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El pasado lunes 16 de diciembre, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano, el Papa Francisco ha recibido en audiencia a las delegaciones de tres instituciones bancarias dedicadas a las finanzas éticas. Una de ellas era Fiare Banca Ética, cooperativa de crédito que opera en Italia y España y que este año cumple 25 años en Italia y su décimo aniversario en nuestro país. Entre los miembros de la delegación estaban los profesores de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas Peru Sasia (Vicedecano de Profesorado y Presidente de la Federación Europea de Banca Ética y Alternativa) y Javier Martínez Contreras (Director del Centro de Ética Aplicada y Vicepresidente del Comité de Ética de Banca Ética). 

Durante el encuentro, el pontífice ofreció unas consideraciones relevantes [discurso íntegro del Papa] sobre las oportunidades y desafíos de la economía y las finanzas actuales, destacando la necesidad de construir un sistema financiero inclusivo y al servicio del “desarrollo humano integral” con “necesaria transparencia”. “Las instituciones bancarias tienen grandes responsabilidades para fomentar lógicas inclusivas y apoyar una economía de paz”, subrayó.

En su discurso, el Papa Francisco reflexionó sobre el impacto de las finanzas en un mundo globalizado. Criticó prácticas que priorizan exclusivamente el beneficio, afirmando que “Cuando las finanzas pisotean a las personas, fomentan desigualdades y se distancian de la vida de los territorios, traicionan su propósito”.

Jorge Bergoglio llamó a las instituciones bancarias a asumir sus responsabilidades en la promoción de una economía inclusiva y sostenible. Recordó que el papel de la banca es esencial para el desarrollo económico, pero siempre con transparencia y un impacto positivo en las comunidades locales. Comparó las finanzas con un “sistema circulatorio”, que debe fluir adecuadamente por todo el tejido social para evitar desigualdades y desequilibrios económicos.

“Cada vez que la economía y las finanzas tienen impactos concretos en los territorios, en la comunidad civil y religiosa, en las familias, es una bendición para todos”, ensalzó Francisco. Y es que, está convencido de que “las finanzas sanas no degeneran en actitudes usureras, pura especulación e inversiones que dañan el medio ambiente y fomentan las guerras”.

Este mensaje resuena de forma especial en un momento tan delicado como el presente, en el que comienzan a circular discursos sobre el apoyo financiero a las “armas sostenibles” o a la “defensa” discursos impulsados desde los lobbies armamentísticos que plantean la inclusión de las inversiones en armamento dentro de las inversiones sostenibles. Frente a esta tendencia creciente a nivel mundial, las instituciones de finanzas éticas son especialmente sensibles a las cuestiones socio-ambientales, dejando fuera de sus operaciones precisamente a este sector armamentístico y de la defensa, en su compromiso por la promoción de los derechos humanos, el cuidado de la casa común y la inclusión financiera superando exclusiones y desigualdades. Una apuesta por la auténtica sostenibilidad, que necesariamente se vincula de forma inequívoca con la Justicia y la defensa de los Derechos Humanos.