir produciendo. Ni vallas más altas, ni una pandemia ni tampoco la actual guerra en Ucrania frenará los flujos procedentes de la otra orilla del Mediterráneo pese a los riesgos mortales de emprender semejante aventura. Porque su raíz está en la miseria y en la imposibilidad de desarrollar un proyecto de vida personal y familiar en los países de origen.
Hoy, Europa, presa históricamente de una política errática, está dispuesta a acoger a refugiados Ucranianos -cuyo volumen supera ya al registrado durante la II Guerra Mundial-, pero no adoptó la misma actitud frente a crisis de refugiados anteriores como la provocada por el conflicto sirio. Ello debería, como insistía el ponente, hacernos reflexionar.
Por otro lado, Jesús Prieto desgranó las diferentes rutas utilizadas por las personas migrantes para acceder a Europa desde África Subsahariana y el Magreb y los cambios que éstas han experimentado en los últimos años. Quienes migran son mayoritariamente jóvenes menores de 18 años porque, en función de su condición, pueden evitar la repatriación. No obstante, si llegan a España, lo hacen cuando, engañados por las mafias, ya se han quedado sin dinero y han tenido que deambular por las calles de ciudades del norte de Marruecos y de Ceuta y Melilla cuya población sufre las consecuencias; de ahí el “éxito” electoral de los discursos populistas y demagógicos en torno a la inmigración.
Finalmente, en vísperas del 8 de marzo, Jesús insistió en las profundas asimetrías de género de todos los procesos migratorios, pero sobre todo de los irregulares. Las mujeres, minoritarias en el volumen total de migrantes africanos, sufren una especial vulnerabilidad y son objeto de múltiples violencias. Viven constantemente expuestas al abuso sexual, a la violación, etc. por parte de las mafias que trafican con personas, las cuales, con frecuencia, las obligan a prostituirse para pagar las deudas contraídas durante el viaje.