Artículo publicado en el blog Ekonomiaren Plaza de El Diario Vasco (28/05/2024)
Recientemente, el Banco de España ha publicado los principales resultados de la Encuesta Financiera de las Familias (EFF) 2022, (pincha aquí para un buen resumen técnico de Ángel Gavilán, Director General de Economía y Estadística del BE) que captura la evolución de la renta de los hogares, dependiendo de sus características. Antes de ir con los resultados conviene detallar que la EFF se elabora cada tres años desde 2002 y cada dos años desde 2020, y su muestra (6.385 entrevistas válidas conseguidas, y de ellas el 62,2% ya lo fueron en 2020) sobrerrepresenta los hogares con mayor nivel de renta (para estudiar mejor la riqueza, dado que está distribuida asimétricamente) y sigue a un grupo amplio de hogares a lo largo de varias olas.
De todos los resultados que ofrece la EFF, en este post me centraré en unos pocos. La EFF mide la renta bruta total (rentas laborales y no laborales de los miembros del hogar), esto es, antes de impuestos y cotizaciones durante el año anterior a la encuesta (2021 para EEF2022). La renta media familiar fue de 43.100€ por hogar en 2022 y la renta mediana de 32.400€ (la mediana se suele utilizar más cuando la distribución de una variable no está homogéneamente distribuida). A grandes rasgos, la renta media logra valores máximos para el grupo de hogares de entre 55 y 64 años (luego disminuye), aumenta con el nivel de educación, y es bastante mayor para aquellos hogares cuya cabeza de familia tiene estudios universitarios y trabaja por cuenta propia. Su evolución en valores reales en euros de 2022 (ya descontada la inflación) se puede ver en el Gráfico 1, desde 44.600€ en 2002 o el valor más bajo de 35.800€ en 2014 hasta su recuperación en 2022 pero sin lograr alcanzar los valores de 20 años atrás (téngase en cuenta que el número de hogares aumenta de 14,74 a 19,12 millones, casi un 30%, mientras la población aumenta “solo” de 41,43 a 47,78 millones, algo más del 15%). La evolución de la renta media ha sido dispar desde 2017 a 2022, dependiendo de las características de los hogares. Así, la renta mediana se ha mantenido constante aproximadamente para las tres quintilas inferiores (el 60% de los hogares con menor renta) pero ha aumentado para los superiores, especialmente en el decil superior. Además, se observa un comportamiento diferente también para 2017-2020 y 2020-2022. En efecto, donde hubo mejoras importantes de renta durante 2017-2020 para los hogares jóvenes, los hogares donde el cabeza de familia trabajaba por cuenta propia, los hogares con menor nivel educativo, y los hogares que no eran propietarios de vivienda, todos estos colectivos sufren caídas importantes durante 2020-2022.
Gráfico 1. Renta bruta total media en euros de 2022, período 2002-2022.
Fuente: Banco de España, Encuesta Financiera de las Familias. https://app.bde.es/efs_www/visualize?lang=ES
En 2022 la riqueza neta media, que se define como el valor total de los activos (reales y financieros, sin incluir automóviles o similares) menos las deudas, fue de 309.000€ por hogar (máximo de 358.700€ en 2008). La riqueza neta mediana fue de 142.700€ (máximo de 232.000€ en 2005), sensiblemente inferior. La riqueza neta mediana de los hogares alcanza su máximo para los hogares con cabeza de familia entre 65 y 74 años, crece con el nivel educativo, y es bastante mayor en los hogares con cabeza de familia que trabaja por cuenta propia. En el período más reciente, entre 2017 y 2022, la riqueza neta mediana disminuyó para los dos quintilas con menor renta algo más de un 5%, mientras ocurrió lo contrario para los dos quintilas superiores. Llama especialmente la atención que sólo los hogares que tienen más de 65 años vieron aumentada su riqueza neta mediana, por la vivienda habitual, como veremos a continuación. Y tanto los empleados por cuenta ajena como por cuenta propia la vieron reducida. Sin embargo, la riqueza neta mediana aumentó para todos los percentiles de riqueza neta.
