Cuando el arco de San Mamés, el estadio del Athletic Club de Bilbao, está a punto de ser derribado, nosotros también nos queremos sumar a la despedida a La Catedral del fútbol, el estadio que ha marcado la historia de nuestra ciudad. Y para ello, nada mejor que el testimonio de nuestros estudiantes, muchos de ellos fans en la distancia del Athletic, y algunas fotografías enviadas por ellos mismos y por Fabián Laespada, profesor del Euskal Irakaslegoa de la Universidad de Deusto. Esta es la primera parte de nuestro homenaje a San Mamés. ¡Gracias a todos por vuestra colaboración!
Kazuya Murata, estudiante del programa de Lengua y Cultura. Otoño 2009
Tengo muchas memorias de San Mamés. Es un estadio mágico, con los mejores fanáticos en el mundo. El equipo y los fanáticos son una familia, no le importa si eres del País Vasco, francés, Estados Unidos o Japón. No viven muchos japoneses en Bilbao, pero cuando yo llevo mi camiseta de rojiblanco, me hago un miembro de esta familia. Las noches de partido crean un ambiente magnífico, los hombres bebiendo kalimotxos y cantando con sus familias y amigos.
Después de mi viaje a España, yo sigo al Athletic todas las semanas por internet. Yo decoro mi cuarto con las camisetas, la bandera y la bufanda del Athletic. Aupa Athletic!
Magnus Krogsæter Aarre, estudiante del programa de Negocios y Español. Otoño 2010.
Luis Fernández, ex entrenador del Athletic y ex jugador de la selección francesa, dijo una vez: «Un Bilbao sin San Mamés sería como un Paris sin la Torre Eiffel”. Bueno, la ciudad de Bilbao cuenta con numerosos monumentos históricos y vistas espectaculares, pero ninguno tan especial y, sobre todo, tan mítico como La Catedral.
Fui regularmente a San Mamés durante mi estancia en Bilbao y, a pesar de una temporada olvidable y resultados por debajo de las expectativas, han sido ocasiones que recordaré para siempre.
¿San Juan de Gaztelugatxe? No. ¿La Basílica de Begoña? No. ¿El Casco Viejo? No. Sin duda, San Mamés ha sido la mayor impresión que he tenido en Bilbao. Aquí, la gente vive para el fútbol y el fútbol es la vida —eso no es el caso en Madrid, París, Londres o, evidentemente, en San Sebastián. Es algo único.
La Catedral quizás no sea tan famosa como la Torre Eiffel en París, pero es más importante para los bilbaínos y los estudiantes extranjeros que apoyan el equipo: es su casa.
Nate LePage, estudiante del programa de Lengua y Cultura. Primavera 2011.
Mis recuerdos más preciosos del Estadio San Mamés son, irónicamente, de un partido al que asistí para apoyar al equipo visitante. Fue el amistoso entre el Athletic Club y el Celtic de Glasgow. Aunque el partido se acabó con un empate a 0, fue un momento espectacular. Siempre recordaré los aficionados del Celtic cantando «Athletic! Athletic! Zu zara nagusia!» (o algo similar, por lo menos). O los niños bilbaínos intercambiando camisetas y bufandas con los escoceses durante el descanso. Aunque fuera un amistoso, el estadio tenía un ambiente energético y vivo.
Desde mi semestre en Bilbao, he seguido viendo partidos del Athletic y leyendo las noticias sobre el equipo. De hecho, si pudiera volver al partido contra el Celtic, es probable que yo iría para apoyar al equipo local. Pero si no me hubiera sentado con los aficionados visitantes, no habría visto todas esas cosas que hicieron que fuera una noche tan inolvidable. Agur, San Mamés!
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