Artículo publicado en El Correo (31/08/22)
Nos deberían importar a todos los que vivimos en el País Vasco. Son las instituciones con más poder económico, político y social en cada uno de los territorios. Son las responsables de la política fiscal y de la recaudación de los principales impuestos. Y son las más desconocidas por los ciudadanos. La mayoría de la ciudadanía no sabe ni que es la principal responsable de la re- caudación, ni cómo se reparten los partidos de los distintos gobiernos la gestión de las políticas que implementa cada Diputación. La mayoría de la ciudadanía desconoce que las instituciones forales son las principales responsables de las medidas fiscales. La Diputación, a pesar de la relevancia de sus competencias, sigue siendo un agujero negro para la ciudadanía, lo que limita la atribución de responsabilidades políticas de su gestión y con ello el control de sus representantes.
De aquí a las elecciones de mayo 2023 habría tiempo para que esta situación cambiara. Es necesario pedir un pacto transversal a todos los partidos alrededor de una publicidad institucional de contenido pedagógico, creativo y accesible que explique las competencias que tienen las diputaciones en los
problemas que preocupan a los ciudadanos, cuál es modelo fiscal en cada uno de los territorios, cómo se elige a sus representantes… Qué son las Juntas Generales, por qué son importantes, cómo aprueban los presupuestos.
Compartir con la ciudadanía cómo funciona el sistema electoral para convertir los votos en representantes, cuáles son las circunscripciones. El conocimiento de las reglas de la democracia ayuda a su respeto y a conocer y legitimar el origen de la representación. Y la educación fiscal ayuda a hacer ciudadanos más responsables.
Que coincidan las elecciones forales con las municipales tampoco ayuda a la rendición de cuentas y a la atribución de responsabilidades políticas. Son muy pocos los ciudadanos que votan a diferentes partidos en cada nivel de gobierno. Parece que no fuera posible para la mayoría tener una estupenda alcaldesa y un pésimo diputado general.
La pandemia ha visibilizado la importancia de las diputaciones en las políticas de cuidados y la atención, por ejemplo. La importancia de las diputaciones la conocen bien los que acceden a financiación para sus proyectos, públicos, privados o de entidades sin ánimo de lucro. Una minoría de actores que debería ser ampliada a la mayoría de la ciudadanía para facilitar la igualdad de oportunidades en el acceso a recursos públicos. La comunicación institucional no tiene que convertirse en propaganda política. A todos los partidos les interesa que la ciudadanía considere importantes las elecciones forales.
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