Hoy empezamos oficialmente la primavera y, además, celebramos el Día Internacional de la Poesía. Desde el Centro Internacional de Español – CIDE queremos celebrarlo compartiendo con vosotros una pequeña selección de poemas elegidos por profesores y estudiantes . Por supuesto, éste es un post abierto, así que no dudéis en incluir vuestros poemas favoritos en los comentarios. ¡Que viva la poesía!
- Los estudiantes de Introducción al Análisis de la Literatura Hispánica (Programa de Lengua y Cultura) han elegido el siguiente poema, parte de la obra “Yo que tú. Manual de gramática y poesía”, de Juan Vicente Piqueras:
SUJETOS
YO es el lugar de encuentro
de la conjunción copulativa
con la disyuntiva. Yo
vive entre lo que une y lo que separa.
Cuando saca un verbo a bailar
con una mano lo abraza y con la otra lo rechaza.TÚ es un pronombre que pide, para ser pronunciado,
poner los labios para un beso.ÉL no es más que un artículo determinado con acento
y el que relativo dentro.ELLA es bella y no está.
USTED, una pretensión, una dificulltad, como todas
las palabras que terminan en -d.NOSOTROS somos nos y somos otros.
¿Tal vez por eso no soy de los nuestros?VOSOTROS es la voz de los otros, la sal de los demás,
sin la cual todo es soso.ELLOS son lo peor, los culpables de todo, nadie sabe
quiénes son, dónde están, sólo el infierno
que infligen.
- La profesora Leyre Goitia ha seleccionado la primera parte de «Canción primaveral», de Federico García Lorca:
Salen los niños alegres
de la escuela,
poniendo en el aire tibio
del abril canciones nuevas.¡Qué alegría tiene el hondo
silencio de la calleja!
Un silencio hecho pedazos
por risas de plata nueva.
- La profesora Isabel Hurtado de Mendoza nos propone este poema de Mario Benedetti a través de un vídeo con la voz del autor:
- Nuestro profesor de literatura, Francisco Soguero, comparte con nosotros un poema de Kepa Murua, poeta vasco contemporáneo. Versión con voz y música.
UN DÍA NEGRO
Te diré lo que es un día perdido.
Pensar en el sol cuando llueve.
En el calor cuando hace frío.
En el vacío cuando no eres nadie.Te diré lo que es un día extraño.
Reprimir una lágrima con fuerza.
Pegar una bofetada al aire.
Escuchar de tu boca un grito.Te diré lo que es un día sin aliento.
Salir por salir a la calle.
Besar una lengua sintiéndola seca.
Mirarte y no reconocerte en el espejo.Te diré lo que es aciago por dentro.
Permanecer callado ante lo evitable.
Confundir el mundo con el engaño.
Pensar que todo está en orden.Te diré lo que da de sí un maldito día.
Quedarte quieto cuando tienes miedo.
Sentirte salvado mientras no te salvan.
Silenciarte la boca para no equivocarse.Te diré lo que es un día herido.
Rodar por la zanja del tiempo.
Vendarte los ojos para que te perdonen.
Pensar que todo está dicho.Te diré lo que es sentirse aislado.
Ser un poeta a todas horas.
Ser un hombre a plena luz del día.
Pensar que nada tiene remedio.
- El profesor Jonatan Caro nos acerca a John Berger y a su obra Páginas de la herida (versión en inglés):
Lo que más me reconcilia con mi propia muerte es la imagen de un lugar: un lugar en el que tus huesos y los míos sean sepultados, tirados, desenterrados juntos. Allí estarán desperdigados en confuso desorden. Una de tus costillas reposa contra mi cráneo. Un metacarpio de mi mano izquierda yace dentro de tu pelvis. (Como una flor, recostado en mis costillas rotas, tu pecho.) Los cientos de huesos de nuestros pies, esparcidos como la grava. No deja de ser extraño que esta imagen de nuestra proximidad, que no representa sino mero fosfato de calcio, me confiera un sentimiento de paz. Pero así es. Contigo puedo imaginar un lugar en donde ser fosfato de calcio es suficiente.
- Un poema de la obra «La voz a ti debida», de Pedro Salinas, es la propuesta de la profesora Ana Ruiz-Bazán:
Ayer te besé en los labios…
Ayer te besé en los labios.
Te besé en los labios. Densos,
rojos. Fue un beso tan corto,
que duró más que un relámpago,
que un milagro, más. El tiempo
después de dártelo
no lo quise para nada ya,
para nada
lo había querido antes.
Se empezó, se acabó en él.Hoy estoy besando un beso;
estoy solo con mis labios.
Los pongo
no en tu boca, no, ya no…
-¿Adónde se me ha escapado?-.
Los pongo
en el beso que te di
ayer, en las bocas juntas
del beso que se besaron.
Y dura este beso más
que el silencio, que la luz.
Porque ya no es una carne
ni una boca lo que beso,
que se escapa, que me huye.
No.
Te estoy besando más lejos.
- La profesora y directora de CIDE, Inma Ballano, comparte otro poema de Federico García Lorca, en este caso «La Casida del Llanto», del Diván del Tamarit:
He cerrado mi balcón
porque no quiero oír el llanto
pero por detrás de los grises muros
no se oye otra cosa que el llanto.Hay muy pocos ángeles que canten,
hay muy pocos perros que ladren,
mil violines caben en la palma de mi mano.
Pero el llanto es un perro inmenso,
el llanto es un ángel inmenso,
el llanto es un violín inmenso,
las lágrimas amordazan al viento
y no se oye otra cosa que el llanto.
- Y, para terminar, yo (Itziar Muñoz) os propongo Kukua, de Kirmen Uribe. Es un poema en euskera, pero el vídeo incluye una explicación y subtítulos en inglés (puedes ver también la versión en castellano):
FranKar says
Hola, los estudiantes de las clase de Español III (con Francisco) hemos decidido que nuestro poema favorito es «Kukua», de Kirmen Uribe, porque el poema y la música crean un ambiente especial, inspirador y transmite tranquilidad. Aunque, en realidad, nos han gustado mucho todos, y la elección ha sido muy difícil
Muchas gracias a CIDE por este buen día y por la celebración del Día de la Poesía.
Ellen, Mary Gen, Kelsey, Shelby, Brittany, Shay, Mary, Arturo
Casado says
Un poco tarde, pero no podía faltar. Os copio un poema/canción de Luis Eduardo Aute. Se titula «Me va la vida en ello», y es un manifiesto vital que (me gustaría creer que) (a veces) suscribo:
Cierto que huí de los fastos y los oropeles
y que jamás puse en venta ninguna quimera,
siempre evité ser un súbdito de los laureles
porque vivir era un vértigo y no una carrera.
Cierto que no prescindí de ningún laberinto
que amenazara con un callejón sin salida
ante otro “más de lo mismo” creí en lo distinto
porque vivir era búsqueda y no una guarida.
Cierto que cuando aprendí que la vida iba en serio
quise quemarla deprisa jugando con fuego
y me abrasé defendiendo mi propio criterio
porque vivir era más que unas reglas en juego.
Pero quiero que me digas, amor,
que no todo fue naufragar
por haber creído que amar
era el verbo más bello…
dímelo…
me va la vida en ello.
Aquí podéis escuchar la canción con subtítulos:
http://www.youtube.com/watch?v=4oVd5tL7hZY
cometa23 says
Aunque con mucho retraso, yo me quedo con el poema XX de Pablo Neruda:
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.