La clave del futuro de los demócratas en las elecciones dependerá de su capacidad para trasladar el foco de atención a asuntos de política nacional
Artículo publicado en El Correo (23/07/2024).
Si las encuestas de estos últimos tres meses ya mostraban cambios en la intención de voto de la población más joven de Estados Unidos con respecto a las elecciones de 2020, el intento de asesinato de Donald Trump hace poco más de una semana y la inesperada retirada de Biden este pasado domingo no hacen sino complicar el escenario de la cita electoral del próximo mes de noviembre. La incertidumbre sobre cómo actuarán los segmentos de población más jóvenes va a aumentar estas próximas semanas a medida que salgan a la luz nuevos datos de la investigación sobre el atentado contra Trump y se vaya perfilando finalmente la candidatura demócrata. Evidentemente, ambos partidos intentarán sacar réditos tanto al frustrado magnicidio en Pensilvania como a las posibles virtudes del nuevo contendiente -que estará en el aire hasta mediados de agosto- con respecto al aspirante republicano.
La inquietud sobre el efecto del declive en los niveles de popularidad de Biden entre los más jóvenes ya se había hecho evidente el pasado mes de mayo con el final del curso escolar. Sarah Freeman, expresidenta del club demócrata en la George Washington University, opinaba en ‘The Washington Post’ a mediados del mes pasado que la directora de campaña para la juventud de Biden, Eve Levenson, se enfrentaba a un gran reto debido tanto a las protestas en muchos campus universitarios por la deriva del conflicto palestino-israelí como por los claros signos de debilidad mental mostrados por el presidente durante el primer debate preelectoral.
Si bien las encuestas indicaban que las prioridades de los jóvenes al decidir su voto se centran en asuntos económicos: la inflación, los problemas de vivienda o los costes sanitarios; la tibia política en Oriente Próximo y la creciente resistencia a la gerontocracia no eran factores desdeñables. El profesor de Historia política de la Universidad de Princeton Julian Zelizer afirmaba en la CNN en mayo que Biden «estaba en la cuerda floja» en ambos asuntos al no ofrecer alternativas convincentes ni a los ‘millennials’ ni a los votantes de la Generación Z.
Para la mayoría de los analistas políticos la clave del futuro del Partido Demócrata en las próximas elecciones va a depender de la capacidad de sus líderes de trasladar el foco de atención hacia temas de política nacional. En efecto, como una encuesta realizada por la NPR (National Public Radio) reveló este mes pasado, aunque Biden había perdido terreno en temas económicos y de política exterior,
sus propuestas en asuntos como el cambio climático, los derechos reproductivos (acceso al aborto) o las ayudas a los préstamos para estudiantes podían servir para tender puentes con los más jóvenes. Es obvio que estas cuestiones (así como la legalización del consumo de cánnabis o un mayor control de las armas) tienen un componente emocional que suele conectar con estos grupos poblacionales. Sin embargo, en temas como la inmigración o el desempleo, los jóvenes están bastante más divididos y parecen haber perdido la confianza en que los demócratas sean capaces de gestionarlos de manera adecuada.
A todo lo expuesto conviene añadir un par de factores que hacen los resultados de la cita electoral del próximo noviembre aún más inciertos. Por una parte, como las recientes elecciones europeas ya demostraron a este lado del Atlántico, el voto joven es mucho menos predecible que el de electores de edad más avanzada. El impacto que sobre ellos tienen las redes sociales y la comunicación ‘online’ es inmensamente superior al que ejerce sobre otras generaciones; de ahí la mayor volatilidad de su voto. Por otra parte, la existencia de terceras opciones -diferentes de la demócrata o republicana- dispersa aún más las preferencias de los jóvenes que, en muchos casos, se inclinan por alternativas más alejadas de los partidos tradicionales. Daniel Cox señalaba en un artículo publicado en la revista ‘Time’ este mes pasado que una potencial ‘carta ganadora’ con los votantes más jóvenes puede ser precisamente prestar atención a sus actitudes mucho más favorables hacia el pluralismo y la diversidad (racial, sexual, religiosa…).
Pero, por supuesto, dar con la tecla más conveniente para movilizar a este grupo de votantes tan mutable en sus preferencias no resulta tarea fácil. Como ya se indicaba al principio, todavía no está claro qué efectos van a tener el atentado contra Trump y la tardía retirada de Joe Biden entre el electorado más joven. Este segundo elemento va a depender mucho de la capacidad del nuevo candidato o candidata de obtener el apoyo del aparato del partido en su conjunto -Kamala Harris parece contar con ventaja en estos momentos- y recaudar fondos a marchas forzadas. En todo caso, este grupo de votantes va a seguir siendo decisivo en el desenlace de la cita electoral del próximo otoño.
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