Izaskun Sáez de la Fuente, profesora e investigadora del Centro de Ética Aplicada, analiza en la revista Contexto la polémica generada entorno al Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo por la ausencia de algunos colectivos de víctimas como las de abusos policiales.
En el artículo, Sáez de la Fuente recuerda que ni la creación del Instituto Vasco de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos (Gogora), ni la del Centro Memorial han estado exentas de polémica dentro y fuera de Euskadi. «Pero, como se pueden imaginar, las críticas en uno y otro caso proceden de sectores ideológicos, políticos y sociales muy distintos«, destacada.
«Teniendo en cuenta que, como Tzvetan Todorov (2015) señalaba, los seres humanos estamos ‘hechos del pasado’, el problema radica siempre en qué se recuerda y qué se olvida y, aún más, quién decide lo que se recuerda y lo que se olvida y en función de qué criterios e intereses lo hace», añade.
La investigadora defiende que «no sobran ni las fundaciones de víctimas (que tampoco representan a toda la pluralidad de víctimas), ni las asociaciones memorialistas ni Gogora ni el Centro Memorial, siempre y cuando cumplan, al menos, dos condiciones: a) ser fieles a la verdad (reivindicar como víctimas a quienes lo fueron sin realizar equiparaciones indebidas y descontextualizadas: ni el franquismo justifica la violencia etarra, ni ésta el terrorismo de Estado); y b) contribuir con su misión y su dinámica de funcionamiento a la desnormalización y a la deslegitimación de la violencia de motivación política y, por tanto, a la defensa de la dignidad de todas las personas».
«Semejante suelo ético es especialmente exigible a las instituciones que en Euskadi y en España lideran las políticas públicas de memoria. A pesar de sus diferencias, a ellas les corresponde potenciar sinergias y trabajo conjunto y no ser objeto de instrumentalización partidista. Me temo que su propio diseño normativo y el clima de creciente polarización y de enfrentamiento político casi cainita resultan poco propicios para esta ardua pero imprescindible tarea», concluye.
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