Damos la bienvenida a Briana Clinton, estudiante de State University of New York en Plattsburgh a nuestro blog. Briana fue estudiante de Negocios y Relaciones Internacionales en el programa CIDE de la Primavera 2020. Hoy compartimos sus reflexiones respecto a un semestre tan diferente, con todos los planes interrumpidos a partir de mediados de marzo por la pandemia.
Aquí os dejamos una traducción al español. El texto original, en inglés, se puede leer aquí.
« Si alguien me hubiera dicho hace un año que haría las maletas, dejaría Brooklyn y cogería un vuelo de 8 horas por medio mundo para ir a estudiar a otro país del extranjero, me hubiera entrado la risa.
Nací en una ciudad tan diversa culturalmente como Nueva York, de manera que siempre he estado en contacto con gente, lenguajes y estilos de vida diferentes. Además, viví la mayor parte de mi niñez en Barbados, en el Caribe, lo que también ha contribuido a moldear mi visión del mundo, ¡y quise aprender más! Estudiar en la Universidad de Deusto abrió mis ojos a un nuevo mundo que nunca había visto y que probablemente nunca habría podido ver si no hubiera tomado la decisión de estudiar en Bilbao.
Estudio mi universidad Hospitality Management, International Business y Español. En Deusto, escogí 5 clases: Relaciones transatlánticas entre Europa y EE.UU, Negocios Internacionales, Marketing Internacional y dos clases de español. ¡Mentiría si dijera que tenía una clase preferida! Todas las clases que recibí en Deusto fueron divertidas, informativas y la cantidad justa en cuanto a trabajo que necesito para mantenerme concentrada en mis estudios. Todos mis profesores eran sabios y apasionados de su materia e impulsaron los intereses de mi carrera proporcionándome una nueva perspectiva.
Después de clase, quedaba con amigos locales y otros estudiantes de Deusto. Solía ir con mi mejor amiga, Logan, a nuestros lugares preferidos, como Moyua o Portugalete, para explorar. Explorando y gracias a las sabias palabras de mis tutores en CIDE me di cuenta de que es normal cometer errores. No había problema si metía la pata y pronunciaba las palabras mal. No había problema en pedir ayuda cuando no sabía a donde ir (en español, ¡por supuesto!). Durante este proceso aprendí a no tirar la toalla y a seguir intentándolo. Toda esta experiencia ha servido para aprender que debe haber comodidad en la incomodidad si quieres aprender, especialmente si se trata de aprender otro lenguaje.
Es muy desafortunado que a raíz del coronavirus mis colegas y yo hayamos tenido que irnos. Lo hicimos con un gran pesar y un sentimiento de vacío al tener que decir adiós al País Vasco más pronto de lo que esperaba. A pesar de ello, cada experiencia, cada bollo de mantequilla y cada pintxo, ¡valieron la pena! Valió la pena viajar desde el metro de Las Arenas hasta clase. Valió la pena, vivir en Bilbao y compartir las costumbres, tradiciones y el lenguaje que tanto adoran.
Vivir esta experiencia, y más aún durante la pandemia del coronavirus, ha convertido en algo fundamental para mí compartir con los estudiantes de mi universidad de origen la importancia de estudiar en el extranjero y recomendarles estudiar en Deusto. He vivido con una familia de acogida que ahora identifico como mi familia. Me han ayudado, guiado y me han ofrecido tal hospitalidad, ¡que me ha hecho querer dejar América y venir a vivir con ellos para siempre!
Esta experiencia de estudio en la Universidad de Deusto me ha dado verdaderamente una nueva perspectiva de la vida que espero poder vivir algún día. La vida que elija vivir a pesar de los obstáculos o retos a los que tenga que hacer frente. ¡Siempre recordaré Deusto como el lugar de los vivos recuerdos, de las promesas y los futuros a los que aspirar! »