Artículo publicado en el blog Ekonomiaren Plaza de El Diario Vasco (20/02/2024)
En las últimas semanas hemos visto cómo el sector agrícola ha salido a la calle para reclamar, entre otros, una mejor compensación por sus cultivos y productos de ganadería. Sus protestas se han dirigido tanto contra el sector público (por exceso de regulación y burocracia), como contra cierta competencia extranjera (e.o. por importación de genero a precios por debajo de lo que sería el coste de producción) y contra el sector mayorista con sus grandes superficies y cadenas de supermercado (por no ver traducido la subida de los precios de muchos productos que compramos los consumidores finales en lo que se paga a los proveedores de, en este caso, las materias primas agrícolas).
Curiosamente, un eslabón de la cadena alimenticia al cual las protestas se han dirigido poco (o nada) es el que ocupan las empresas que procesan las materias primas que el sector agrícola produce. En este eslabón se pueden encontrar empresas que actúan como autentico pivote, a veces con carácter monopolista, entre el sector primario y las cadenas de supermercado, y esto les da mucho poder. En algunos casos se trata de empresas muy grandes que en su género ocupan posiciones hegemónicas, tanto hacia los proveedores de las materias primas (aquí: agricultores y ganaderos), como hacia los canales de venta adonde acude el gran público. Esto les da una gran capacidad de negociación y un estatus imprescindible aguas arriba y abajo.
Para empezar, tienen la posibilidad de negociar hacia la baja los precios que pagan por la mercancía que procesan. A este fenómeno se llama “poder de monopsonio”, o poder de compra. En paralelo, tienen el potencial de imponer precios de venta hacia sus compradores sin que estos reflejen las condiciones (frecuentemente favorables) a los que han hecho sus compras. Nota Bene: escribo “tienen la posibilidad y el potencial” porque no todas las empresas con esta capacidad la emplean para maximizar sus ganancias.
El fenómeno de “concentrar poder de mercado en manos de pocas empresas en combinación con una reducción de la competencia”, y “cómo las empresas en cuestión puedan aprovecharlo para sacar grandes réditos” ha sido documentado por autores como Jan Eeckhout o Philippe Aghion. Han observado cómo ciertas empresas que actúan en mercados con poca competencia logran aplicar márgenes y sacar beneficios cargándolos sobre la espalda de sus proveedores y/o sus clientes.
Cuando se refiere a empresas con un elevado poder de mercado -empresas que pueden estar en la mirada de los legisladores de competencia, los sospechosos usuales son las empresas tecnológicas, como Apple, Facebook, Google, Netflix o empresas del mundo de los microprocesadores y chips, como Nvidia, ASML o Intel. No obstante, en las cadenas de valor que conectan los agricultores con los puntos de venta al por menor encontramos también a empresas con un gran poder de mercado y con cuotas de mercado que apenas dejan lugar a concurrentes. A modo de ejemplo, y sin que yo haya visto que se les ha mencionado dentro de este contexto, podemos pensar en Kellog’s, McCain, Bonduelle, Danone o Deoleo.
De acuerdo con las tesis de Eeckhout y Aghion, estas empresas son capaces de mejorar sus beneficios cuando los actores tanto aguas arriba como abajo ven como sus márgenes se diluyen o llegan a ser negativos. Esta es, justamente, la conclusión a la que ha llegado el Think-tank Minerva de Bélgica (ver informe en su versión neerlandesa o francesa) que han visto cómo el sector agrícola y el sector de los supermercados han visto mermar sus beneficios, mientras -entre otros- fabricantes de pastas, patatas fritas, almidón, azúcar, etanol, malta de cebada, sopas así como envasadores de aceites y fabricantes de galletas obtuvieron ganancias récord en tiempos recientes.
Dentro de este contexto, también puede ser ilustrativo el conflicto que hubo o hay entre Pepsi y Carrefour. For the record: el grupo PepsiCo tiene en su cartera, más allá de sus bebidas refrescantes, a diferentes marcas de chips (Cheetos, Lay’s), müeslis/cereales de desayuno (Quaker) y zumos (Alvalle, Tropicana), entre otros. Por lo tanto, es un comprador a granel de productos agrícolas. El conflicto con Carrefour se originó cuando Pepsi propuso a Carrefour una subida de los precios para sus productos de un 7%. Carrefour lo rechazó porque lo vio como la gota que colmaba el vaso (aparentemente hubo subidas anteriores que Carrefour sí acepto). Dejando de lado la cuestión de si Pepsi traslada sus aumentos de precios a una mejor remuneración para sus proveedores de productos del campo, el conflicto ciertamente ejemplifica cómo un fabricante de productos finales de alimentación puede intentar imponer sus condiciones al sector mayorista. Un conflicto y unas negociaciones entre dos grandes empresas, donde Pepsi es la mayor de las dos. Además, Pepsi tiene la ventaja de ofrecer una cesta de productos repleta de marcas premium que resulta muy difícil de sustituir. Finalmente, al ofrecerlo como conjunto tampoco deja a los compradores (mayoristas, cadenas, distribuidores) decir “sí” a Gatorade, pero “no” a Doritos: les obliga (casi) a un todo o nada.
En una cadena de valor todos los eslabones son importantes, pero algunos son más débiles, o fuertes, que otros.
Bart van Camp (un consumidor frecuente de 7UP -para que no me acusen de ser un Pepsi-basher)
P.S. firmado con nuestro apellido original, como guiño al artista y activista Steven Van Zandt; autor de la canción “Bitter fruit” (fruta amarga):
“I was born lucky they always say
I work in these fields of plenty
Sweat for the company far away
Fruit once sweet now has bitter taste
My father he was a union man
Very proud and outspoken
They came and took him when I was young
I will fight ’till his work is done
And my children are hungry
To taste the sweet life
Though my eyes have grown tired
Their desire keeps me alive
I will gather no more of your bitter fruit
I have a sister she loves to dream
Now she works right beside me
We work the land we can never own
Someday we’ll reap what we have sown
I don’t look east I don’t look west
I don’t understand their accent
If it’s not soldiers it’s foreign debt
But they haven’t won this one yet
Soon from the fields will come fire
To cleanse the lies from all sides
The flames of freedom grow higher
Until desire – is satisfied
I will gather no more of your bitter fruit”
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