Artículo publicado en el blog Ekonomiaren Plaza de El Diario Vasco (13/03/2024)
Entre el 26 de junio y el 17 de julio de 2023, y a través de su encuesta de salud familiar y adolescente en los EEUU, Gallup recogió datos de 6.643 padres y 1.591 adolescentes hijos (de esos mismos padres) en la que se preguntó a unos y a otros acerca de la creciente preocupación por la adicción generada por las redes sociales y los problemas de salud mental derivados de su uso. Los resultados de dicha encuesta reflejan que el 51% de los adolescentes (51%) pasan 4,8 horas al día en diversas aplicaciones de redes sociales como YouTube, TikTok, Instagram, Facebook y X. Por grupos de edad, el tiempo medio dedicado a las redes sociales oscila entre las 4,1 horas diarias de los jóvenes de 13 años y las 5,8 horas diarias de los de 17 años. Por género, se observa que las chicas dedican casi una hora más a las redes sociales que los chicos (5,3 frente a 4,4 horas, respectivamente).
A los adolescentes se les preguntó acerca de su percepción de autocontrol y de autorregulación, ya que un artículo publicado en American Economic Review reveló que el 31% del tiempo dedicado a las redes sociales se debe a problemas de autocontrol. Los adolescentes menos concienciados (i.e., aquellos en el cuartil inferior en esta dimensión) dedican una media de 1,2 horas más al día a las redes sociales que los más concienciados (i.e., aquellos en el cuartil superior). En relación con el efecto que puede tener el hecho de que los padres pongan límites al tiempo que los adolescentes pasan frente a la pantalla, los resultados evidencian que aquellos adolescentes que están de acuerdo con dichas restricciones emplean 1,8 horas menos en redes sociales que aquellos que muestran disconformidad con la posición parental.
Por último, los adolescentes que pasan más de 5 horas al día en las redes sociales muestran un 60% más de probabilidades de expresar pensamientos suicidas o autolesionarse, 2,8 veces más probabilidades de tener una opinión negativa de su cuerpo y un 30% más de probabilidades de manifestar tristeza.
Los anteriores resultados nos invitan a reflexionar sobre el papel que desempeñamos como sociedad y como individuos en la formación de la experiencia digital de nuestros jóvenes. Dada la anterior evidencia, parece razonable la medida adoptada recientemente por muchos colegios prohibiendo el uso de los móviles en el espacio educativo como una medida para reducir la adicción derivada de su uso. Es evidente que necesitamos un enfoque equilibrado que permita a los adolescentes explorar el mundo digital, pero también proteger su bienestar mental.
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