Escrito por Nuha Al-Saeedi, estudiante de español en CIDE.
Como parte de nuestro programa de movilidad Erasmus Mundus, debíamos cursar un curso intensivo de español. Éramos 5 estudiantes, los únicos “habitantes” de la universidad desde hacía más de un mes: Khaleed, Mouza y Muhammad, de Omán; Omar, de Marruecos; y yo, de Yemen. Todos los días entrábamos a las 9:00 a clase; y allí estábamos, sólo nosotros 5, Irune nuestra profesora, y los obreros que trabajaban en la renovación y reconstrucción de la universidad.
Dicho esto, tengo que decir que la universidad que se ve a día de hoy ¡no era así hace tan sólo 2 meses! Debido a la reconstrucción todo estaba al revés y el acceso estaba prohibido en la mayor parte del edificio de la universidad. Aún así, prohibido o no, ¡no había manera de llegar allí!!
El curso intensivo para estudiar un nuevo idioma era de 5 horas de duración, la universidad estaba desierta y había muchos ruidos debido a las obras. Era todo un desafío estudiar español. Pero aún lo fue más cuando en este curso intensivo se llevó a cabo el Ramadán, el mes en el que los musulmanes no comen desde el amanecer hasta la puesta del sol. Cuando leí todas las duras condiciones que acabo de mencionar, me imaginé que otros estudiantes también habían pasado por estos tiempos difíciles y pensé en lo duro que debió de ser, porque desde luego, no éramos el único caso.
Todo este ambiente, las divertidas clases… Sentía que la universidad era toda nuestra y de nadie más. Cada día que pasaba tenía ilusión por aprender más y más castellano. Creamos una gran amistad entre nosotros y fue un momento muy triste cuando el curso tocó su fin.
A principios de septiembre empezamos a ver más y más estudiantes que llegaban a la universidad. El ambiente de la universidad está mejor que nunca. Por otra parte, hemos terminado con nuestro ayuno y se puede comer todo el día : D
Todavía tenemos esta sensación extraña en cuanto recordamos viejos tiempos, nuestros días juntos en clase, solos en la universidad y nadie más… Ahora lo más normal es ver a muchos estudiantes por los pasillos, pero echo de menos aquellos días en los que solo estábamos 5 personas en la Universidad de Deusto.
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