Artículo publicado en El Correo (22/11/2022)
El futuro no se vende en los procesos electorales. La demanda de futuro es minoritaria. Es algo que está muy estudiado y cuantificado. Los que votan en clave de propuestas para un mañana mejor nunca superan en número a los que utilizan las elecciones para rendir cuentas con un pasado cercano. La ciudadanía que utiliza más los espejos retrovisores que el telescopio tampoco está muy interesada en el pasado lejano. Suele ajustar su retrovisor político a un alcance que casi nunca supera los dos años.
En la última encuesta del CIS se puede ver una foto actual del peso que tienen esos votantes retrospectivos en relación a aquellos votantes con telescopio de largo alcance, los votantes prospectivos en la jerga politológica. El 70% de la ciudadanía cree que en las elecciones se colocan urnas con retrovisores diseñadas para castigar o premiar a los candidatos por las acciones o decisiones tomadas en la legislatura que se termina. Tan solo un 25% ve telescopios en las urnas y se cree que las elecciones sirven para proyectar su voto en función de los programas o propuestas que se presentan para la siguiente legislatura.
Teniendo esto en cuenta, el Gobierno de Pedro Sánchez ha conseguido que la mayoría de esos ciudadanos retrospectivos aprueben las diferentes medidas económicas y sociales que está desarrollando esta legislatura. Los votantes socialistas de 2019 apoyan mayoritariamente la gestión del Gobierno y mantienen su intención de volver a votar a su partido en las próximas legislativas. Concretamente un 68% de los que dieron su voto al PSOE volvería mañana a votar este partido si hubiera elecciones. Un 4% dice que votaría al PP y un 3% a Unidas Podemos. Un 18% ahora mismo duda. El apoyo a las medidas del Gobierno de Sánchez contrasta con la valoración de su líder. Bajan hasta el 57% dentro de su electorado los que querrían que fuera el próximo presidente, no alcanza el notable entre los suyos y casi a uno de cada tres de sus votantes le inspira poca o ninguna confianza.
La pasión por Pedro Sánchez no está muy extendida entre sus votantes ni entre la ciudadanía en general, pero eso no ha impedido que valoren positivamente sus medidas y sus políticas económicas. Y que consideren que está más capacitado y más preparado que el líder de la oposición. De aquí a las elecciones queda mucho tiempo para que la situación pueda cambiar. Lo que es seguro es que esos cambios no vendrán motivados por el nuevo futuro que se pueda prometer, sino por la gestión del presente que haga el Gobierno de coalición y por los temas y posiciones que elija el líder de la oposición para desgastar al Ejecutivo. Si la ciudadanía tuviera en la cabeza urnas con telescopio habría alguna posibilidad de que el debate de los próximos meses estuviera marcado por el futuro y por los grandes retos que requieren de cambios estructurales y propuestas audaces. Pura ciencia ficción.
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