Los resultados de las elecciones del próximo 28 de mayo dependerán del comportamiento de los votantes del PNV en los últimos comicios municipales y forales del 2019. Por ahora, a poco más de un mes para la cita con las urnas, uno de cada cuatro de sus votantes de 2019 no termina de meter en el sobre la lista jeltzale. Su comportamiento también condicionará si se reduce o no la tradicional asimetría que refleja la bolsa de abstencionistas, donde siempre tienen más peso los individuos que no se sienten nacionalistas vascos. Sobre la mesa tres escenarios, dos improbables y uno probable:
1) La mayoría de estos votantes decide finalmente no apoyar al PNV. Unos porque perciben que en estas elecciones no hay nada en juego. Otros porque quieren enviar una señal a su partido sobre alguna cuestión con la que no están de acuerdo. El malestar puede estar originado por decisiones del partido en el Gobierno en el nivel local, foral o vasco. Está estudiado cómo los votantes de las formaciones que están en los ejecutivos utilizan las elecciones para castigar a su partido a través de la abstención como una advertencia y paso previo a votar a otro grupo. Entonces, las encuestas estarían sobrerrepresentando en la foto actual los resultados del PNV. Este escenario, muy improbable, dibujaría una abstención muy alta y simétrica respecto al origen nacionalista o no nacionalista de los abstencionistas.
2) La mayoría decide finalmente respaldar en masa al PNV. Unos porque consideran el voto como un deber y no tienen en sus cercanías ideológicas ningún partido que les ofrezca garantías como gestor o solucionador de los problemas que más le preocupan. Otros porque premian la gestión de su ayuntamiento, de su diputación o del Gobierno vasco y se dejan llevar por el efecto del caballo ganador que anuncian las encuestas previas y confirman con su voto la profecía autocumplida. Entonces, las encuestas estarían infrarrepresentando en la foto actual los resultados del PNV. Y podría alcanzar un resultado mucho mejor que la horquilla más alta que predicen las encuestas. En este escenario, improbable, la abstención sería más baja pero seguiría siendo asimétrica respecto al origen nacionalista o no nacionalista de los abstencionistas.
3) La mitad acaba votando al PNV y la otra mitad se va a la abstención. Una parte de los que dudan acaba desarrollando el comportamiento descrito en el escenario 2 y la otra parte de parecido tamaño sigue dando la espalda a las urnas hasta el final por los motivos expuestos en el escenario 1. Este tercer escenario, que es el que dibujan la mayoría de las encuestas, sería el más probable. El PNV no tendría desgaste y conservaría su fuerza electoral. La abstención seguiría siendo muy elevada y asimétrica.
Artículo publicado en El Correo (28/04/2023)
Por Braulio Gómez