Dentro de los activos reales la vivienda habitual ocupa el lugar central del valor de los activos, representando un 52,8% del total de activos reales, y este valor puede aumentar hasta casi el 70% para los hogares con menor renta. En el período reciente entre 2020 y 2022 no se observan grandes cambios en las cifras agregadas. Detrás de la vivienda habitual se hallan “Otras propiedades inmobiliarias” (35,7%), “Negocios por trabajo por cuenta propia” (10,1%), y “Joyas, obras de arte, antigüedades” (1,2%), donde, de forma agregada, no se observaron grandes cambios. No obstante, si uno se remonta a 2002 se observa que otras propiedades inmobiliarias han ganado peso (de menos del 25% a más del 35%) a costa de la vivienda principal (de casi el 70% a acercarse al 50%).
Por su parte, siguiendo con los activos reales, el porcentaje de hogares que tienen vivienda habitual disminuye en casi dos puntos porcentuales entre 2020 y 2022, de 73,9% a 72,1%. Este hecho viene relacionado con los dos quintilas con menor renta donde se reduce alrededor de los 5 puntos porcentuales, mientras aumenta en los dos quintilas superiores. Este hecho está asociado también a hogares donde la edad del cabeza de familia es de hasta 64 años, pero especialmente en los menores de 35 años. En efecto, el porcentaje de hogares con cabeza de familia menor de 35 años que poseen una vivienda ha pasado del 69,3% en 2011 a solo un 31,8% en 2022.
Dentro de los activos financieros el lugar central lo ocupa “Las cuentas y depósitos utilizables para realizar pagos” (38,1% del total de activos financieros), seguido de “Planes de pensiones y seguros de vida de inversión o mixtos” (14,1%), “Fondos de inversión” (11,8%), “Otros activos financieros” (11%), “Acciones no cotizadas y participaciones” (10,6%), “Acciones cotizadas en bolsa” (7,8%), “Cuentas no utilizables para realizar pagos y cuentas vivienda” (5,8%), y los “Valores de renta fija” (0,8%). Los activos financieros suponen un 21,1% de los activos totales. El peso de “Las cuentas y depósitos utilizables para realizar pagos” supera el 50% en los hogares con menor renta mientras se sitúa en, aproximadamente, un tercio en el resto de los hogares, debido al mayor peso de los planes de pensiones, fondos de inversión, etc., en los hogares de mayor renta. En el período reciente, entre 2020 y 2022, no parece haber grandes cambios en los hogares con menor renta, pero sí en los de mayor renta, donde los depósitos parecen haber ganado cierto peso en detrimento de la renta variable.
La deuda de los hogares representaba el 9,3% de los valores total de los activos en 2022. La deuda pendiente para la adquisición de la vivienda principal constituía el 66% de la deuda de los hogares, seguido de otras propiedades inmobiliarias y otras deudas. El peso de la deuda asociada con la compra de la vivienda principal disminuye con la renta, pero aumenta en la asociada con la compra de otras propiedades inmobiliarias. En el período reciente de 2020 a 2022 el peso de la deuda asociada a la vivienda principal ha aumentado un poco, pero especialmente en el decil superior.
Finalmente, la EFF proporciona datos sobre la carga de la deuda. Durante 2020-2022 disminuyó la carga de la deuda. Así, el porcentaje de hogares con ratios de pagos por deudas sobre la renta del hogar superiores al 40% (pagos por deuda/renta>40%) disminuyó de 10,5% a 8,1% (mediana de 13,1%). Por otro, el porcentaje de hogares con ratios de deuda sobre la renta del hogar superiores a 3 (deuda/renta>3) disminuyó de 18,4% a 13,8% (mediana de 74,71%). Por último, el porcentaje de hogares con ratios de deuda sobre la riqueza del hogar superiores al 75% (deuda/riqueza>75%) disminuyó de 21,2% a 18,1% (mediana de 24,5%). Estos resultados positivos sobre la carga de la deuda se cumplen para casi todos los colectivos incluso.
En suma, si bien parece que, por un lado, el peso de la deuda es menos relevante, se observa claramente que ha empeorado la capacidad de acceso a una vivienda en propiedad, que afecta más claramente a los más jóvenes.
Toca tomarse mucho más en serio el tema de la vivienda.
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