Artículo publicado en el blog Legal Today (22/03/2023)
En el preciso instante que estamos dentro del portal web que queremos consultar, nos aparece en pantalla una pestaña donde se nos pregunta si queremos permitir o denegar las cookies, y obviamente si el contenido es de gran relevancia para nosotros, hacemos clic en la palabra permitir sin ningún otro tipo de miramiento. Aunque la Unión Europea está dando pasos agigantados para hacer frente a esta desprotección de los internautas en lo que respecta a la intimidad en la web es evidente la presencia de ciertas empresas que no están dispuestas a ser cautelosas con lo dispuesto.
Antes de nada, es conveniente tener claro qué son las cookies y cuál es su función. Las definimos como archivos pequeños cuya finalidad es obtener información sobre el usuario que navega por un sitio web, para así poder ofrecer a éste una publicidad más adaptada a sus gustos. La función de las cookies es hacer un seguimiento exhaustivo de nuestro historial de Internet, y así recopilar una cantidad inmensa de información elaborando un perfil muy detallado de cada internauta, llegando a saber todo sobre nosotros e invadiendo así nuestra intimidad. Un estudio realizado por Pew Research Center determinó que el 72% de los cibernautas se sienten observados en cada movimiento que llevan a cabo en la red.
Google, el buscador web más importante, anunció que en 2022 las cookies desaparecerían de ella con el fin de conseguir una web más privada y segura. También prometió que no adoptaría ninguna otra medida que se pareciera a las cookies debido a que el objetivo de Google era lograr que los usuarios se sintieran más protegidos a la hora de hacer uso del buscador. Sin embargo, esto no ha sucedido, ya que el objetivo ha sido pospuesto hasta el año 2024. La compañía ha admitido que necesitan más tiempo para encontrar una alternativa que proteja la privacidad del navegante de una forma que evite el seguimiento individualizado, pero todo esto sin que las empresas y anunciantes tengan la posibilidad de posicionarse de una manera firme en el gigante de Internet.
Visto que las cookies se han apoderado de todos los sitio webs, la Unión Europea (UE)promovió una normativa para regular todo lo relacionado con éstas. La Directiva 2002/58/CE, del Parlamento Europeo y del Consejo Europeo de 12 de julio de 2002 relativa al tratamiento de los datos personales y a la protección de la intimidad en el sector de las comunicaciones electrónicas, más conocida como la Ley de Cookies —aunque en realidad no sea una Ley— tiene como fin avalar la protección de los datos personales de cada usuario garantizando en lo sucesivo la confidencialidad y el derecho a la intimidad al tratar los datos personales en los intercambios de los mismos en el sector de las comunicaciones electrónicas.
La dificultad nace aquí, debido a que hay Estados miembros que no han integrado la “Ley de Cookies” a sus marcos jurídicos, y hasta que esto no suceda seguirán siendo simples recomendaciones. Por lo tanto, no tendrán ningún efecto legal, causando así que el camino hasta conseguir la protección y privacidad de los usuarios en la web siga siendo peliaguda. La UE no se ha dado por vencida y actualmente sigue trabajando para que los Estados Miembrostengan la obligación de cumplir con la normativa. Se pretende conseguir este objetivo mediante la aprobación del Reglamento ePrivacy, un reglamento de aplicación directa y de carácter lex especialis siendo eso lo que le diferencie de la Directiva 2002/58/CE, una normativa que necesitaba de transposición en cada uno de los Estados miembro y que gozaba de una condición lex generalis.
A fin de cuentas, es indudable que aun siendo uno de los objetivos primordiales de la UE regular y proteger la privacidad de los usuarios en la red, si los buscadores o mejor dicho, los rastreadores web, no están por la labor, seguiremos sintiéndonos espiados en cada acción que realizamos en Internet. En síntesis, continuaremos encontrándonos con la pestaña de las cookies en cada página web que visitemos debido a que es evidente que empresas como Google y otros anunciantes anteponen sus beneficios económicos frente a la vulneración del derecho a la intimidad y de la confidencialidad de todos los cibernautas.
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