Muchos economistas creen que el objetivo del 2% es arbitrario y que puede perfectamente sustituirse por el 3% o incluso el 4%
Artículo publicado en El Correo (04/09/2023)
Vivimos tan absortos escudriñando nuestro ombligo celtibérico que pasamos frecuentemente de largo de los grandes eventos de otras latitudes y sus consecuencias estructurales en nuestra economía. Me refiero en esta ocasión a la cumbre monetaria de Jackson Hole, también conocida como el ‘Vaticano de los bancos centrales’.
Una reunión en la que la ropa casual sustituye a los atuendos formales de despacho en los máximos prescriptores del planeta en materia de tipos de interés, emisión de moneda, oferta monetaria, ratios de liquidez y de reserva o de coeficientes bancarios de solvencia, y que es seguida por la industria financiera con ojos de águila y con temor de adolescentes. Distinta indumentaria y más distendidos, pero con idéntico talante insobornable. Allí debaten y lanzan pronósticos los líderes de los principales institutos emisores de la tierra. Se trata de la política inmediata, la del muy corto plazo anticipado.
Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal estadounidense (Fed) advirtió que, a pesar de la mejoría en la alta tasa de inflación del pasado reciente, esta «sigue siendo demasiado alta». «Estamos preparados para aumentar aún más los tipos si corresponde y pretendemos mantener la política en un nivel restrictivo, hasta que estemos seguros de que la inflación está descendiendo de manera sostenible hacia nuestro objetivo», añadió. El consenso de mercado espera que la Fed renuncie a una subida de tipos en su próxima reunión de septiembre, aunque algunos analistas anticipan un último aumento de un cuarto de punto en la siguiente reunión de finales de octubre (5,75%). Nadie espera recortes de tipos hasta bien entrado 2024.
Más enjundia económica contuvo el discurso de la presidenta del Banco Central Europeo (BCE). «En esta era de incertidumbre, es aún más importante que los bancos centrales proporcionen un ancla nominal para la economía y garanticen la estabilidad de precios de acuerdo con sus respectivos mandatos. En el entorno actual (tipo del 4,25%), esto significa fijar tipos de interés a niveles suficientemente restrictivos durante el tiempo que sea necesario para lograr un retorno oportuno de la inflación a nuestro objetivo de medio plazo del 2%», sostuvo Christine Lagarde.
Ese objetivo del 2% no se va a mover, prometió la francesa. «Frente a un mundo cambiante, la política monetaria no debería convertirse en sí misma en una fuente de incertidumbre. Esto será crucial para mantener firmemente ancladas las expectativas de inflación incluso cuando haya desviaciones temporales de nuestra meta, como puede ser el caso en una economía más propensa a ‘shocks’. Y también será clave para mantener la confianza pública en que, incluso en un entorno nuevo, no perderemos de vista nuestro objetivo. Debemos mantener y mantendremos la inflación en el 2% a medio plazo», aseguró la líder del BCE.
Pero ¿qué hay de absoluto u objetivo en el guarismo del 2%? valor coincidente con el tipo de interés ‘neutral’ de mercado, un concepto altamente conceptual y representativo de un equilibrio en el que teóricamente ni se resta ni se estimula el crecimiento económico.
Existe consenso en el fenómeno conocido como ‘efecto Fisher’, según el cual una economía con una inflación modesta normalmente tendrá tasas de crecimiento y de interés algo más altas que una con inflación cero. También significa que una inflación baja pero positiva provee a los bancos centrales de algún margen para recortar los tipos ante una recesión. No obstante, en Jackson Hole, Jerome Powell confesó con total honestidad que «no podemos identificar con certeza la tasa de interés ‘neutral’ y, por lo tanto, siempre habrá incertidumbre sobre el nivel preciso de restricción de la política monetaria».
Como resultado, muchos economistas creen ahora que el objetivo del 2% es arbitrario y que puede perfectamente sustituirse por el 3% o incluso el 4%, lo que atenuaría la gravedad ‘teórica’ o incluso ‘moral’ de la inflación actual y frenaría la carrera de los tipos de interés. Verbigracia: una inflación controlada del 3% con tipos (¿neutrales?) del 3%.
«Al proceso aún le queda un largo camino por recorrer», alertó Powell. Pero ¿cuánto camino por recorrer? Porque los tipos altos socavan la economía real.
Mientras tanto, aquí la inflación europea se estanca por encima del 5% e invita al BCE a seguir subiendo los tipos.
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