Artículo publicado en El Correo (24/07/2023)
Hoy es necesario y urgente volver a recordar que el proceso electoral en España es limpio, eficiente, ajustado a los estándares internacionales que certifican la calidad de la democracia y motivo de orgullo para los que creemos importante el respeto a la liturgia asociada a las elecciones y al reconocimiento instantáneo y sincero del resultado electoral más allá de que te hayan gustado mucho o nada cómo han votado el resto de la ciudadanía y de que tus intereses y valores hayan salido perdiendo.
Uno de los grandes males de la polarización política de los últimos años en España está relacionado con la permanente deslegitimación del gobierno minoritario que se formó tras las elecciones de 2019. Ese ataque contra las instituciones democráticas y, más específicamente, contra la democracia parlamentaria se transformó en la última semana de campaña en un ataque directo y frontal contra el proceso electoral y se ha cuestionado como no había ocurrido jamás en la historia de la democracia española las garantías y seguridad que ofrece a la ciudadanía española la vigilancia del cumplimiento de la ley que regula la organización de la recogida del voto que se convierte en legítima representación.
Las sombras que se han vertido sobre la posible utilización del servicio público postal para manipular el voto por correo en beneficio del gobierno han sido injustas, vergonzosas y malintencionadas. Y ayer mismo se multiplicaron esas sombras antidemocráticas contra Renfe por utilizar su capacidad de paralizar los trenes para dejar en tierra y sin votar a potenciales votantes de la oposición. Un auténtico delirio. Las teorías de la conspiración aplicadas a la puesta en duda de la limpieza electoral son muy peligrosas. Las mentiras y los bulos son la gasolina que inflaman a los fanáticos que se creen todas las teorías conspirativas si vienen de su bloque ideológico y que minan la legitimación del proceso electoral y generan comportamientos violentos como los que hemos visto en los últimos tiempos en EEUU y Brasil.
Por eso es más importante que nunca que los líderes políticos de todos los partidos transmitan a todos sus partidarios, a todos sus votantes, a todo su electorado su apoyo y respeto a las reglas democráticas, a la limpieza del proceso, a los resultados electorales que ya están en las urnas. Toca enfriar el clima de guerra política y reconocer que las urnas ya han hablado y que le corresponde al Parlamento nombrar como próximo presidente de Gobierno al que consiga los suficientes apoyos de los diputados elegidos en estas elecciones limpias y democráticas.
Los españoles han hablado y, contra pronóstico, han dado una nueva oportunidad a Pedro Sánchez. Hay dos opciones: o la conformación de un Gobierno progresista donde el independentismo será de nuevo clave o la repetición electoral.
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