Artículo publicado en El Correo (19/07/2023)
Los resultados electorales del pasado 28 de mayo y las encuestas para las elecciones generales del próximo domingo nos dibujan un escenario de cambio de ciclo tanto en el ámbito autonómico vasco como en el estatal. En Euskadi, la desmovilización de los votantes del PNV que comenzó en las últimas elecciones autonómicas de 2020 coincide con el afianzamiento del crecimiento constante de EH Bildu en todos los territorios, en todas las franjas de edad y en todas las posiciones de la escala que mide las preferencias sobre la organización territorial del Estado. Este crecimiento transversal de EH Bildu en los últimos años, además de haberle convertido en una alternativa viable de gobierno en Euskadi, ha generado una heterogeneidad desconocida entre sus votantes. En su electorado, uno de cada tres votantes quiere más autonomía sin llegar a la independencia y se siente más cerca del centro izquierda que de la extrema izquierda. Lo que comparten casi unánimemente es el deseo de cambio de gobierno en Euskadi, una valoración muy negativa del funcionamiento de Osakidetza, un apoyo a la subida de impuestos para mejorar la calidad de los principales servicios públicos y un rechazo frontal a todo lo que representan actualmente Vox y el Partido Popular. Este rechazo, junto al sentimiento de estar protagonizando un cambio de ciclo, mantienen viva la movilización de su electorado para los comicios generales y continúa abierto el goteo de votantes de Sumar, del PNV y de la abstención reforzando la heterogeneidad de su electorado.
En Euskadi, gracias al espacio electoral ocupado por EH Bildu y el PNV, el bloque del presidente Pedro Sánchez volverá a ser mayoritario, Vox no obtendrá representación y Alberto Núñez Feijóo podrá recoger como mucho dos diputados para el Gobierno de coalición que necesitará formar con la ultraderecha. En este sentido, en esta arena electoral, no habrá cambio de ciclo en Euskadi, el PSOE mejorará sus resultados de las últimas generales y Euskadi volverá a ser el territorio con menor penetración de las ideas y los valores de la ultraderecha. Pero en esta ocasión su excepción será más llamativa porque en el resto de España hay una gran movilización de la derecha y de la ciudadanía que desea un cambio de gobierno y echar a Pedro Sánchez. Al poder territorial que atesora el PP gracias a sus pactos con Vox se puede sumar el pacto definitivo de La Moncloa en el que entraría la ultraderecha si no se produce una movilización de última hora en los territorios donde los partidos de la coalición de izquierdas tienen a más votantes desactivados.
Leave a Reply