Científicos descubren la ruta cerebral del miedo generalizado y cómo bloquearla.
Artículo publicado en Sur (25/03/2024) | Fermín Apezteguia.
Se imagina usted que fuéramos capaces de superar el miedo con la toma de una pastilla? Quizás no sea algo tan descabellado. Siempre es posible que lo que hoy resulta inviable dentro de un tiempo se convierta en una realidad cotidiana. De momento, algún paso se ha dado ya en esa línea. Un grupo de científicos de Estados Unidos ha logrado controlar en ratones lo que psicólogos y psiquiatras conocen como miedo generalizado. Es así como se denominan las reacciones de temor exagerado que comienzan por algo, lo que sea, y que de forma irracional acaban extendiéndose a todo un grupo de similares. La neuropsiquiatra Natalia Ojeda, catedrática de la especialidad de la Universidad de Deusto, pone un ejemplo gráfico que ayuda a entender de qué hablamos. «Uno comienza por temer a las arañas y acaba huyendo de todo tipo animales. Es un tipo de fobia».
El miedo, como sentimiento, es un mecanismo de defensa que ha contribuido, y lo sigue haciendo, a la supervivencia de la especie humana. «A un niño se le acerca un poco a una fuente de calor y aprende a respetar el fuego». La utilidad del miedo generalizado, también llamada ansiedad generalizada, no está sin embargo tan clara. ¿Por qué? «Porque realmente -detalla la experta- no discrimina bien entre un elemento que representa una amenaza con otro que, ni de lejos lo es. Puedes tener miedo y, es lógico, a un oso o a una serpiente; pero, siguiendo con el ejemplo anterior, huir ante la presencia de un gorrión no parece tan lógico», detalla la especialista. El descubrimiento de la Universidad de California San Diego habla de todo esto y de los riesgos que entraña, estos sí, reales.
La aparición de crisis de miedo ante la falta de amenazas tangibles, auténticas, puede resultar muy perjudicial para el bienestar emocional de las personas. Quienes han sufrido episodios de estrés grave o han puesto en peligro su vida saben mejor que nadie que con posterioridad pueden experimentar sentimientos intensos de miedo incluso en situaciones absurdas. Si alguien ha sobrevivido a la explosión de una bomba es posible que el sonido inesperado de una olla a presión le provoque un vuelco del corazón. Los expertos hablan en esos casos de estrés postraumático, que es una forma de miedo generalizado.
Mapa de circuitos neuronales
El misterio de cómo se produce todo esto ha comenzado a resolverse. Un grupo de neurobiólogos estadounidenses ha logrado identificar los cambios que se producen en la bioquímica del cerebro cuando se dan estos procesos y ha ‘mapeado’ también los circuitos neuronales que causan una experiencia de miedo generalizado. Al estudiar en ratones una zona del cerebro conocida como rafe dorsal , situada en el tronco del encéfalo, vieron que el estrés agudo producía un cambio en las señales químicas de las neuronas.
Esas señales, llamadas neurotransmisores, son mensajeros que envían señales de excitación o inhibidoras para facilitar que las neuronas (las células cerebrales) se comuniquen o no entre ellas, es decir, que generen o no un impulso eléctrico. En resumen, los investigadores descubrieron que ante una situación aguda de estrés hay unos neurotransmisores excitadores llamados ‘glutamato’ que pasan a convertirse en neurotransmisores inhibidores llamados ‘GABA’.
El siguiente paso fue comprobar si en los humanos se daba ese mismo proceso. ¿Cómo hacerlo? Examinaron cerebros humanos de cadáveres de personas que habían sufrido diferentes experiencias de estrés postraumático. Descubrieron, para su sorpresa, que en todas ellas se había dado un cambio muy similar, prácticamente idéntico. Sus neurotransmisores ‘glutamato’ se habían convertido en ‘GABA’.
La última fase de la investigación consistió en comprobar en animales, otra vez en ratones, si era posible inhibir el gen responsable de la acción de ‘GABA’ para, de esa manera, evitar que los bichos sufrieran estrés generalizado. Antes de someterles a una situación de estrés, inyectaron a unos ratones, en la zona del rafe dorsal de su cerebro, un virus capaz de suprimir la acción de ‘GABA’. Y lo lograron. Los ratones dejaron de tener miedo generalizado. Es más, algunos ratones fueron tratados con un conocido antidepresivo (fluoxetina) inmediatamente después de un evento estresante y lograron el mismo efecto. El cambio de neurotransmisor se evitó y los animales no tuvieron ansiedad generalizada.
Soldados sin miedo
Y ahora toca lo que de verdad da miedo de todo lo que ha leído. «Ya que conocemos el núcleo del miedo inducido por el estrés y los circuitos que lo implementan, las intervenciones pueden ser dirigidas y específicas», dijo el reconocido científico Nick Spitzer de la Universidad de California San Diego. ¿Qué quiere decir todo esto? Cabe imaginar, como explica la doctora en Neuropsicología Natalia Ojeda, que un hallazgo así abre las puertas al diseño de una ‘vacuna’ contra el miedo, que pueda ser utilizada por los ejércitos. Pero bien mirado, también podría servir para evitar que el discurso del miedo de los políticos, que es un recurso muy frecuente en política, cale en la población. «Todo hallazgo tiene su cara y su cruz, depende de la utilidad que quiera dársele», reflexiona.
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