La Informática, al igual que la Computación, y la Ciencia de la Computación… son curiosamente, palabras femeninas.

Cuando a finales de los 80 yo estudiaba Informática no podríamos haber hablado de sesgo de género. Chicas y chicos compartíamos asignaturas, prácticas, exámenes… Las estadísticas dicen que aquéllos años y hasta bien entrados los 90, el porcentaje de mujeres que estudiaban Computación se movían entre el 40 y el 45%. No solo en el País Vasco o España, sino en Europa y en la mayor parte del mundo.

Aquéllos años era raro que nadie tuviera experiencia previa al entrar en la carrera. Unos pocos afortunados habíamos tenido contacto con los primeros microordenadores domésticos (los Spectrum, los Commodore…). Pero todavía la Informática era un aprendizaje para la gran empresa, los ordenadores de tamaño de sala, los Centros de Cálculo.

Los 90 cambiaron la Informática y, de alguna extraña manera formada por multiplicidad de factores, «echaron» a la mujer. La Informática del cacharreo, del garaje, de los sistemas, de Internet… empezó a identificarse más en el imaginario social con un perfil con el que muchas mujeres no se sentían identificadas ni atraídas. Todavía hoy en las encuestas de cómo nos imaginamos a un profesional tecnológico aparecen destacadas calificaciones como hombre, triste, solitario, asocial, friki…

Y el caso es que llevo 25 años dando clase, tengo cerca de 10.000 exalumnos y exalumnas, y la mayoría de ellos son sociales, alegres… y perfectamente normales.

Y sin embargo, estos estereotipos y una compleja combinación de otros factores sociológicos han llevado a que en quince años las profesiones tecnológicas sean menos atractivas en general (la bajada de solicitudes en estudios de todo tipo relacionados con la tecnología es significativa, y mundial), y particularmente mnos atractivas para la mujer (el porcentaje de mujeres que estudian Informática está ahora en el 20-25%).

Y desde esta realidad, y desde la constatación (de mi experiencia y de las estadísticas) de que las mujeres son tan capaces y hábiles como los hombres en el desarrollo de la profesión tecnológica, nos implicamos en este proyecto de MujerTekSpace.

La Tecnología (también es femenina…) es una herramienta con inmenso potencial. Que se puede desarrollar en cualquier ámbito: Empresa, Salud, Educación, Industria, Turismo, Ganadería, Agricultura…  Ser tecnólogo/a es saber de tecnología y a la vez saber de un montón de cosas, trabajar con y para las personas, crear cosas nuevas y útiles cada día.

Porque creemos que la profesión tecnológica es bella, creativa, útil, social, importante, y esencial para el progreso social. Porque creemos en los hombres y en las mujeres que trabajan y que quieren trabajar en ella. Y porque en particular queremos colaborar en que ni una sola mujer que tenga dones y gusto por la tecnología deje de intentar participar en ella por culpa de opiniones ajenas, de estereotipos equivocados, de un orientador que le dice que la ingeniería no es de chicas, de un padre o madre que le dice que no es trabajo de mujeres.

Y conseguir todo esto es tarea de mujeres, y de hombres. Y visibilizar la belleza y la importancia de la profesión tecnológica es tarea de hombres y de mujeres. Y asumir la responsabilidad de ser parte del inmenso cambio tecnológico, económico y social en el que estamos inmersos, es cosa de mujeres y de hombres.

MujerTekSpace, es cosa de hombres y de mujeres.

 

*Andoni Eguíluz es profesor en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Deusto (Bilbao, España) desde 1991. Miembro del Programa de Estudios Avanzados del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, EE.UU.) en 1996. Ha sido director e investigador en múltiples proyectos tecnológicos sobre accesibilidad, web, multimedia, interacción gráfica en 3D, interfaces gráficas, compiladores, generadores de compiladores, etc. Es miembro del Comité Organizador del Premio Ada Byron de la Universidad de Deusto a la Mujer Tecnóloga y del proyecto de Género, Ciencia y Tecnología del Fecyt, Mujertekspace.