La simpatía que genera Kamala Harris prueba que pocos actos tienen un efecto tan potente sobre uno mismo y los demás
Artículo publicado en El Correo (01/09/2024)
Por qué una figura como Kamala Harris, a quien casi ninguno habíamos escuchado hablar aún, genera tanta simpatía? No creo que sea solo por su raza (ya ha habido un presidente afroamericano). Tampoco por ser mujer (muchas mujeres gobiernan ya en países poderosos). Creo que principalmente es por un gesto permanente en su rostro: su sonrisa.
Parece que, a muchos de nosotros, mover los doce músculos que hay que activar para sonreír nos cuesta una enormidad. Pero lo cierto es que se trata un gesto muy sencillo. Es una cuestión de voluntad. Pocos hábitos tan simples pueden tener un efecto tan potente sobre uno mismo y sobre los demás.
Sonreír genera sobre uno mismo hasta tres beneficios diferentes. El primero, el de la felicidad. Y es que al sonreír, al igual que cuando baila o hace deporte, usted genera endorfina, la llamada ‘hormona de la felicidad’. El segundo es el de la mejora de la salud mental ya que, además de endorfinas, al sonreír también liberamos serotonina, ambos analgésicos naturales. Es decir, atenuadores del dolor. Una tercera característica es que cuando sonreímos nuestro estrés disminuye ¿Por qué? Porque nuestra presión arterial baja y mejora la oxigenación de la sangre; es decir, mejora la salud cardiovascular. De ahí que no sea extraño que muchos estudios afirmen que, de media, las personas risueñas viven cuatro años y medio más que el resto. Quizás a Kamala le espere una buena vejez.
Pero la cosa no queda solo en los beneficios que le genera a uno mismo, hay mucho más. ¿Qué nos proyecta al resto la sonrisa de Kamala Harris o la de esos amigos que tanto sonríen? ¿Por qué nos gusta estar junto a ellos? Porque esas personas nos transmiten muchas cosas, y son todas buenas. Por ejemplo, cualquier persona que se dedica a la vida pública o tiene un puesto de responsabilidad sabe que sonreír es una gran herramienta de comunicación. Sonreír nos vuelve más agradables, más atractivos y accesibles. Usted será más recordado en el subconsciente de terceros si sonríe.
Además, nos gusta estar al lado de personas que sonríen porque transmiten buenas vibraciones y positivismo. Y queremos que eso se nos contagie. Hará muchos amigos si va sonriendo por la vida en lugar de llevar una cara larga y amargada. Sí, ya sé que su vida está llena de problemas. Pero le aseguro que la de los que sonríen, también. No confunda las cosas. Nadie escapa a esa realidad humana.
Sonreír no significa no tener problemas. ¿Dejó de sonreír Kamala Harris cuando su anciano jefe dijo que solo Dios le apartaría de presentarse nuevamente a las presidenciales de Estados Unidos, cortando así la carrera natural de Kamala? No, fue capaz de seguir sonriendo a pesar del jarro de agua fría que recibió. Por otro lado, quien sonríe también transmite accesibilidad, cualidad que, en personas poderosas como Kamala sin duda genera adeptos. A esto hay que sumar que quien sonríe también transmite seguridad y determinación. Cualidades esenciales en una líder.
Alguno dirá que mejor no sonreír que mostrar una sonrisa falsa. Pero, salvo que usted quiera mostrar un enfado consciente, discrepo. Sonriendo, está haciendo un favor a las personas que le rodean, a sus amigos, a su familia, a sus compañeros de trabajo. ¿Acaso no sonríe siempre cuando ve un niño/a independientemente de cómo se encuentre usted en ese momento? La sonrisa es contagiosa. Sus neuronas espejo hacen que incluso cuando a usted le sonríe un desconocido en la calle, usted le responda con otra sonrisa y además piense ‘que simpática esa persona’. Sonreír a los demás proporciona una mejora también en su entorno.
Siga leyendo el artículo, pero sonría ya, no lo deje para más tarde. Hágalo aunque no se sienta del todo alegre en este momento. Verá que empezará a sentirse un poco mejor. La vida es muy corta como para tomársela en serio. Incorpore este hábito en su rutina y mejore así su vida y la de los demás. No importa que ahora no le salga tan natural, ya irá saliendo. Y desconfíe de quien le diga que, aunque no sonríe, se siente feliz. Miente. La cara es el espejo del alma.
En Psicología se estudia cómo existe una coherencia emocional en el ser humano entre lo que dice, lo que siente y cómo actúa. El cambio en uno de esos tres ámbitos genera la transformación de los otros dos. El gran psicólogo del siglo XIX W. James, padre de lo que después se llamó la psicología positiva, lo resumía muy bien con esta frase: «El pájaro no canta porque está alegre, está alegre porque canta». La felicidad es el efecto de una serie de acciones conscientes, una de ellas es la de sonreír. Sonría, por favor, aunque no esté siendo grabado.
«El secreto, querida Alicia, es rodearte de personas que te hagan sonreír el corazón. Entonces, solo entonces, estarás en el País de las Maravillas» (Lewis Carroll).
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