En el marco de la investigación ‘El surgimiento de los museos escolares de memoria en Colombia: nuevas interpretaciones sobre el pasado, el presente y el futuro’, se coprodujo una serie de videos sobre los Museos Escolares de la Memoria. Se trata de un adelanto, como parte del proceso de formación predoctoral, en el marco del Instituto de Ética Aplicada, de la Universidad de Deusto, por el investigador Julián D Bermeo. En el proceso también han participado estudiantes de secundaria de tres colegios situados en distintas regiones de Colombia. Se trata de iniciativas llevadas a cabo al interior de los colegios públicos y que tienen como fin la mensualización escolar del conflicto armado en Colombia, país en el que este fenómeno violento se ha prolongado por más de cinco décadas. En cada uno de los tres vídeos se puede visitar y conocer, desde la mira de las y los jóvenes, acerca del Museo Escolar de La Memoria de la Comuna 13 (en Medellín, Antioquia); Museo Escolar de la Memoria Recuerdos de Mi Wayco (en Samaniego, Nariño); y el Centro de Memoria Histórica Matapita (en Restrepo, Meta).
La producción de esta serie de vídeos no solo responde a una apuesta metodológica, sino también ética del proceso de investigación. Con ellos, se buscaba innovar en la forma de indagar y recolectar información, permitiendo que las personas se puedan expresar, rompiendo con el formato convencional de pregunta respuesta de las entrevistas; y por ende, relacionarse de manera distinta con quien hace las veces de investigador. Además, el resultado de la cocreación, en este caso los vídeos, podía retornar con facilidad a la comunidad donde fueron creados para que se les diera un uso práctico como recurso didáctico o material comunicativo para la difusión de su respectiva iniciativa escolar.
En conjunto, los tres vídeos abren la oportunidad para que más personas, desde la distancia y a través de plataformas virtuales como YouTube, puedan visitar y conocer más sobre este tipo de museos memoriales. No obstante, se mantienen fieles a la perspectiva propia de los grupos que los crearon, la especificidad del paisaje y de la historia de cada uno de los territorios en los que fueron rodados. Para llegar a este resultado, se desarrolló un proceso en el que se consideraron aspectos tanto técnicos como estéticos y pedagógicos, contando con el apoyo permanente de un equipo interdisciplinario con fortalezas en realización y producción audiovisual, diseño gráfico, edición y trabajo educativo con personas jóvenes.
El punto de partida fue un taller introductorio al lenguaje audiovisual, en el cual se discutio sobre las posibilidades de narrar la realidad y las problemáticas del contexto circundante por medio de lo audiovisual; se abordaron conceptos como encuadre, plano, tipología de planos o movimiento de cámara, entre otros. Todo ello acompañado del análisis de referentes como escenas de cortos y largometrajes; así mismo de ejercicios prácticos en los que se ponía a prueba la apropiación conceptual de las y los estudiantes, brindándoles también la oportunidad de interactuar con las herramientas de las que dispondrían para la grabación de las escenas finales como teléfonos móviles, trípodes o micrófonos, entre otros.
Antes de iniciar la filmación, se propiciaba un espacio de planeación en donde las y los estudiantes definían sus propuestas, preguntándose por qué grabar y cómo hacerlo. Luego de responder individualmente a la pregunta por los aprendizajes que les había brindado el museo escolar de la memoria de su colegio, se conformaban grupos que trasladaban los aportes de sus distintos integrantes en un breve guion literario. Posteriormente, se elaboraba un storyboard, herramienta que se suele utilizar para definir las imágenes y los sonidos que se van a escuchar en cada cuadro de la escena. Una vez que se distribuían los roles para llevar a cabo las labores de dirección, manejo de cámaras, producción de sonido e interpretación de personajes, se daba inicio a la grabación. Finalmente, el material registrado por las y los estudiantes fue enviado a edición.
Además de un ejercicio de experimentación y ajuste metodológico, la realización de estas piezas supuso un aprendizaje permanente para todas las personas involucradas. Tanto para el investigador como para las y los estudiantes que se acercaron al lenguaje audiovisual, al cual todos han estado expuestos permanentemente como consumidores, pero no necesariamente como creadores; y para el resto de profesionales involucrados acceder a la realidad escolar y de las comunidades que fueron retratadas.
Actualmente, los retos son, por un lado, abrir canales de difusión adecuados para que más personas interesadas puedan acceder a estos materiales audiovisuales; y por otro lado, desarrollar herramientas analíticas pertinentes para aprovechar la riqueza informativa que brindan para una mejor comprensión de estas iniciativas de mensualización escolar sobre el conflicto armado colombiano, incorporando conceptos disciplinares como cultura histórica y conciencia histórica.
Por Julian David Bermeo Osorio