Artículo publicado en el Correo (25/07/2023)
1. El Partido Socialista de Euskadi ha ganado las elecciones generales en Euskadi contra todo pronóstico y sin que lo hubiera anunciado ninguna encuesta. Desde las autonómicas de 2009 no se había vuelto a acercar a los 300.000 votos y es la tercera vez que gana las elecciones en el País Vasco, después de haberlo hecho en 1993 y 2008. Ha ganado las elecciones en la tres capitales vascas y ha incrementado su representación en el Congreso de los Diputados. El PSE ya mostró su estela ascendente en las elecciones municipales y forales del 28-M, pero fue eclipsada en los medios por los malos resultados del PNV, su socio de coalición y, sobre todo, por la irrupción de EH Bildu como una alternativa viable para liderar el próximo gobierno autonómico. El PSE se ha convertido en un partido capaz de representar a parte los electores huérfanos que votaron a Podemos en todos sus formatos en el pasado cercano y ha rescatado a vascos no nacionalistas de la abstención en estas elecciones generales. No son votos prestados si el partido que ha recibido su apoyo no les decepciona.
2. EH Bildu sigue cosechando buenos resultados electorales en este ciclo político. Les fue bien en las elecciones municipales y forales, han mejorado en número de votos y representación parlamentaria los resultados de las últimas generales de 2019 y todo apunta a que llegarán a las próximas elecciones autonómicas en condiciones de disputarle el poder al PNV. Su crecimiento sigue siendo transversal, han sacado casi el mismo número de votos que el PNV en toda Euskadi y su distancia en Bizkaia se ha reducido a seis puntos. Van a tener un grupo parlamentario en Madrid más numeroso que el del Partido Nacionalista Vasco gracias al apoyo recibido en Navarra y han demostrado que su conversión en un partido que pesca fuera de su tradicional caladero de votantes soberanistas es eficaz, le convierte en un partido útil y ganador en cualquier arena electoral.
3. El PNV sigue encadenando malos resultados electorales en este ciclo político. Sus votantes que se fueron a la abstención en las elecciones autonómicas de 2020 no han vuelto tampoco en estas elecciones generales. Desde los comicios de 2019 ha perdido 100.000 votantes y se ha convertido en un partido con un bajo nivel de fidelización, con un electorado cada vez más envejecido y con importantes problemas para conectar con una parte significativa de la sociedad, lo que hace que ya no sea visto como un partido hegemónico imbatible en ningún territorio.
Los resultados del 23-J refuerzan la idea de que las próximas elecciones vascas serán abiertas, competitivas y de ganador y coalición de gobierno incierto. Y que el futuro de Euskadi dependerá en gran medida de la estrategia que desarrollen estos tres partidos para confrontar en las urnas.
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